Tiene el apoyo de los think tanks para eso
Jaime de Althaus
Para Lampadia
El gobierno sabe que la cuestión de confianza que plantea es improcedente, pero insiste en presentarla pese a que el presidente del Congreso le ha enviado un oficio explicando que no es atendible, porque se trata de una operación política orientada a reforzar ante la OEA el argumento de que el Congreso incuba una “nueva modalidad de golpe de Estado”, porque -afirma- ha roto el equilibrio de poderes con la ley que pretende que se derogue. En realidad, eso no es cierto, porque esa ley explicita lo obvio, pero ante el rechazo obvio y justificado del Congreso el Premier ha respondido que estamos ante una “dictadura parlamentaria”.
Todo eso es show para la OEA y quizá también para preparar el terreno para declarar la negación fáctica de la confianza.
Pues, de paso, el gobierno aprovecha así para abonar el relato de que el Parlamento solo obstruye, censura, abusa del control político, y no propone nada, porque su única obsesión es la vacancia. Lo que, por supuesto, tampoco es cierto. A este congreso se le critica más bien por dejar de censurar a ministros que clamorosamente debían ser censurados, y esto debido a la eficacia del gobierno en la “compra” y soborno de congresistas. Si hay un golpe, este ya lo dio el Ejecutivo al usar la corrupción para intervenir y controlar al Congreso.
No obstante, el sector de la población que aprueba la gestión del presidente Castillo, que incluso ha venido creciendo ligeramente en los últimos meses, se ha comprado también aquel discurso y considera que el problema es que el Congreso no lo deja gobernar, cuando es claro que la pésima gestión gubernamental no es causada por el Congreso sino por los pésimos nombramientos y continuos cambios. Y parte de la razón por la que aún existe una cuarta parte de la población que respalda a Castillo, es que, además, tampoco ve alternativa si es que Castillo es retirado. No hay futuro.
Por ello, resulta crucial que el Congreso presente al país una agenda de reformas fundamentales para transformar la política, la economía y el Estado. La población tiene que ver que hay un norte, un camino, y que hay un sector importante del Congreso que está abocado a ello. Que no es solo negación, sino también afirmación.
El Congreso ha dado algunas leyes positivas -y otras negativas-, pero tiene que abordar los problemas de fondo.
Por ejemplo, formalización (reforma de la formalidad), reforma integral de pensiones, reforma de la Salud, y aprobar un capítulo anticorrupción en la Constitución que incluya meritocracia, elevar SERVIR a nivel constitucional, análisis de impacto regulatorio de las normas, simplificación administrativa, transparencia, etc.
Entendemos que el Congreso estaría formando una mesa técnica para abordar esas reformas, con el apoyo de centros de investigación, la academia y organizaciones sociales.
En CADE David Tuesta del Consejo Privado de Competitividad ha presentado un conjunto de propuestas de reformas para recuperar el Estado y el crecimiento que han sido trabajadas por los principales think tanks del Perú. Algo que, dicho sea de paso, hay que felicitar y aplaudir, porque no estamos acostumbrados a esa clase acción colectiva sin protagonismos. Allí está la base para esa mesa técnica congresal.
En la reforma política, el Congreso tiene que terminar de conseguir los 87 votos para aprobar la bicameralidad y la reelección en todos los órdenes. Junto con eso debería aprobarse distritos electorales pequeños para elegir a diputados e incentivos para mejorar los partidos políticos, tales como centros de investigación por impuestos y elecciones internas serias de modo que los mejores ciudadanos se sientan atraídos por ingresar a los partidos.
En este asunto la Comisión de Constitución debería también conformar un grupo de trabajo en el que estén políticos y académicos para discutir a fondo temas tales como si finalmente tienen sentido o no las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) para elegir a los candidatos a la presidencia y al Congreso o cuál sería la mejor fórmula, y otras propuestas como las que está formulando la Coalición Ciudadana, por ejemplo, algunas de las cuales son interesantes y otras discutibles.
Pero se trata de crear un espacio para analizar y debatir a fondo estas y otras propuestas entre quienes tienen la experiencia (políticos) y quienes tienen la teoría y el conocimiento (politólogos y constitucionalistas), algo que nunca se ha hecho hasta ahora.
El Congreso tiene que elevarse por encima de las pequeñas pugnas del corto plazo y abordar los grandes temas. Lampadia