Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 1 de julio de 2022
Para Lampadia
Muchos peruanos corruptos tienen títulos universitarios truchos… A NOMBRE DE LA NACIÓN. Así, en mayúsculas. El Presidente Castillo es uno de ellos. Su esposa – la Primera Dama de la Nación – también. Lo lamento por ella, pero es verdad. Incluso, connotados juristas – como la ex Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos – también tienen títulos académicos truchos. ¿Cuántos más habrá? ¡Sólo Dios sabe!
En nuestro país, hay varias maneras de titularse truchamente… A NOMBRE DE LA NACIÓN. Una de ellas – la más descarada – es Azángaro. Mejor dicho, recurriendo al Jirón Azángaro en el Centro de Lima, donde opera un emporio de falsificadores de títulos universitarios… A NOMBRE DE LA NACIÓN.
Efectivamente – en Jirón Azángaro – soles más soles menos, se pueden obtener títulos académicos de cualquier profesión y de cualquier universidad, con firma del rector correspondiente… idéntica a la original. Incluso, se pueden obtener títulos de universidades del extranjero, para lo cual el falsificador requiere solamente del texto en idioma extranjero que prefiera el cliente corrupto. ¡Descaro total!
El problema es que, a vista y paciencia de nuestras autoridades municipales, policiales, ministeriales y judiciales, la vida transcurre como si nada en Jirón Azángaro. Y los títulos truchos A NOMBRE DE LA NACIÓN se otorgan a diestra y siniestra. Repito – en Azángaro – la corrupción A NOMBRE DE LA NACIÓN está vivita y coleando.
Después están los títulos truchos A NOMBRE DE LA NACIÓN, otorgados por universidades truchas, sobre la base de tesis – también – truchas. Léase, el caso del Magister en Educación José Pedro Castillo Terrones, y su señora esposa. Léase también, el caso del Ingeniero, Magister y Doctor en Educación César Acuña Peralta, y muchos corruptos más. El problema – aparte de los titulados truchos A NOMBRE DE LA NACIÓN – es que las universidades en cuestión también tienen vela en este entierro.
En el 2018 escribí – aquí en Lampadia – un artículo titulado: Las “Almas Mater” de la corrupción en el Estado Peruano, el cual trataba de lo mismo… de las universidades truchas. En ese contexto, me referí a la Vallejo de César Acuña Peralta, a la Alas Peruanas de Joaquín Ramírez, a la San Juan Bautista de José Luis Elías Ávalos, a la Garcilaso de la Vega de Luis Cervantes Liñán, y a la Telesup de Pepe Luna Gálvez. Como se ve, todas universidades vinculadas a cuestionados políticos en actividad.
Incluso, mencioné a la Escuela de Altos Estudios Jurídicos, donde se formaban a los futuros jueces y fiscales del país. ¿Quién la fundó? Nada menos que Guido Águila… aquel nefasto ex miembro del Consejo Nacional de la Magistratura, embarrado hasta la médula en el vergonzoso caso de los Cuellos Blancos del Puerto. ¡Qué más quieren que les diga!
Pues bien, en aquel entonces – por escribir el artículo antes mencionado – fui querellado por Elías Ávalos. En ese sentido, seguramente seré nuevamente querellado por el hoy congresista de Podemos… un partido – dicho sea de paso – nada santo en materia de integridad política. Pero ni modo; cada vez me convenzo más de que estoy en lo cierto, y que dichas universidades – y otras más – están metidas hasta el cogote, en la telaraña de la corrupción en el Estado peruano.
Ojo. En el caso específico de la Universidad San Juan Bautista, hace poco se dio a conocer públicamente, que en la última década ¡el 62 % de los egresados de la facultad de medicina humana de dicha universidad, desaprobaron el Examen Nacional de Medicina (ENAM)! ¿Cómo llamar a semejante fracaso académico? Pues yo propongo: Corrupción A NOMBRE DE LA NACIÓN.
Ahora bien ¿qué se podría hipotetizar de lo dicho hasta ahora? Pues que “la corrupción política está infiltrada – y de mala manera – tanto en el Estado, como en algunas universidades de nuestro país.” ¿O no? ¿Acaso los políticos antes mencionados – amos y señores de sus respectivas universidades y / o sus correligionarios – no están metidos en las comisiones congresales de educación, de economía, y otras, donde claramente tienen conflictos de intereses?
¿Cuántas autoridades: jueces, fiscales, congresistas, alcaldes, gobernadores, ministros – y hasta presidentes – habrá que son egresados truchos de dichas universidades; y / o que enseñan o trabajan en ellas? ¿No será por eso que los políticos dueños de esas universidades truchas, se juran intocables?
¿Acaso no es corrupción – pura y dura – otorgar títulos profesionales A NOMBRE DE LA NACIÓN, a estudiantes de medicina que no saben de medicina? Lo lamento por los jóvenes que desaprobaron el ENAM. Pero – no veo otra manera de decírselos – han sido estafados por sus respectivas universidades. El hecho concreto es que muchos jóvenes egresados de dichas universidades no están capacitados para ejercer sus profesiones: médicos, ingenieros, abogados, maestros, administradores, economistas, etc.
Sin embargo – ¡oh sorpresa! – el Estado es el único lugar donde dichos títulos valen tanto como si fueran de la UNI, San Marcos, la Católica, Pacífico, o tantas otras buenas universidades que hay por todo el país. ¡Ya pues… dejémonos de pelotudeces democráticas! (Gracias Congresista Bermejo).
Cortemos por lo sano. Que los títulos de La Vallejo sean A NOMBRE DE CÉSAR ACUÑA PERALTA. Que los títulos de la San Juan Bautista sean A NOMBRE DE JOSE LUIS ELÍAS ÁVALOS. Y así con todas las demás universidades truchas. Esa es mi propuesta.
Eliminemos los títulos que consagran la corrupción A NOMBRE DE LA NACIÓN. El Perú no merece tanto desprecio. Lampadia