Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Cuando uno busca definiciones, se encuentra con lo siguiente: “Es un término que indica el respeto y la estima que todos los seres humanos merecen y se afirma de quien posee un nivel de calidad humana irreprochable”. “Se dice de una persona que posee dignidad, cuando se valora a sí misma por encima de las necesidades del momento o por las exigencias de los demás”.
Según publicó Javier Gomá en el diario El País, “Kant distinguió entre lo que tiene precio y lo que tiene dignidad”, considerando que, las cosas tienen precio y que eso las hace intercambiables, mientras que, se da al concepto de dignidad un estatus particular y especial atribuido al ser humano.
Con estos mensajes en mente, quisiera invitarlos a repasar el comportamiento de muchos ciudadanos peruanos y de un número importante de congresistas de la República.
En primer lugar, no podemos dejar de pensar en nuestros inefables “cojudignos”, aquellos que a sabiendas que, con su voto, le estarían entregando el poder del gobierno y control del país, a un individuo sin moral ni valores, sin preparación académica ni experiencia, sin plan de gobierno ni equipo de profesionales idóneos que lo apoyen, sino rodeado de una gavilla de delincuentes acostumbrados al robo y la corrupción provinciana, votaron por este grupo. Estos, por estar distantes del control debido a las normas de regionalización, han aprendido y practicado una actividad corrupta, que le cuesta al Perú 25 mil millones de soles al año, esto es, cerca del 13% del presupuesto público o más del 3% del PBI.
No se me ocurre pensar que los “cojudignos” hayan sido comprados al cash, pero las expectativas de muchos de ellos, era continuar viviendo del presupuesto público, como lo habían hecho durante las dos últimas décadas. La modalidad es sostenerse a base de puestos públicos y consultorías con estatus especial y ese fue el precio que creyeron les pagarían, por votar por la corrupción y a favor de un, según ellos, “desconocido”. Por supuesto, dicen que “no se dieron cuenta” que esa gavilla fue capaz de armar una tremenda campaña electoral con dinero mal habido, en base a actividades delictivas. Como dijo alguien recientemente, “será un ladrón, pero es de los nuestros”.
Por su lado, en el Congreso de la República tenemos 130 representantes y tenemos ahí un panorama muy peculiar. La prensa, la población y las encuestadoras, parecieran empeñadas en presentarlos, considerarlos y calificarlos como una unidad monolítica e indivisible, sin serlo. Recordemos que llegaron nueve partidos que, obviamente constituyeron nueve bancadas y hoy, tras sólo un año de instalados, ya tenemos trece bancadas y varios congresistas ya se cambiaron varias veces de bancada.
En primera instancia, no quiero dejar pasar esta oportunidad, para resaltar que este es un regalo por fina cortesía de la izquierda. La izquierda del congreso elegida el 2016, mediante juego en pared con la izquierda encaramada en el Tribunal Constitucional, fue responsable de esta maniobra de destrucción de la democracia y “tiro de gracia” a los partidos políticos. Después de esta maniobra artera ¿hoy tienen la izquierda y los cojudignos, cara para hablar de fortalecer la democracia y criticar la inexistencia de partidos políticos? Háganme el favor.
Este congreso cuenta con un grupo de magníficos congresistas y, por supuesto, también con un número de individuos, a quienes dedico este artículo. Gente que, como decía Kant, no tiene dignidad sino precio y por eso, cambian de bancada unos o se han vendido otros al mejor postor, para sostener a esta gavilla de delincuentes en el gobierno. No tienen vergüenza ni amor al Perú y no les importa nada nuestra destrucción.
De este congreso podemos decir varias cosas positivas, como que:
- Un grupo de magníficos congresistas hizo posible la elección del Directorio del BCRP.
- Este mismo grupo renovó el Tribunal Constitucional, el mismo que ya se había excedido tres años, por obra y gracia de la izquierda.
- Este Congreso puso en su lugar y limitó las posibilidades del uso de la “cuestión de confianza”.
- A pesar de la intromisión indebida del Poder Judicial en las prerrogativas del Congreso, van avanzando con la selección del Defensor del Pueblo.
Debemos reconocer que la inexperiencia los ha llevado a no ser lo suficientemente drásticos en el control político, a no haber actuado desde el primer día para destituir a la Vicepresidente, a no censurar con la prontitud debida a ministros inaceptables, algunos que continúan como si no hubiera pasado nada. Finalmente, a no haber ido al Tribunal Constitucional, para rectificar y anular esta posibilidad de creación de más bancadas que las elegidas y cambio de bancada a voluntad.
Pero en el otro extremo, tenemos también bastantes congresistas sin dignidad, sin amor por el Perú, que han vendido su conciencia a cualquier precio, con tal de impedir la vacancia de la organización criminal que ha tomado el gobierno, pues son parte de esa organización criminal. Estos, al comienzo decían que “querían apoyar la gobernabilidad”, que no se podía vacar al presidente con tan poco tiempo de gobierno, que no había pruebas suficientes y un largo etc. Pero ahora, cuando Castillo tiene seis investigaciones fiscales, su cuñada, sobrinos y colaboradores muy directos están prófugos o con prisión preliminar o preventiva y los colaboradores eficaces los comprometen cada vez más, incluyendo a la esposa, que eventualmente podría ser detenida, ¿estos congresistas siguen pidiendo más pruebas? Mientras tanto, Castillo y sus abogados, lejos de colaborar con las investigaciones, hacen lo indecible por obstruirlas, incluso desapareciendo los videos de las cámaras de seguridad de palacio de gobierno.
La pregunta es, ¿qué más evidencias necesitan para que, siquiera por vergüenza voten por la vacancia?
Y la respuesta es: No es sólo falta de dignidad, pues con lo visto hasta ahora, podemos asegurar que, muchos son parte de la organización criminal y se están protegiendo a sí mismos. Lampadia