Milagros Leiva
MIENTRAS TODO SUCEDE
Para Lampadia
Iber Maraví ha jugado con la memoria de los peruanos, de los que todavía no entienden el gran daño que nos hizo Sendero Luminoso durante más de veinte años. En sus descargos ha dicho de todo para marear al pueblo, para pasar por víctima, por el hombre que no tiene sentencias y sí atestados en la Dircote (según él pueden obedecer a testimonios hechos bajo tortura). No importa que el mismo Sutep le diga mentiroso y le aclare que fue miembro fundador de Conare que es Movadef y que en origen y final es Sendero Luminoso. No importa nada, solo mentir para que algo quede y se salve de la censura. Maraví quiere permanecer como Ministro y cuenta con el apoyo del presidente Pedro Castillo.
Ha obrado bien la ex fiscal de la Nación y hoy congresista Gladys Echaiz, le ha dicho con todas sus letras que quizá no tiene sentencias porque en aquella época jueces y fiscales dejaban pasar hechos delictivos porque no querían morir. Vivían amenazados en Ayacucho. Pero de eso el profesor Maraví, el hombre que se describe como un luchador social, prefiere no hablar. Y existe algo peor: la masacre de Lucanamarca. Existe el fantasma de Maraví. ¿No entienden a qué me refiero? No se preocupen. El ministro ha sido hábil. No ha contado los detalles para no levantar indignación.
Recordemos entonces.
Todo comenzó a las ocho de la mañana. Fueron 60 miembros de Sendero Luminoso y estaban armados con hachas, machetes, cuchillos y armas de fuego. Querían vengarse e iniciaron un ataque cruel y despiadado. A lo largo de un trayecto de sangre pasaron por Yanaccollpa, Ataccara, Llacchua, Muylacruz y terminaron en Lucanamarca, un pueblo ayacuchano que jamás olvidará el 3 de abril de 1983. Yo tampoco puedo olvidarlo porque hasta ese pueblo llegué para escuchar testimonios durante las audiencias de la Comisión de la Verdad. Fue una demencial incursión, eso me dijeron los campesinos a los que pude entrevistar. Sesenta y nueve campesinos brutalmente asesinados.
Recuerdo los relatos perfectamente. Sendero se vengó de este pueblo que no se subordinó y los terroristas no tuvieron reparos en asesinar a machetazo limpio a mujeres y hombres, ancianos y también bebés. Destriparon a mujeres embarazadas sin remordimiento. Sendero quería demostrar que era un hueso duro de roer y que estaba dispuesto a todo. Abimael Guzmán reconoció que esa masacre “fue un error”, “un exceso”. Jamás pidió perdón. Cráneos partidos, cuerpos quemados con agua hervida, sesos regados. Sangre, mucha sangre. Gritos, estertores, lamentos de un pueblo que vivió en agonía la peor de las pesadillas, un pueblo que aprendió impotente el concepto de la crueldad.
El punto es uno solo: los testimonios obtenidos sindican directamente a Hildebrando Pérez Huarancca como el responsable del ataque. Los testigos entrevistados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación identifican con este nombre al líder senderista y lo describen como el hombre que ingresó llevando dos pistolas, con voz de mando. Era un profesor. Eso dijeron. Alto, flaco, mestizo. Blanquiñoso, de ojos vivos y pelo lacio, así lo describieron.
Hildebrando Pérez es el suegro de Iber Maraví.
¿Y eso qué importa? Podrán decir. Es su suegro, pero no significa nada. Se equivocan en un punto absolutamente neurálgico. El actual ministro de Trabajo que está a punto de ser censurado ha dicho que nada tiene que ver con el suegro, que no lo conoció, que desapareció de la vida de su esposa y que muerto está. ¿¿Muerto?? Maraví se ha preocupado de mencionar a Hildebrando como un terrorista cualquiera y no como el monstruo de Lucanamarca. ¿Acaso no era el momento perfecto para condenar a Sendero por esa espantosa masacre? ¿No recuerda ministro Maraví que “a los niños recién nacidos les sacaron las tripas y pisaron sus cabezas hasta que salgan sus sesos”? ¿No recuerda los testimonios? ¿Usted que ha leído la CVR por qué no cuenta los detalles y de paso los condena? No me he cansado de decirlo en mi programa y lo escribo ahora: Si el ministro sabe que Hildebrando Pérez ha muerto nos puede explicar cómo, cuándo y dónde falleció. ¡¡¡La Dircote todavía lo da por fugitivo!!! ¿Puede explicárselo a los familiares de esos 69 peruanos que merecen conocer la verdad sobre el verdugo? Cuéntenos Maraví, diga toda la verdad. ¿Qué sabe de ese terrorista? ¿Cómo murió? ¿O también debemos enterrar a Lucanamarca y hacer de cuenta que nada malo pasó solo porque a usted le da la relagada gana de ser ministro cuando sabe que con eso nos afrenta? Lampadia