Jaime Spak
Para Lampadia
¿Puede una opinión política romper amistades? Desde el inicio de la pandemia, seguramente ha habido varias amistades rotas. Me asombra ver que varias de estas relaciones, muchas de largos años, se han roto por discrepancias políticas.
Tengo la gran suerte de mantener una sólida amistad con mis amigos del colegio y de la universidad, instituciones de las que egresé hace más de 50 años. En ambos casos, he construido amistades entrañables que se han solidificado a medida que hemos madurado y recorrido el camino de la vida. Antes de la pandemia solíamos reunirnos con mucha frecuencia. Hoy, solo por Zoom y cada vez menos. En ambos espacios he visto peleas por cuestiones políticas. Quizá la política sí puede enardecer nuestras pasiones y poner amistades en riesgo.
Mientras celebrábamos las bodas de oro de nuestro ingreso a la universidad, nos preguntábamos: ¿cuál es el secreto para que nuestra amistad sea tan duradera? Una de las respuestas fue: “porque entre nosotros no compramos ni vendemos”. Entre nosotros solo hay amistad pura sin intereses de por medio. Dentro de mi selecto grupo de amigos, algunos han ejercido funciones públicas importantes sin tener un solo juicio por malos manejos. La función pública se puede ejercer de manera honesta. Este grupo de exfuncionarios públicos nos conmina muchas veces a dejar de lado nuestra apatía y tomar un rol más importante en la vida política.
Siempre he considerado que la generación que hoy bordea los 60 y 70 años, es la que debería de aportar su sabiduría y apoyar al Perú cumpliendo con su cuota cívica desde diferentes lugares. Muchos ya culminaron sus años de trabajo, logrando con esfuerzo una buena calidad de vida para ellos y sus familias. Serían los más idóneos para ejercer una función pública en beneficio del país. Pero, ¿quién les asegura que no acabarán apabullados por los trolls mediáticos? Ese es un motivo por lo que rehúyen a participar.
Necesitamos recuperar esta generación perdida, de gente decente que trabajaría de manera honesta por el bien de la patria, en lugar de dejarla en manos de advenedizos que usan el estado para fines oportunistas. ¿Cuántos puntos del PBI se han perdido por gobiernos corruptos? ¿Se imaginan la cantidad de hospitales, postas médicas, colegios, o carreteras que se podrían haber construido si no se perdía ese dinero en coima y en corrupción?
Todos soñamos con un Perú mejor. Un país tan rico como el nuestro requiere de gente decente que pueda tomar la posta y llevarnos por el camino del desarrollo. ¿Se conseguirá algún día?, o ¿seguiremos rompiendo amistades por no estar de acuerdo con diferentes posturas políticas cuando lo más importante es ponerse de acuerdo en puntos básicos? ¿Quién se opondría a eliminar la pobreza, reducir el analfabetismo, eliminar la anemia, mejorar el nivel educativo de nuestros jóvenes, construir universidades de alta calidad, tener hospitales dignos, desarrollar nuestra maravillosa agricultura, dar un valor agregado a la minería, generar industrias competitivas?
Una de las prioridades del nuevo gobierno, debería ser, lograr que tantos peruanos capaces se queden en Perú y aprovechen oportunidades para desarrollarse profesionalmente y coadyuvar al desarrollo del país en vez de ver su futuro en el extranjero.
Me he enterado que gente conocida está apoyando la opción de Castillo, que es la antípoda a su situación económica. No entiendo cómo pueden apoyar al candidato con menor preparación para gobernar. ¿Dejaré de ser amigo por esta situación, o será un buen motivo para sentarse a conversar y confrontar ideas? Es el único camino para evitar más amistades rotas. Lampadia