Jaime de Althaus
Para Lampadia
El dictamen que se ha discutido en la Comisión de Constitución para adecuar las normas a la bicameralidad, lamentablemente no ha considerado algo que era un reclamo a gritos: la división de Lima como mínimo en cuatro o cinco circunscripciones electorales, para reflejar y representar mejor realidades sociales y económicas completamente diferentes y, sobre todo, para establecer una relación más clara de representación porque si se es uno de 40 diputados que representan a 11 millones de habitantes, en realidad se termina no representando a nadie, y el lector no sabe tampoco quién es su representante.
Por eso, si, desde este punto de vista, fuéramos a un sistema ideal como, digamos, uno binominal, en el que se elige a dos representantes por distrito electoral, y Lima tuviera 40 diputados que es lo que le correspondería en proporción a su población, tendría que ser dividida en 20 distritos electorales. Eso es lo que habría que hacer. Así los electores podrían elegir mucho mejor entre una cantidad acotada de candidatos, y sabrían quién o quiénes son sus representantes y podrían comunicarse con ellos para expresarles preocupaciones o demandas. La democracia se enraizaría.
Pero, en su defecto, habría que haber dividido Lima cuando menos en 4: Lima norte, Lima este, Lima sur y Lima centro. Pero ni eso se ha aprobado. Aparentemente partidos de base regional como Alianza para el Progreso y bancadas de izquierda se habrían opuesto calculando que tendrían pocas chances en circunscripciones electorales más pequeñas en Lima.
No es posible que los cálculos electorales prevalezcan sobre la salud de la democracia y del sistema representativo. El Congreso está a tiempo de corregir esta notoria deformación de nuestro sistema electoral. Tiene que hacerlo.
El dictamen pretende corregir el efecto que mantener Lima como una sola circunscripción tendría en una menor cantidad de senadores en relación con su población, estableciendo que, a diferencia de todas las regiones que eligen un senador, Lima elige 4. Es decir, en lugar de cuatro circunscripciones eligiendo cada una un senador, Lima en su conjunto elige a 4 senadores. Pero esto no arregla el problema porque, por lo demás, esos 4 senadores son restados del distrito único nacional por medio del cual se elige al resto del Senado, lo cual no es bueno.
Como sabemos, la reforma de la bicameralidad estableció que el Senado está compuesto por un senador por región como mínimo y el resto se elige en distrito único nacional. Para hacer eso bien respetando la proporcionalidad con la población, el número básico de 60 senadores y 130 diputados podía aumentar. Ese aumento se ha dejado, sin embargo, para la elección del 2031, por temor al rechazo de la población a un incremento mayor de la cantidad de congresistas. Esperemos que esa postergación no implique una afectación del criterio de proporcionalidad con la cantidad de población.
Como ya se ha explicado varias veces, Lima y regiones como Callao, Cusco, La Libertad, Lambayeque y, en menor medida, Junín y Piura, están subrepresentadas, en favor de otras. Esto debe corregirse.
Lampadia