Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
No, nadie piensa en un golpe de Estado, sino en el que están efectuando Pedro Castillo (PC) y su inefable “banda del choclito”, quienes ciertamente han tomado por asalto al Estado peruano.
Los países, al igual que las empresas, valen en función de tres elementos:
- Un buen proyecto.
- Una gerencia capaz y bien preparada.
- Un equipo honesto y verás, en quien confiar.
Seguro que alguien dirá que, ¿cómo vamos a comparar a un país con una empresa? Pues bien, se sorprenderá de lo similares que son.
Así pues, en una empresa tendremos:
- Un proyecto de largo plazo, con un plan de negocios debidamente evaluado, en el que sus accionistas están dispuestos a invertir los ahorros obtenidos como producto de haber postergado el consumo presente, con la expectativa de un retorno económico que les permita un mejor valor a futuro.
- Para la ejecución del proyecto, los accionistas buscarán a la gente más preparada y capaz de construir tal proyecto y gerenciarlo, de modo que lo construyan en el menor plazo posible, con las características técnicas que aseguren sus prestaciones y vida planeada, a un costo razonable, previamente estimado, de modo que permitan el retorno esperado.
- Obviamente, la condición sine qua non es que, tanto los accionistas como los miembros de la gerencia, sean personas honorables en quienes se pueda creer y confiar, pues eso será indispensable para que los bancos o los bonistas, estén dispuestos a otorgar crédito y la empresa pueda seguir creciendo y prosperar. Recordemos que la palabra crédito viene de creer.
Por su lado, en el Estado ocurre algo similar, pues:
- El país cuenta con ciertas potencialidades humanas y de recursos naturales, con los que sus ciudadanos (los accionistas) han desarrollado una visión de país, se han trazado objetivos básicos y las mejores estrategias para lograrlos; de modo que, con los ahorros generados por su esfuerzo y crédito captado, pueda progresar y ofrecer las mejores condiciones de vida a su población.
- Para cumplir esa tarea, la ciudadanía debe elegir a los políticos y profesionales más calificados y capaces de ejecutar los planes que conduzcan a una cada vez mejor condición de vida para sus ciudadanos, llevándolos en el menor tiempo posible a una condición de ciudadanos del primer mundo.
- Para acelerar el proceso, los países se apoyan en el sistema financiero y en los ahorros de la población mundial, a quienes debemos convencer, en base a nuestra credibilidad, de poner sus ahorros en el país. Para eso, deben tener la seguridad de que, quienes gobiernan los destinos del país, son gente honorable, apoyada por técnicos capaces de lograr los propósitos nacionales y que pagarán puntualmente las deudas que han de contraer en el devenir de su historia.
En el Perú, hace 30 años nos trazamos planes y estrategias, diseñamos una estructura del Estado y una legislación, que permitía atraer inversiones, generar oportunidades de trabajo y captar ahorros nacionales e internacionales para invertir y acelerar la prosperidad de nuestro país. Por eso se logró el tan mencionado crecimiento económico peruano, impulsado por nuestro logro de alcanzar calificación crediticia de grado de inversión, la reducción de la pobreza, condición reflejada en el índice de desarrollo humano y la reducción de la desigualdad, según el índice de Gini.
Lamentablemente, en estas últimas elecciones la población, a la que no se le ha educado en los criterios mencionados, le dio la victoria a una facción política que viene demostrando ser nada más que una gavilla de delincuentes. Me exime demostrar lo que afirmo, los prontuarios que se conocen de la gran mayoría de los más de 50 ministros que han desfilado durante estos últimos casi 8 meses, tanto como el de los funcionarios que estos han llevado a los ministerios, organismos públicos descentralizados y empresas del Estado.
Casos dignos de estudio son Petroperú y ESSALUD, dos entidades emblemáticas y que mayores recursos, fuera del presupuesto público, administran. Ya los ministerios de transportes, salud y educación, son botines asignados a grupos políticos del gobierno. Petroperú, en menos de 6 meses fue descabezado e infiltrado de gente inapropiada, capaz del delito permanente, efectuando compras indebidas. Esta gente es además tan elemental, que ha tratado de ocultar operaciones indebidas, pretendido hacer firmar acuerdos de confidencialidad indefinidos a la firma auditora, algo absolutamente impropio e imposible para quienes deben compartir a la comunidad financiera mundial, toda la información y demostrar una gestión correcta.
La repercusión fue inmediata y, ante las evidencias de la falta de honestidad de los funcionarios puestos por el gobierno, su falta de transparencia y el riesgo en la conducción de la empresa, dos clasificadoras de riesgo procedieron al downgrading de la deuda de Petroperú, perdiendo grado de inversión y con riesgo de exigencia de pago inmediato de la deuda, o bien a la exigencia de garantías del gobierno para una deuda de 4.3 mil millones de dólares, que afectaría las finanzas públicas. Ante esto, el gerente general se vio forzado a renunciar, pero “no les entra balas” y persisten en el error, reemplazándolo por el gerente de finanzas de su equipo. “Mocos por babas”.
Otro objetivo del gobierno es ESSALUD, donde se han cambiado tres presidentes impresentables y prontuariados en sólo 7 meses. Estos de inmediato removieron a la plana gerencial y en la última semana, han vuelto a solicitar a los gerentes centrales, jefes de oficina central, jefes de oficina, gerentes de redes prestacionales, gerentes y directores de redes asistenciales y directores de centros e institutos especializados, que pongan sus cargos a disposición. Aquí, la ministra de trabajo cree que tiene su “chacra propia” y quiere hacerse del botín, sin tener en cuenta que ESSALUD no es una entidad estatal, sino que pertenece a quienes lo financian, esto es, al aporte de los trabajadores y de los empleadores.
Por los destrozos que ha realizado PC en el Estado, en sólo medio año, la deuda peruana también sufrió un “downgrading” y al día siguiente 7 entidades financieras más. Si continúan las irregularidades y el deterioro, en muy corto plazo el Perú perderá el “grado de inversión”, que tanto nos costó alcanzar y con ello, la deuda será más cara y tendremos que reducir el gasto social para pagar esos mayores intereses, tal como nos ocurría antes de los 90s del siglo pasado.
Cuando alguien habla de “El golpe”, no será uno de Estado, sino el que están haciendo estos atracadores del gobierno a todos los peruanos. Lampadia