En Chile ha sucedido un acontecimiento dramático, con el cierre intempestivo de una planta de fabricación de containers especializados de la empresa danesa Maerks, con el anuncio del despido colectivo de toda su planta de 1,200 trabajadores.
Esto es consecuencia de un creciente enfrentamiento entre el sindicato de trabajadores y la empresa, que fue alentado por la central sindical chilena (CUT) y el Partido Comunista chileno, que formó parte de la alianza de gobierno de Michelle Bachelet.
La planta es nueva, de última tecnología, con un mercado dinámico, y desarrollada por una empresa líder a nivel global.
Los ‘reclamos’ sindicales llegaron a plantear que las remuneraciones de los trabajadores chilenos fueran las mismas que reciben los trabajadores de Maerks en Dinamarca.
Como se aprecia de las notas que presentamos líneas abajo, y del video correspondiente, los dirigentes sindicales y del partido comunista, no manifiestan ningún interés por los beneficios de los trabajadores. A ellos solo les interesa el posicionamiento político. Lampadia
La verdad sobre el cierre de MAERSK en San Antonio
Fuente: Facebook
En el año 2010 la planta que fabrica los contenedores refrigerados MAERSK en China le comunica a la casa matriz en Dinamarca que producto de la alta demanda necesitan ampliar la planta.
Lo anterior llega a oídos de la filial chilena MAERSK y aprovechan la ocasión para activar un viejo deseo de construir una fábrica de contenedores en Chile. Los chilenos se mueven rápido, presentan un plan a la casa matriz y después de 2 años de arduo y duro trabajo MAERSK aprueba una inversión de 200 millones de dólares para construir en Chile la planta más moderna de Sudamérica, ubicada en el puerto de San Antonio.
Los trabajos de construcción de la nueva mega planta comienzan el año 2013 y se termina a fines del 2014, a la inauguración vienen los príncipes de Dinamarca. Gran cobertura de medios de prensa, ministros de estado, senadores y políticos participan del coctel.
La planta fue diseñada para fabricar 15,000 contendores al año. Los primeros contenedores empiezan a ser fabricados el 2015.
En 2016 los 1,200 trabajadores de la planta, asesorados por la CUT [la central sindical chilena] y el partido comunista comienzan a movilizarse exigiendo mejoras salariales y nuevos beneficios. Argumentan que quieren similares beneficios a los de los trabajadores de MAERSK en Dinamarca. La empresa responde que solo han podido vender 1,500 contenedores en un año, la producción esta lenta, la planta recién está partiendo y no se pueden agregar más costos.
En 2017 los trabajadores se movilizan de nuevo y vuelven a exigir mejoras salariales, más beneficios como escolaridad gratis para todos los hijos, bonos de producción, etc, el petitorio tiene más de 40 exigencias, se movilizan, ahora con dirigentes de la CUT en terreno votan por la huelga y paralizan la planta por más de 30 días, cierran las calles, le queman el auto al gerente comercial, prenden neumáticos, bloquean caminos y se enfrentan con carabineros (todo esto se puede ver en varios videos de youtube, buscar HUELGA MAERSK), producto de esta huelga varios clientes chilenos cancelan pedidos y contratan contenedores refrigerados en otras empresas.
Abril de 2018: Los trabajadores comienzan movilizarse y a elaborar un nuevo pliego de peticiones.
14 de junio del 2018: El gerente general de Maersk (de origen danés) cita a todos los 1,200 trabajadores en un gimnasio de la zona, y en 5 minutos les comunica a TODOS los trabajadores que la planta se cierra HOY, que tomen todas sus cosas y no vuelvan más. Los 1,200 trabajadores se retiran de la planta y se despiden unos de otros. Dicen que el lunes van a ir a la CUT a pedir trabajo…. ¿y? A los trabajadores chilenos se les olvidó que en China no hay huelgas.
Presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio se refirió al cierre de Maersk en San Antonio
José Salgado Núñez
Fuente: soychile.cl
18 de junio, 2018
Glosado por Lampadia
Alfonso Swett calificó como una “situación dramática” el despido de los más 1,200 trabajadores de la planta y pidió “reflexionar con responsabilidad para que estas situaciones no vuelvan a pasar”.
«Yo creo que más que hacer juicios sobre una situación tan dramática o tratar de sacar ventajas de opiniones, lo que tenemos que hacer es reflexionar con responsabilidad para que estas situaciones no nos vuelvan a pasar», señaló al medio.
Sobre lo expresado por la fábrica respecto a los motivos del cierre, Swett expuso que «una empresa cuando cierra es porque ya no tiene sentido (seguir el negocio), lo que más llama la atención es que había una buena razón de negocio detrás».
La razón de negocio era muy potente». Sin embargo, puntualizó creer que «la decisión de la compañía de instalarse en Chile era la correcta» y que «sigue igual de vigente», pero que «lo que tenemos que preguntarnos es por qué, como país, nos pasó una situación tan dramática como la que están viviendo 1,209 familias».
Fábrica de contenedores que cerró Maersk elevó en 160% su producción en dos años
Emol.com
21 de junio, 2018
En su Reporte de Sostenibilidad, el conglomerado naviero también comenta que se redujeron los accidentes en 75% desde 2015.
Cuando la semana pasada Maersk Container Industry (MCI) anunció el cierre de su fábrica de contenedores refrigerados en San Antonio, V Región, explicó que esto obedecía a la sobreoferta de estos containers en el mundo y la dificultad para importar las materias primas para confeccionarlos.
Maersk cierra planta en San Antonio y despide a 1,209 trabajadores. En paralelo surgieron versiones que atribuyeron el cese de la planta -y el despido de sus 1,209 empleados- a las repercusiones de una huelga legal de tres semanas que protagonizaron los trabajadores en octubre de 2017.
También a leyes laborales inadecuadas, escasez de incentivos a las inversiones industriales y a la falta de personal técnico preparado y productivo.
El Reporte de Sostenibilidad 2017 del conglomerado naviero comenta (en idioma inglés) que «en la fábrica de Maersk Container Industry en Chile, los altos niveles de incidentes de seguridad de 2015 se han reducido en un 75% durante dos años. En el mismo período, el volumen de producción y la velocidad de la línea han aumentado 160%. El colaborador clave ha sido la introducción de reuniones de seguridad diarias en todos los equipos en la fábrica, donde las lecciones aprendidas de los incidentes recientes se comparten para que todos puedan comprender e identificar el riesgo».
Lampadia