Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
En algún artículo pasado mencioné que un amigo siempre repite, no perdamos las esperanzas que, en el Perú, el siguiente gobierno, presidente o ministro, siempre puede ser peor. Ya a estas alturas, estoy convencido que tiene toda la razón.
Nunca habíamos tenido un presidente sin ninguna capacidad para gobernar, tan poco preparado académicamente, a pesar de hacerse llamar maestro o amauta y tan inútil para hacer algo bueno.
En sólo un año, ya acumuló 6 investigaciones fiscales, en las que aparece como cabecilla de una organización criminal, con su esposa, cuñada/hija, sobrinos, colaboradores directos y de confianza, acusados y prófugos de la justicia.
Ya son 68 ministros nombrados en ese lapso y con una mecánica establecida de rotación de gente en los cargos, no solo ministeriales, sino de viceministros, directores generales, directores, secretarios generales y asesores de confianza, con una permanencia que no excede el mes y medio en promedio, como mecanismo para desaparecer la huella de los delitos cometidos o propiciados por unos y ejecutados por los siguientes.
En estas circunstancias, el grupo de oposición democrática, que con dificultad había constituido una mesa directiva, comete una torpeza increíble, digna de aprendices, y pone en riesgo el equilibrio de fuerzas entre el ejecutivo y el congreso, sin ninguna visión estratégica. ¿Cómo es posible que esto haya ocurrido?
Todos tenemos claro que César Acuña, es un individuo que se conduce sin ningún escrúpulo, no sigue principios éticos y por el dinero acumulado, cree que puede mangonear lo que se le antoja y en cualquier momento. Ciertamente, por antipático que parezca, el problema no es de él, sino de aquellos que lo rodean y sienten que le deben todo, al punto de no atreverse siquiera a tomar distancia y hacer respetar la investidura que alcanzaron.
La señora Camones debió pedir licencia de su partido el día que la eligieron para presidir el Congreso, y en esas condiciones, no exponerse a los modos que Acuña tiene para con sus colaboradores/servidores. Ella debió conducirse como presidente del Congreso y no estar expuesta a pedidos y coordinaciones internas de APP, debió ser consciente que su autoridad, que significa representar a los congresistas de todas las bancadas, no podía ser mellada y que nadie pudiera pretender utilizarla de manera indebida en beneficio propio.
Cuando uno escucha los audios, puede apreciar, sin sorpresas, lo que Acuña es capaz de atreverse a plantear. Pero dicho esto, la señora Camones no dice nada, no acepta la propuesta y más bien, indica que eso debe seguir su procedimiento en comisiones, dando a entender que lo propuesto no camina, aunque sin afirmarlo taxativamente.
Por otro lado, desde el lado del Ejecutivo, quienes están al acecho de cualquier elemento que pueda “tapar” la inmensidad de los descarados casos de corrupción que llevan a cuestas, levantó la información periodísticamente y coordinó con Bermejo para que éste presente la moción de censura contra la presidente del Congreso.
Nunca en mi vida había visto, que una moción de censura a un presidente del Congreso, fuera presentada, admitida y tramitada en tan corto tiempo. Es más, que la oposición que conforma la mesa directiva, se haya unido a la propuesta y que, antes de darle trámite, no se hayan efectuado coordinaciones previas entre las bancadas afines. Tal como gustan decir, la hermenéutica parlamentaria contempla que se requieran ciertos tiempos y procedimientos antes de admitir la moción y ponerla en agenda. ¿Han revisado casos del pasado? Tampoco se le ocurriría a nadie que, en democracia, se proceda a votar una censura sin haber tenido lugar a la defensa y sin presentar al pleno los descargos correspondientes. ¡Todo mal!
Pero lo que más preocupa, es la miopía de los “estrategas”. Es inadmisible que los congresistas de esta oposición democrática, no hayan contemplado que no había ningún tráfico de influencias, ni admisión alguna de realizar el favor planteado por Acuña. Tampoco contemplaron que la votación se ganaría sólo con la mayoría de los presentes en el hemiciclo y no 66 votos, que es la mayoría de votos del Congreso, ya que eso tampoco está escrito en ninguna parte. Resulta pues que, es más fácil censurar al presidente del Congreso, que a un ministro.
No tengo intención de hacer una defensa de Lady Camones, pero sí quiero hacer notar, que tanto ella, como los congresistas de la oposición, actuaron como novicios y tontos útiles y votaron peor. Entiendo y defiendo el concepto de que, en el Congreso y en política, los manejos deben ser acrisolados, pero ceder a mi Reina sabiendo que dejo al descubierto al “Rey” y listo para perder la partida ante un contrincante que quiere un control total de los distintos poderes y que, por si fuera poco, está dispuesto a no seguir las reglas con tal de lograr sus propósitos, no es razonable.
¿Han consultado los bisoños congresistas, sobre estos procedimientos y procesos con el Oficial Mayor? ¿Se han hecho asesorar por políticos con experiencia? Estoy seguro que cualquier asesor o coordinador parlamentario, les hubiera dado algunos buenos consejos. Y, de paso, recomiendo que consulten y se asesoren.
La pregunta de ahora es ¿Cómo van a recomponer la unidad de la oposición, después de haber roto ese frente de oposición con sus votos?
Tenemos poco tiempo para llegar a acuerdos, por lo que, lo más recomendable es aligerar los egos, pensar en el interés superior y dejar de actuar de la forma tan absurda como la observada desde su primer día en el Congreso, hasta la fecha. ¡Unidad en las líneas principales y evitar el autogol! Lampadia