Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
Cuando la verdad se subordina a lucha de clases, como lo hacía Lenin, la realidad no importa. Lo que importan son las victorias políticas. Esa ha sido la lógica del conflicto y lo que es peor, la lógica de la solución política en el Cusco.
Para los que azuzaron y ejecutaron el conflicto, no importaba que Machupicchu sea un destino dañado y que la violencia y el caos lo están matando. Lo que importaba era mantener el control de los boletos clonados que se vendían por lo bajo, conseguir un puesto en los frentes de defensa o un espacio en las candidaturas políticas regionales.
Para los que auspiciaron la protesta, desde sus posiciones políticas o mediáticas nacionales, tampoco importó que las protestas generan despidos, quiebras y pérdidas, importaba el rédito político de una falsa “lucha contra una privatización” que nunca existió. La verdad no importaba, sólo la lucha de clases y el poder.
Lo grave es que para los que resolvieron el conflicto, ministros, gobernador, alcaldes y burócratas, tampoco importó la realidad, sino la necesidad de acabar el conflicto, aun a costa de seguir matando el destino.
La realidad, esa que no se quiere ver en este conflicto, muestra que Machupicchu viene cayendo sostenidamente en su cantidad y calidad de visitantes y en el grado de satisfacción del visitante. Dicho de otro modo. Desde 2019 a la fecha tenemos menos visitantes, más de ellos son de bajo presupuesto y los que vienen se van insatisfechos por una experiencia cada vez peor.
Para revertir esta situación había por lo menos 3 cosas que no se debían hacer:
1.- Mantener el manejo de los ingresos en manos del Estado. Mucho menos pasarlo a un gobierno regional incapaz, con tres presidentes regionales procesados por corrupción y que ha dilapidado 20 años de canon de Camisea sin haber podido construir un hospital en la ciudad, ni terminar la vía expresa. Había que poner la gestión de los accesos de Machupicchu en manos privadas, confiables y profesionales, sean estas peruanas o extranjeras. Mantenerlas en manos del estado era más de lo mismo.
2.- Ceder al cuoteo mercantilista de pobladores, políticos, pseudo empresarios y azuzadores, parcelando los accesos para unos y abriendo el camino para que otros pidan lo mismo. A las 1,000 entradas que se venden en Machupicchu, seguirán las que Urubamba, Ollantaytambo o Chinchero pidan que se vendan en su plaza (ya saben cómo lograrlo) para que los visitantes coman, gasten y duerman en estos pueblos. Esta no es una solución al problema de Machupicchu señor ministro de Comercio Exterior. Esta sólo es una forma de salir del paso o cuidar el puesto.
3.- Destruir la estrategia de ampliar el Parque de Machupicchu, sus ingresos, sus espacios y la posibilidad de un incremento razonable de su aforo mediante la creación de un Centro de Interpretación en la periferia del Santuario. Trasladar el Centro de Interpretación (o tal vez Centro de Visitantes o mini Mall) a la puerta de acceso a Machupicchu, para causarle supuesto daño a Porky, quitar la competencia en el segmento 5 estrellas y contentar a vendedores artesanales, es exactamente lo contrario a lo que se debe hacer. La idea de tener un Centro de Interpretación en la Estación de Puente Ruinas era parte de una estrategia destinada a conceptualizar la visita y una forma de ampliar sostenida y racionalmente el aforo a Machupicchu para beneficio de todo el país y no de un grupo de pobladores. Era parte de una nueva visión que hubiera permitido reinventar el destino y hacerlo crecer. Desarmarla, con la firma de la misma ministra de Cultura es una claudicación.
Todas estas cosas se han hecho para levantar el bloqueo en Machupicchu, amén de repartir promesas de obras y recursos para alcaldes y burócratas.
Lo ocurrido la noche del 30 de enero con la mal llamada Declaración de Machupicchu, no es la solución al problema de Machupicchu.
Es solamente un reacomodo entre castas. Las castas locales les han impuesto a las castas nacionales sus intereses y han conseguido mantener el statu quo, con otro nombre.
La casta nacional, como precio por la claudicación, ha pedido su parte en el boletaje y ha conseguido que algunas de las transferencias y ofertas se coloquen en futuro imperfecto, para que nunca se hagan. Los intereses mercantilistas paralelos se han colado en medio de todo esto y han conseguido sus victorias menores.
Mientras todo esto sucede y algunos aplauden, ………….
¡Ay! Machupicchu, siguió muriendo[1].
[1] La muerte de Machupicchu. Lampadia 06 de enero de 2023.