Eliminar la incertidumbre generaría mucho más empleo que los bonos, a costo cero
Jaime de Althaus
Para Lampadia
¿Cuál fue el propósito del breve mensaje a la nación del Presidente de la República del día lunes? Fueron dos.
- El primero, tratar de llenar el vacío de liderazgo que le caracteriza, recordándole al país que él existe y gobierna. Por eso, comenzó su alocución asegurando que tiene un rumbo: “tenemos los objetivos y las metas claras… En los próximos días cada sector del gobierno presentará el detalle calendarizado de sus prioridades… Con ello se confirmará que tenemos un rumbo definido…”.
- El segundo propósito, el más importante, fue aparecer como el gran dador, el padre providente, evidentemente para contener la caída en su popularidad. Anunció que el 13 de setiembre se inicia la distribución de 350 soles a 14 millones de personas a un costo de 5 mil millones de soles. En las circunstancias actuales, esta es una medida populista o clientelista. Como bien señaló el ex ministro de Economía Waldo Mendoza el 30 de abril, ya no se necesita repartir bonos porque “ya no tenemos cuarentena completa”, y porque no tienen efecto duradero.
Quizá por eso el presidente Castillo justificó la medida con otra razón: como un medio para reactivar la economía. Dijo que la distribución de los bonos generará 40 mil empleos, algo que solo sería acaso posible si se repitiera ese reparto cada mes o cada dos semanas. De lo contrario el efecto desaparece.
En realidad, bastaría con que el Presidente suprima las causas de la incertidumbre política reinante para que se reanude la inversión privada y se genere, por esa vía mucho más que 40 mil empleos, y sin que le cueste un centavo al erario público. Para ello, basta con que anuncie que no apoya el proyecto de una asamblea constituyente y conforme un gabinete más calificado y menos radical, sacando a todos los ministros filo senderistas y a los incompetentes. Eso, como decimos, cuesta cero soles.
Sobre esa base el Presidente podría establecer acuerdos de gobernabilidad con las bancadas de centro y centro izquierda, neutralizando así la amenaza de vacancia a la que se sumaría Perú Libre si se sintiera traicionado por el eventual giro político de Castillo hacia una posición más moderada y menos confrontacional.
El problema es que César Acuña y Eduardo Salhuana de APP se reunieron ayer con Castillo para prácticamente regalar su apoyo. Es cierto que pidieron el cambio de los ministros intolerables y, según Eduardo Salhuana, le advirtieron al Presidente que la iniciativa de la asamblea constituyente afecta a su gobierno y lo desestabiliza, pero no condicionaron el apoyo a una reconsideración sustancial en esos temas. No tiene sentido ofrecer apoyo si no es a cambio de que abandone esos proyectos y juntas. Lo que está haciendo APP es apoyar un gobierno que quiere instalar una asamblea constituyente -que ya sabemos para qué sirve- y que tiene dentro elementos derivados del senderismo. APP no está defendiendo a la sociedad con esa conducta. Nos está entregando.
Se trata de suprimir la incertidumbre para retomar la tranquilidad y el crecimiento. Pues la verdadera razón del gobierno para repartir bonos es paliar el alza de precios o la falta de empleo generados por esa misma incertidumbre y generar así una base social clientelista y agradecida al gobierno. Como hemos señalado, es el mismo perverso mecanismo que usaron Chávez y Maduro: empobrecer el país para generar una masa dependiente de las dádivas del gobierno.
El Congreso no puede entregarse tan fácilmente. Porque entrega a la sociedad toda. Lampadia