Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Todas las izquierdas peruanas acaban de perder una nueva oportunidad de dar un paso adelante y sumarse a los ejemplos de las izquierdas modernas de Europa, y de Nueva Zelanda, un país más parecido al Perú, del que debiera ser más fácil aprovechar lecciones de desarrollo.
Efectivamente, durante el reciente proceso electoral, todas las izquierdas, sin ninguna excepción, siguieron alejándose de la economía social de mercado, a la que califican peyorativamente de neoliberalismo.
Peor aún, durante la segunda vuelta se han sumado, sin vergüenza alguna, a la propuesta política más radical jamás planteada a los ciudadanos.
Con tal de acceder a una cuota de poder, han guardado sus idearios y han suscrito los del partido Perú Libre de Castillo-Cerrón, que no son otra cosa que un conjunto de ideas para establecer el comunismo en el país, amenazando con destruir nuestras instituciones y nuestra incipiente economía de mercado, basados en sembrar el odio entre los peruanos.
Las cúpulas de todos estos partidos, son incapaces de entender que no hay un solo país en la historia de la humanidad, que haya sido exitoso con el comunismo o el socialismo decimonónico.
No pueden entender la miseria en que viven los cubanos, esclavizados por un régimen corrupto y abusivo.
No pueden entender la tragedia de los venezolanos, que ahora viven en la miseria con 96% de pobreza y 79% de pobreza extrema.
En Venezuela ya no hay clase media, solo quedan los pobres (96%) y 4% de ricos, los jerarcas del chavismo, las cúpulas militares y los narcotraficantes.
No pueden entender la tragedia de Argentina, que hasta mediados del siglo XX lucían un nivel de vida que estaba entre los mejores del mundo, para venirse cuesta abajo durante 70 años, y convertirse en un país muy pobre con el socialismo peronista.
Estas cúpulas, que con sus ideas le dan la espalda a los pobres que dicen defender, quieren destruir nuestra economía social de mercado. No pueden entender el ejemplo de Alemania, que después de la segunda guerra mundial, absolutamente destruida, adoptó la economía social de mercado, para convertirse en una de las mayores potencias globales, con una calidad de vida extraordinaria para toda su población, como explicó Luis Nunes hace pocos días en un programa televisivo.
Inclusive, con este sistema político que las izquierdas peruanas desprecian, han sido capaces de rescatar de la pobreza y del socialismo, a toda la población de la fracasada República Democrática Alemana y emparejar la calidad de vida para todos los alemanes.
Para el Perú es muy costoso no tener una izquierda moderna. La mejor manera de reorientar una economía hacia políticas sensibles y sostenibles, es con la participación y liderazgo de izquierdas inteligentes, como la del laborismo de Nueva Zelanda, que desarrolló reformas de mercado y, en pocos años, llevó a ese bello país, a ser un ejemplo de bienestar general.
Los peruanos estamos hartos de perder todas nuestras oportunidades de desarrollo por la pobreza de nuestra clase política. Nada, excepto la torpeza de nuestros políticos, justifica que no seamos un país rico. Ya es hora que optemos por un camino sostenible al desarrollo integral.
Lamentablemente, la coyuntura de las múltiples crisis que nos afectan, la sanitaria, económica, social y política, nublan nuestra razón y confunden nuestros sentimientos. Nos hacen perder la sensación de futuro y dificultan que distingamos lo bueno de lo malo.
Por ello, los que tenemos la suerte de no haber perdido nuestros empleos, tenemos la obligación de comunicarnos con los demás ciudadanos y transmitirles información, esperanza y confianza en la capacidad de los peruanos para superar cualquier crisis, sin destruir las bases de nuestro desarrollo.
Rechacemos el socialismo y luchemos por una economía social de mercado que nos de mejores oportunidades a todos los peruanos. Lampadia