Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Pocas veces he visto un análisis tan claro y completo, como el que ha hecho Natale Amprimo en su artículo “Más espantoso de lo que parecía”, publicado en el diario El Comercio el 20 de marzo.
En ese artículo nos hace ver lo desastroso del texto aprobado. De la misma forma, la sarta de incongruencias y trampas sembradas en esa ley, así como los graves errores y omisiones que ahí se plasman y, todo, por el prurito de generar más vacantes al Congreso, ampliando así los espacios que estos desean ocupar a futuro.
Dentro de las graves faltas legislativas, resalta la duplicidad de un artículo que, a la mala y, de cualquier manera, rectificaron para ser enviado a la presidencia de la república para su promulgación, sin seguir los procedimientos adecuados para estos casos, especialmente al tratarse de una modificación constitucional.
Nos hace ver que se ha omitido el procedimiento para la aprobación de la ley anual de presupuesto, procedimiento que estaba bien pensado y diseñado en la Constitución de 1979, incluyendo una clara descripción del proceso de votación y cómputo de votos, para su debida aprobación. En el artículo, el autor nos invita a hacer un ejercicio de imaginación respecto al zafarrancho que se armará, luego que un tema coordinado entre el Ejecutivo y los diputados, sea modificado por el senado, haciendo estos últimos sus propias coordinaciones con el Ejecutivo y al margen de los diputados.
Otro problema no resuelto, hace notar, es el referido al número de gabinetes ministeriales censurados, sin haber tomado esta oportunidad para rectificar el “embudo” creado en la constitución de 1993, que deseaba tener al Congreso sometido a presión, bajo la amenaza del cierre del mismo, con gran facilidad.
Lo más interesante, es que reconoce que hay la convicción mayoritaria de que debemos volver a la bicameralidad.
En este punto debo resaltar, que la brillantez del análisis y sus conclusiones parciales, no se condicen con la conclusión final del tema de fondo.
Estimado lector, ¿no le parece que, si nuestro congreso fuera bicameral, constituido por gente educada, pensante y con experiencia, además de elegida por distrito nacional único, todos los errores garrafales resaltados se hubieran evitado?
Esta es precisamente la razón por la que debemos tener dos cámaras. Pero insisto, con un Senado con gente idónea, demostradamente honesta, calificada y con experiencia. No cualquier improvisado financiado por delincuentes de todo tipo, incluidos promotores de colegios y universidades, cuyos fines no son la excelencia académica, sino el lucro y llegar a capturar, a como dé lugar, una cuota de poder.
Creo pues, que a partir de los extraordinarios aportes del Dr. Amprimo, debemos convocar a abogados constitucionalistas de peso, no a los “opinólogos” (ya harto conocidos, que se alquilan para defender cualquier cosa) y hacer una buena propuesta de modificación constitucional, que incluya la bicameralidad, eliminando todos los vicios y errores que se han permitido, por incapacidad o interés de algunos congresistas. L. Q. Q. D.
Lampadia