Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Cada vez que concluye un proceso electoral en alguno de los países de nuestro hemisferio, se presenta la oportunidad de observar y analizar lo ocurrido, la manera como evolucionó la voluntad popular y, por supuesto, hay la oportunidad para que, diversos analistas políticos, puedan hacer sesudos comentarios sobre lo que ocurrió y prever las consecuencias.
Por otro lado, como independientemente de las líneas que demarcan nuestras fronteras, en el fondo somos pueblos similares, con sentimientos, aspiraciones, ilusiones y frustraciones parecidos, estas experiencias se presentan como lecciones que aprender, y nos permiten percibir los cambios de tendencia en los elementos indicados.
No hace falta retroceder tanto en la historia, para confirmar el permanente vaivén que nos ha llevado de izquierdas a derechas, a países tan cercanos como Chile y Perú. Igualmente, la forma como las corrientes de pensamiento y vientos de la historia, han conseguido que la alternancia de uno haya seguido a la del otro, aunque con algún desfase en el tiempo.
En los años recientes, los vientos provenientes del Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla, con su socialismo del siglo XXI, trajeron como consecuencia un contagio gradual y peligroso para el mundo Iberoamericano. Estos movimientos trataron de “refundar” nuestros países, empezando por el mal ejemplo de Venezuela, trasplantado a Bolivia, impactando en algún momento a Ecuador, imponiendo doctrinas y pensamientos a Brasil y Argentina, para finalmente haber forzado en Chile la instalación de una “Convención Constitucional”, que se ha tratado de replicar, sin éxito en Perú.
Como todos sabemos, en Chile, uno de los países más exitosos en la conducción de política económica para el crecimiento del país y reducción de la pobreza, miembro pleno de la OCDE y al borde de insertarse en el mundo desarrollado, hubo el estallido de protestas sociales en octubre de 2019, que reclamaban una nueva constitución, tal como reza el libreto establecido por el Foro de Sao Paulo.
En efecto, se eligió en Chile una asamblea constituida por 154 miembros, dominada por los radicales de izquierda, encargada de redactar una nueva constitución. Ese triunfo arrollador de las elecciones, ensoberbeció al grupo predominante, quienes llegaron al extremo de decir que “ellos pondrían la música” y los demás tendrían que bailar a su ritmo. Se volvieron impermeables a las opiniones de la minoría, pretendieron cambiar hasta los símbolos patrios, pretendiendo reescribir la historia a partir del pensamiento de los pueblos originarios, afectando el sentimiento de la mayoría de los chilenos. Felizmente, esa propuesta de “Nueva Constitución” debía ser consultada al pueblo chileno, quien la rechazó con gran mayoría. No obstante, y como consecuencia del rechazo, se aprobó convocar a la elección de una nueva comisión constituyente compuesta por 50 miembros, elección que esta vez ha ganado la derecha y ha dejado fuera a los radicales de izquierda.
Hay algunas lecciones que aprender del ensayo constitucionalista chileno:
- La ciudadanía, ante la buena marcha de lo económico, se había despreocupado de lo político y por eso, la izquierda ganó tan abrumadoramente la mayoría en la Convención. No olvidar la importancia de lo político.
- La arrogancia de las mayorías no es buena consejera, por eso en Chile se radicalizó la propuesta constituyente, y esto hizo reaccionar a los más despreocupados. Vencedor actúa con humildad.
- Como resultado de tamaños cambios a la Constitución, el referéndum lo rechazó. Tener siempre en cuenta el pensamiento de la oposición.
- La ciudadanía ha ido tomando consciencia del inmenso peligro de despreocuparse de la política y, por eso, ha asistido a votar para salvaguardar el futuro de su país. Nunca bajar la guardia, especialmente los jóvenes.
Es evidente que estas lecciones han calado en los sectores políticos ganadores y, consecuentemente, no dudo que actuarán con mucho tino y humildad, pero con gran firmeza, en la protección de las líneas maestras que la actual constitución les brinda, para asegurar a todos un futuro mejor y sostenible en el tiempo.
En el Perú, la izquierda, alimentada por el éxito inicial de esa facción en Chile, ha tratado por todos los medios de imponer también una Asamblea Constituyente, sin lograrlo. Debemos resaltar el buen manejo de algunos congresistas, quienes han impedido que progrese ese despropósito, pero debemos reforzar conceptos y posiciones.
Estoy seguro, que las lecciones de lo ocurrido en Chile, nos ayudarán a tomar consciencia de la importancia de interesarse y participar en la política. Que todos haremos un esfuerzo integrador, para evitar la atomización de candidaturas, y veremos de impulsar un frente único de aspiraciones republicanas, democráticas y libertarias, de cara a futuras elecciones.
En este punto, no puedo dejar de mencionar, que los “progresistas” están tratando de dibujar con su lenguaje un nuevo “mapa político”, puesto que todo lo que se encuentre a la derecha de ellos, ahora es definido como “Ultra derecha radical” (tratando de arrinconar a los demócratas, republicanos y libertarios). Mientras que, por la otra vertiente, están tratando de eliminar la descripción de Ultra izquierda radical, para ocultar la existencia de grupos terroristas y filo-terroristas de izquierda, quienes ahora hasta se dan por ofendidos.
Tal como podemos apreciar, el inexorable péndulo político de la historia hace su trabajo. Ahora nos toca a todos los peruanos que amamos a nuestra Patria, a quienes queremos verla grande, fuerte y exitosa, hacer nuestro trabajo.
Formemos equipos de trabajo, aportemos nuestros talentos, formemos gente joven y talentosa para el futuro.
Lampadia