Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 8 de mayo de 2023
Para Lampadia
En realidad, la expresión original es: “divide y vencerás”. Y se trata de una táctica política, muy utilizada a lo largo de la historia por conquistadores y gobernantes despóticos, para dominar a poblaciones numerosas.
Julio César, el emperador romano del Siglo I AC y Napoleón Bonaparte, el emperador francés del Siglo XIX DC, fueron dos conspicuos practicantes de dicha táctica. ¡Y vaya que obtuvieron resultados! Ambos, en su momento, prácticamente lograron subyugar al mundo entero.
En nuestro país, los gobernantes corruptos también aplican la famosa táctica de “divide y vencerás”. El problema es que, como son corruptos, el “vencerás” lo han cambiado por “robarás”, para que quede como “divide y robarás”.
Efectivamente, las instituciones del Estado peruano parecieran haber sido diseñadas exprofesamente por la diosa coima. La proliferación de distritos, provincias y regiones es una prueba palmaria de ello.
Para muestra, un botón. Colombia – un país muy parecido a nosotros – tiene 1,104 distritos. Nosotros, en cambio, tenemos 1,874 distritos. Pero eso no es todo. Poblacionalmente, Colombia es mucho más grande que nosotros. Ellos tienen una población de 52 millones de habitantes. Mientras que nosotros, apenas 33 millones. O sea, en Colombia hay una autoridad distrital por cada 47 mil habitantes. Mientras que nosotros tenemos una autoridad distrital por cada 18 mil habitantes. Divide y robarás.
La regionalización de nuestro país – o, mejor dicho, la gran estafa de la regionalización del Perú – es también otra muestra palmaria del “divide y robarás”.
El gran geógrafo peruano don Javier Pulgar Vidal sentó las bases para la integración departamental del Perú. Él fue el proponente de la demarcación geográfica transversal, sobre la base de 5 regiones, todas con territorios en Costa, Sierra y Selva. Pero ojo… ¡dijo 5 regiones, no 24! Divide y robarás.
Después tenemos la proliferación de ministerios. ¿A santo de qué tenemos 19 ministerios… en vez de 8 ó10, que serían mucho más manejables?
¿Para qué tenemos un Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y un Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social? ¿Acaso no son lo mismo?
¿Para qué tenemos 4 ministerios vinculados a la producción: ¿Agricultura y Riego, Minería, Petróleo y Energía, Producción (que ve industria y pesca) y Comercio Exterior y Turismo? ¿Por qué no un solo ministerio que mate cuatro pájaros de un tiro? Divide y robarás.
Después tenemos la proliferación de Organismos Públicos Descentralizados (OPD´s).
Los más descarados son los 2 PROVIAS: PROVIAS Nacional y PROVIAS Descentralizado. Ambos, hacen lo mismo: carreteras y puentes. Ambos están adscritos al mismo ministerio: el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Precisamente, el ministerio donde estuvieron Martín Vizcarra, Juan Silva, Geiner Alvarado… y otros prontuariados más. Divide y robarás.
Por otro lado, tenemos la exagerada redundancia de instituciones funcionalmente idénticas. Por ejemplo, las numerosas instituciones que están metidas en la colada preferida de la diosa coima: las obras de infraestructura pública.
Veamos. El Programa Nacional de Inversiones en Salud (PRONIS), el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (PRONIED), la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (PROINVERSIÓN), las Direcciones Regionales y Locales de Infraestructura que son miles, más las dos PROVIAS antes mencionadas… todas hacen lo mismo: obras de infraestructura.
¿Por qué no tener una sola Autoridad Nacional Autónoma (ANA), apolítica, profesional, meritocrática, descentralizada, súper especializada en obras de infraestructura, en vez de la telaraña existente? Divide y robarás.
Ahora bien, aparte del “divide y robarás”, nuestras autoridades corruptas e inoperantes han acuñado una tercera táctica política, derivada de la anterior: “complica y robarás”. ¿Por qué no digitalizar, transparentar y simplificar radicalmente todos los procesos de compras y contrataciones del Estado? Complica y robarás. ¿Por qué no eliminar aquellos requisitos y procedimientos burocráticos ridículos e inútiles para el otorgamiento de licencias y permisos estatales? Complica y robarás. ¿Por qué no estandarizar todos – o casi todos – los bienes y servicios requeridos por el Estado, para hacerlo más eficiente, tanto en costos como en tiempos? Complica y robarás. ¿Por qué no eliminar totalmente la papelería burocrática estatal y decirles adiós a las firmas, adiós a los sellos, adiós a las colas interminables, y sobre todo, adiós a las coimas? Complica y robarás.
Y así, dividiendo al Estado en miles de instituciones redundantes e innecesarias, complicando procedimientos y trámites absurdos en desmedro de la ciudadanía, y robando y coimeando a diestra y siniestra, el país se degrada y envilece a más no poder. Cuando lo que se requiere es todo lo contrario: integrar en vez de dividir, simplificar en vez de complicar, y servir en vez de robar. Lampadia