CARLOS MILLA VIDAL
Desde Cusco
29 de agosto del 2021
Para Lampadia
Esta semana, nuestro país ha dado un paso muy complicado que ha puesto en cuestión todo el sistema democrático, y amenaza en llevarnos a un totalitarismo anunciado. Una mayoría de parlamentarios, incluidas dos bancadas “democráticas”, ha optado por respaldar al gabinete Bellido en una clara muestra de que el miedo a perder los privilegios y las curules va por encima de los “principios” democráticos, y la responsabilidad de la representación que ostentan.
CONFIANZA
La confianza es un sentimiento. Es una parte central del “software social”. Significa fundamentalmente que “creemos en la palabra del otro”, y esperamos conductas previsibles.
Una sociedad que expresa confianza nos da el ambiente necesario para una sana convivencia.
Otorgar la confianza tiene un significado muy importante. Si yo doy mi confianza es que creo que el interlocutor cumplirá con su palabra. Esto vale, para todo en la vida, para honrar una deuda, para la vida cotidiana, para el amor.
La confianza es un acto moral.
Los usos y costumbres de nuestra democracia exigen que las instituciones más importantes que constituyen la base del equilibrio de poderes (Ejecutivo y Legislativo), pasen por un “ritual” de otorgamiento de confianza.
El Ejecutivo, a través del presidente del consejo de ministros, debe comparecer ante el congreso a decir lo que va a hacer, a presentar sus lineamientos de política de gobierno, a presentar un plan de acción en los diversos sectores. A establecer sus prioridades para los próximos meses, (las prioridades en este caso, deben estar alineadas con las URGENCIAS NACIONALES. Estas las conocemos de sobra: Salud y Economía). El ejecutivo debe mostrar la idoneidad del equipo de ministros que lo acompañan.
El Legislativo por su lado, debe preguntar, debe analizar, debe dialogar, y finalmente decidir por votación, y dar un resultado.
“Te creemos”, y confiamos que gobernarás para el bien del país”, debería ser el mensaje de un “otorgamiento de confianza”.
La presentación de Bellido:
Mi paisano, ha seguido a todas luces un cuidadoso guion. Su propósito no ha sido dar un mensaje de compromiso con el bien mayor, ni el bien del país… Ha tenido un propósito: Provocar, no entrar en materia, no presentar un plan de gobierno. Hablar de generalidades.
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Chacchar su Coca (que sabemos ya no es su costumbre cotidiana sólo trataba de provocar al congreso, y lanzar un mensaje a los Cocaleros del Vraem (¡No los tocaremos¡). Ya lo hizo Evo Morales en las Naciones Unidas, y multiplicó él área dedicada a la “Coca cultural” en el Chapare y las yungas bolivianas.
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Hablar en quechua unas breves palabras (Ignorando las decenas de lenguas aborígenes que deberían sentirse “excluidas”), provocó a la presidenta del Congreso que mostró muy poca intuición política… Le regaló un triunfo ante “la calle”.
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Reforzó la narrativa de enfrentamiento con “las mayorías excluidas”, y no perdió la oportunidad en polarizar: Ricos contra pobres, blancos contra indios, La “sierra excluida” contra la capital, y la aludió a Paco Yunque, sabiendo que el Perú de hoy no es el Perú de Vallejo.
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Solo el congresista Chiabra, le pidió un plan de gobierno y metas claramente medibles para poder dar seguimiento. Bellido lo ignoró…Es decir… salió ganando.
Nos preguntamos… ¿Habrá un plan de gobierno? ¿Tendrán la voluntad de hacer gestión? ¿O están cumpliendo rigurosamente un plan para seguir desmantelando la institucionalidad en todos los ministerios? Y de esta manera facilitar la dictadura. ¿Reconocer al sindicato de maestros, opositor al SUTE, tiene como propósito contar con la base social para la futura constituyente?, ¿Trasladar a Montesinos es el paso previo para liberar a Abimael? Remoción de mandos militares y policiales.
Semanas antes (y no fue casualidad) el vocero oficioso, pero más genuino del partido del lápiz, el congresista Bermejo amenazó con usar sus dos “balas de plata” para cerrar el Congreso. Para esto, usaría la puerta que les había dejado abierta el “lagarto”, con la celebrada y controvertida clausura del congreso anterior, y su ya famosa “negatoria de confianza fáctica”.
Estamos ante la presentación más inconsistente y pobre, con el peor y menos idóneo gabinete, donde, desde el premier está cuestionado y varios otros ministros, acusados de delitos, incluido el terrorismo. Sin embargo, se retiran triunfadores con una “confianza” que huele a componenda.
¿Principios?, ¿Cálculo político?, o intereses personales:
Difícil saber cuáles han sido los móviles, de cada uno de los congresistas. Pero una verdad salta a la vista: Inexperiencia en las artes congresales, falta de operadores políticos, y una inexplicable e irresponsable falta de capacidad de concertación. Un congreso que mayoritariamente es oposición terminó “Dando la confianza” bajo un pretexto: “Gobernabilidad”.
Hubo falta de liderazgo, e incapacidad de pensar en “el bien mayor”, la dispersión de bancadas sólo ayudó al desastre.
La democracia del Perú está bajo amenaza, y el único espacio donde de acuerdo con la ley y la Constitución debemos actuar es el Congreso.
Este congreso no estuvo a la altura moral de sus responsabilidades.
¿Estamos a tiempo?
Señores Congresistas… Los invito a ver a la “verdadera” presentación del Premier.
¿Podrán ser ustedes capaces de coordinar?, de juntarse no por intereses sino por principios?
Hay un país que espera mucho de ustedes. Lampadia