Una de las mentes más brillantes del mundo, el Dr. Stephen Hawking, falleció a la edad de 76 años en Cambridge, Reino Unido, el día de ayer, 14 de marzo. En lo que puede considerarse como una sorprendente coincidencia, murió en el Día de Pi, un día en el que científicos y matemáticos celebran la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro y fecha que también marca el cumpleaños de Albert Einstein, quien hubiera cumplido 139 años.
Quizás es uno de los científicos más reconocidos por todo el mundo, ya que se convirtió en una de las figuras más influyentes en el mundo de la ciencia, no solo como teórico y astrofísico, sino también como divulgador científico. Además, es conocido por haber llevado una vida llena de momentos inolvidables, en muchas ocasiones junto a otras grandes personalidades del mundo, y con un gran sentido del humor.
¿Quién era Stephen Hawking?
Dedicó toda su vida a ser un físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico. Su dolencia motoneuronal vinculada con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) le hizo ir más lento, pero no le frenó en su afán de seguir aprendiendo del universo.
La enfermedad le fue detectada cuando cursaba la universidad. Le dieron una esperanza de vida de dos o tres años, pero su lucha personal le permitió esquivar los peores pronósticos. Lo que no pudo evitar fue que su dolencia se fuera agravando con el paso del tiempo hasta quedarse prácticamente paralizado. Tan solo podía mover levemente un músculo bajo su ojo, lo suficiente para poder comunicarse a través de un ordenador que reproducía sus pensamientos.
En una situación en que la mayoría de personas se habría rendido, una mente tan brillante como la suya usó un sistema de habla asistida por computadora para superar el desafío. A pesar de las probabilidades apiladas contra él, luchó por sus objetivos diciendo:
“Es una pérdida de tiempo estar enojado por mi discapacidad. Uno tiene que seguir adelante con la vida y yo no lo he hecho mal. La gente no tendrá tiempo para ti si siempre estás enojado o quejándote.”
Fue autor de varios libros como The Grand Design (El gran diseño – 2010), The Universe in a Nutshell (El universo en una cáscara de nuez -2001), My Brief History (Mi breve historia -2013) y The Theory of Everything (La teoría de todo – 2002), pero su libro más popular fue el de 1988, Una breve historia del tiempo, que vendió más de 10 millones de copias en todo el mundo y fue traducido a 35 idiomas. En una carrera que abarca más de cinco décadas, Hawking ha sido reconocido varias veces como una de las mentes más brillantes de las últimas décadas.
Como físico teórico, su contribución al mundo de la ciencia sigue siendo notable, especialmente por sus contribuciones al estudio de la relatividad general y su trabajo con los agujeros negros. Hawking trabajó durante toda su vida en desentrañar las leyes que gobiernan el Universo y, junto a su colega Roger Penrose, mostró que la teoría de la relatividad de Einstein implica que el Universo empezó como una singularidad antes del Big Bang, un punto en el que no existían el espacio ni el tiempo y donde no se podían aplicar las leyes convencionales de la física.
A mediados de la década de 1970 descubrió también que la combinación de las leyes de la mecánica cuántica y de la relatividad general desmentían incluso que los agujeros negros fuesen completamente negros, pues emitían una radiación, conocida desde entonces como “radiación Hawking”. A pesar de sus contribuciones a la física teórica, sin embargo, jamás obtuvo el prestigioso Premio Nobel de Física.
Pese a la minusvalía que padecía, Stephen Hawking dio numerosas muestras de energía y vitalidad. Así, por ejemplo, invitado por la compañía estadounidense Zero Gravity, el 26 de abril de 2007 realizó un vuelo a la estratosfera en el que pudo experimentar la ingravidez. Además, mostró también su sentido del humor con varios cameos en la serie de televisión ‘The big bang theory’.
Aunque Stephen ya no está con nosotros, deja un legado que siempre tendrá su sello. Su visión e ideas continuarán inspirando a las generaciones venideras y su trabajo y sus contribuciones a la ciencia serán para siempre una parte del legado científico mundial. Además. De manera singular, nos mostró el poder de la mente humana. En palabras de Stephen Hawking:
Por difícil que parezca la vida, siempre hay algo que puedes hacer y tener éxito.
En Lampadia queremos terminar esta nota compartiendo algunas de sus frases más célebres, que no solo nos pueden ayudar a entender algo de su conocimiento científico, también nos muestran el camino de la grandeza de espíritu que los hombres somos capaces de alcanzar:
“No le tengo miedo a la muerte, pero yo no tengo prisa en morir. Tengo tantas cosas que quiero hacer antes”.
“Me he dado cuenta que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, siguen mirando a ambos lados antes de cruzar la calle”.
“La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios”.
“Los robots podrían llegar a tomar el control y se podrían rediseñar a sí mismos”.
“La humanidad tiene un margen de mil años antes de autodestruirse a manos de sus avances científicos y tecnológicos”.
“Para sobrevivir como especie, a la larga debemos viajar hacia las estrellas, y hoy nos comprometemos con el próximo gran avance del hombre en el cosmos”.
“La próxima vez que hablen con alguien que niegue la existencia del cambio climático, díganle que haga un viaje a Venus. Yo me haré cargo de los gastos”.
“Einstein se equivocaba cuando decía que ‘Dios no juega a los dados con el universo’. Considerando las hipótesis de los agujeros negros, Dios no solo juega a los dados con el universo: a veces los arroja donde no podemos verlos”.
“La vida sería trágica si no fuera graciosa”.
“El peor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, es la ilusión del conocimiento”.
“La raza humana necesita un desafío intelectual. Debe ser aburrido ser Dios y no tener nada que descubrir”.
“Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo y se creó de la nada. La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el Universo, de que existamos. No es necesario invocar a Dios como el que encendió la mecha y creó el Universo”.
“La voz que utilizo es la de un antiguo sintetizador hecho en 1986. Aún lo mantengo debido a que todavía no escucho alguna voz que me guste más y porque a estas alturas ya me identifico con ella”.
“Solo somos una raza de primates en un planeta menor de una estrella ordinaria, pero podemos entender el universo”.
“Nada puede existir para siempre”.
Lampadia