Eduardo Ponce Vivanco
Ex Vicecanciller de la República
Para Lampadia
Nuestros vecinos ecuatorianos han escogido bien a su próximo presidente y han acertado también en descartar a su competidora, la candidata del execrable Rafael Correa (condenado por cohecho y refugiado en Bélgica), pues la elección de Luisa Gonzales habría significado el retorno del corrupto y dictatorial correísmo que gobernó al Ecuador durante una década (2007-2017) y secundó a Hugo Chávez en el liderazgo del Socialismo del Siglo XXI, en su época de mayor auge.
Formado en la destacada escuela gerencial del instituto norteamericano Kellogg, Noboa es un empresario. A sus de 35 años, tiene una personalidad sencilla, madura, directa, con ideas claras.
Parece comprender cabalmente el momento dramático en el que asumirá las riendas del caballo desbocado y peligroso en que se ha convertido el Ecuador, atacado por el narcotráfico organizado.
Es hijo de Álvaro Noboa, el magnate bananero y seis veces candidato presidencial, que solo logró sembrar la semilla de su inmenso capital y sus ideas en numerosos emprendimientos empresariales, sin concretar su porfiada ambición política.
Es particularmente significativa la selección de Verónica Abad para que acompañe a Noboa en la Vicepresidencia. Es una talentosa cuencana de sólida formación profesional que cumplirá un rol importante y dinámico al lado del primer mandatario.
Con dos años menos que el socialista chileno Gabriel Boric, ambos serán los mandatarios más jóvenes de América Latina. Si bien de tendencias contrapuestas, los dos son mesurados y tienen la valentía de gobernar sus países en momentos difíciles.
Chile está saliendo de un turbulento período de confusión y decrecimiento; mientras los choques entre el Ejecutivo y el Congreso ecuatorianos llevaron al presidente Lasso a recurrir a la Muerte Cruzada, un mecanismo dramático que su Constitución prevé para imponer un paréntesis en el que “todos se vayan”, a fin de precipitar nuevas elecciones para renovar el Ejecutivo y el Congreso, y promover una nueva situación política que permita mejorar el gobierno del país.
Por otro lado, el frente atlántico de Sudamérica está a la espera de los comicios argentinos y un eventual triunfo de Javier Milei, cuyas propuestas y su desmesurada forma de exponerlas repercutirían fuertemente en Brasil y el Mercosur, además de fracturar tempranamente la relación con el veterano Lula, a causa de algunas declaraciones innecesarias del alborotado candidato libertario o “anarcocapitalista”, como le gusta definirse.
Contrastando con este panorama complicado, el frente del Pacífico Sur del subcontinente parece más manejable.
Ello permitiría trabajar ideas interesantes si se pone la mirada en lo que conocemos como Asia – Pacífico. Su principal foro es la APEC, cuya próxima cumbre será en el Cuzco, con la presidencia de la señora Boluarte y la organización de la Cancillería de Torre Tagle (responsable de la inclusión del Perú, bajo la eficiente batuta del entonces viceministro de RREE, el embajador Jorge Valdez Carrillo).
Sería una oportunidad extraordinaria para que nuestro gobierno patrocine la inclusión del Ecuador, cuya presencia geográfica en el Pacífico se proyecta notablemente desde las Islas Galápagos hacia el norte.
La concreción de esta idea no solo sería un oportuno gesto de fraternidad hacia Daniel Noboa, sino que ampliaría significativamente la presencia geográfica de los países del Pacífico Sur y su proyección hacia el Asia-Pacífico. Lampadia