Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
El martes 29 de marzo de 2022, hemos visto una lección del pueblo peruano a todas sus autoridades. El Perú entero ha vibrado, tanto en el estadio Nacional, como “prendidos” de sus televisores o escuchando la radio, pero: cholos, negros, blancos, chinos y todas las ricas mezclas y matices peruanos, unidos como un puño y como un solo corazón.
Hemos vibrado por el logro de un objetivo común, dando todo lo mejor de nuestra parte, unos jugando y otros apoyando con su aliento, como hinchas de la selección peruana, pero todos mentalizados en el éxito de nuestro país.
Por supuesto que después de alzarnos con la victoria, todas las sangres lloraron y cantaron en comunión de espíritu y alegría nuestro “Contigo Perú”.
Una maravilla ver que nadie se movía de sus tribunas en el estadio, cantando y agradeciendo a sus muchachos. Todos apiñados y abrazados, esperando el acercamiento de los triunfadores, quienes compartieron su triunfo, mientras recibían el homenaje de su público. Entre los asistentes, reportaban indistintamente que habían venido para ver el partido, unos de Casma, otros de Chiclayo, Sicuani, Bagua, Cajamarca, Puno, Apurímac, Cusco, mientras los de Lima, llegaban de San Juan de Lurigancho, Puente Piedra, Miraflores, Villa El Salvador y San Isidro entre otros, pero todos hermanados y vibrando por este anhelado triunfo.
Más lindo aún, fue ver la celebración con caravanas a lo largo y ancho del territorio nacional. Las caravanas de motos y cuanta movilidad había disponible para transportar a la muchedumbre entusiasta y feliz en la ciudad de Iquitos, lo mismo pasó en Jauja, Trujillo, Arequipa y Juliaca, entre otros, todos cantando a todo pulmón “Cómo no te voy a querer”.
Si pues, cuando Gareca fue contratado para dirigir a la selección peruana, encontró un equipo mediocre, en medio de una crisis de dirigentes, incluso demandados judicialmente y sin valores, jugadores apocados, sin ánimos ni espíritu competitivo y tampoco cohesionado. Algunos le hicieron ver que estaba cometiendo un error y que “no encontraría nada más que problemas por enfrentar y resolver”.
Lo grande de Gareca, fue comprender, asumir y compartir, que en todas partes hay problemas y que él y su equipo estaban para resolverlos. Con gran humildad y silenciosamente, convocó a sus colaboradores, entre los que se cuenta a los “históricos” Oblitas y Soriano, a quienes pedía sugerencias. Dio reconocimiento a su predecesor, Markarián y reconoció que este era el desafío más importante de su vida, con el que se comprometió poniéndole alma, vida y corazón.
Ha desarrollado un estilo de liderazgo muy especial, ha convocado a los mejores a su alcance, ha creado mística y espíritu de unidad, manejando internamente importantes normas de disciplina. De los 11 que jugaron este martes, 10 están dando lo mejor de sí en equipos de talla internacional y uno en un equipo local, lo que significa que están mentalizados en los criterios de competitividad, que son grandes y que han demostrado en distintas partes del mundo, que son y se sienten brillantes, que se exigen al máximo y festejan con gran humildad sus triunfos, sacando lecciones de sus derrotas.
No hay pues para ellos ningún imposible en la cancha y saben que el resultado de un partido o de la clasificación al mundial, se debe exclusivamente a ellos y a su trabajo, esfuerzo y dedicación. Eso es lo lindo de nuestra selección, en ella tenemos una clara muestra de nuestra población peruana y nadie se victimiza, ni trata de esconderse bajo las faldas de su origen más o menos humilde o étnico y todos están unidos y fuertes como un puño.
Aprenda pues Castillo y déjese de sembrar odios y divisiones allí donde no las hay, deje de victimizarse y adquiera algo de hombría de bien y dignidad, aprenda de los muchachos de nuestra selección y de la hinchada peruana, que han encontrado en Gareca un líder que los guía, les crea ilusión, les hace ver un futuro mejor y los mueve a trabajar muy duro, para así lograr el éxito.
Sólo recuperaremos nuestro querido Perú, con visión, una buena planificación, trabajo duro y esforzado, humildad en los logros y la mirada, la mente y el corazón, puestos en el éxito como objetivo.
Aprenda Castillo y trabaje seriamente, o ¿no se siente capaz de cantar “Contigo Perú” y “Cómo no te voy a querer”? Lampadia