Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia
Pensar que la disputa para la segunda vuelta es entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori es un error. Pensar que se trata de una disputa entre izquierda y derecha, es también una aproximación limitada a la contienda.
Basta ver dos sitios del partido Perú Libre para advertir que el líder, fundador, ideólogo y secretario general de ese partido no es el profesor Castillo, sino Vladimir Cerrón Rojas:
La foto, la imagen, la mística, el verbo, las ideas, la nostalgia no son del profesor Castillo, son las de Cerrón. Que Castillo se suba a los hombros de Nicolás Lucar en radio Exitosa, como lo hacía Hugo Blanco años atrás, para decir que él es el que gobernará y no Cerrón, es una broma más en nuestra política local que se cae a pedazos al compararla con la iconografía del partido que pretende tomar el poder. Que Castillo, aconsejado por la misma prensa que sostuvo a Vizcarra ahora nos quiera decir que no hará lo que Cerrón ha escrito es también otro embuste del que la política peruana ya está acostumbrada. Los limeños dicen “papelito manda”. Los quechuahablantes decimos “quillqan riman”: Castillo no puede borrar ante la prensa que lo apapacha lo que su mentor ya ha escrito.
Por ello, esta disputa debe ser vista en su verdadera dimensión y salvo que Castillo se aparte de Perú Libre y reniegue de sus propios dichos, la misma debe ser analizada en función del pensamiento Cerrón.
¿Cual es el pensamiento Cerrón?
El pensamiento Cerrón es el de la abolición de la propiedad privada o grupal para ser sustituida por la propiedad social. El pensamiento Cerrón es el de la “economía popular con mercados en sustitución de la economía social de mercado”. El pensamiento Cerrón es el de la nacionalización de las actividades económicas. El pensamiento Cerrón es el del control de la prensa a través de una “ley de regulación de los medios de comunicación”, entre otras perlas.
Este pensamiento va más allá de Vladimir Cerrón Rojas, el médico educado en Cuba que lidera el partido Perú Libre. Va hasta su padre. Jaime Cerrón Palomino, el docente universitario secuestrado el 8 de junio de 1990 y posteriormente asesinado. Para unos un filósofo de izquierda con alto compromiso social. Para otros un docente filo senderista asesinado por la represión para militar del Comando Rodrigo Franco y para otros, una víctima de las disputas entre Sendero y el MRTA.
No es casual que el “pensamiento del maestro Jaime Cerrón Palomino” cierre el ideario del Partido Perú Libre.
“Una legítima historia del desenvolvimiento de las ideas en el Perú no debe presentar su contenido al margen de la lucha ideológica que opera no solo en los claustros universitarios, sino también en los senos de los partidos políticos, sindicatos, municipios y organizaciones sociales diversas”
La iconografía que no podemos dejar de advertir si queremos entender esta disputa tiene dos componentes: “pensamiento” y “maestro”. Unos elementos que ya hemos visto presentes en el accionar del senderismo en los 80s con fatales consecuencias para nuestro país.
Castillo, el “maestro”, es la pieza que hace falta para enmascarar “el pensamiento” en un rostro potable, digerible, amigable, que no traduzca otras razones. Es aún más funcional si ese “pensamiento” se disimula, atempera o destiñe en segunda vuelta para engañar a muchos.
Lo cierto es que como bien dice Jaime Cerrón Palomino, no podemos estar “al margen de la lucha ideológica que opera” en esta segunda vuelta electoral como en los 80s. Solo se trata de tomar partido. O estamos del lado del pensamiento Cerrón o estamos del lado del Perú.
Yo ya escogí. Estoy del lado del Perú. Y tú, ¿qué esperas?
¿Que el cine, después de unas décadas te cuente cuáles fueron las razones por las cuales un pensamiento destruyó una Nación ante la indolencia de sus ciudadanos que votaban por cualquier cosa menos por lo que importa? Lampadia