“La población del valle del Tambo sí está informada sobre el proyecto Tía María”
CARLOS ARANDA, Biólogo y Gerente de Servicios Técnicos de Southern Perú
Entrevista del Semanario Minas y Petróleo (síntesis), 1 de junio 2015
Comentario de Lampadia:
Con las aguas más tranquilas, después de las trifulcas que se sucedieron en el Valle de Tambo y en la ciudad de Arequipa alrededor del proyecto indicado, consideramos oportuno difundir la entrevista al técnico peruano que estuvo más cerca de todo el proceso, Carlos Aranda, según lo recogido por Minas y Petróleo.
Es importante que la población tenga una apreciación correcta de los hechos y que podamos ir separando la paja del trigo.
“La población del valle del Tambo sí está informada sobre el proyecto Tía María”
El Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto de Tía María fue presentado en julio del 2009, habiendo cumplido con los tres talleres de información que establece el procedimiento minero.
Luego de ello, se convocó a la audiencia pública para la presentación del EIA.
En esa audiencia, cuando los representantes de la empresa comenzaron a efectuar las explicaciones del proyecto, “comenzaron a volar sillas”. La audiencia se volvió violenta y la policía tuvo que restablecer el orden, sin embargo, la audiencia fue declarada como no realizada.
Durante los siguientes meses, Southern Perú envió al MEM sendas comunicaciones pidiendo se fije una nueva fecha para hacer la audiencia pública.
Mientras tanto, la empresa optó por salir a la televisión de la región para explicar el proyecto. Finalmente el MEM, después de un tiempo prolongado, señaló fecha.
Se le comunicó al alcalde de Cocachacra, quien primero estuvo de acuerdo con la realización de la audiencia pública, pero luego observó el local, indicando que se requería la aprobación de Defensa Civil. Sin embargo, el Comité de Defensa Civil del distrito, cuya cabeza era el propio alcalde, denegó la aprobación.
La Audiencia Pública es para informar, era evidente que las personas opuestas al proyecto no querían que informáramos, acota Carlos Aranda.
Como la norma dice que si no se puede realizar la Audiencia Pública el MEM puede buscar otros mecanismos de difusión, se acordó que Southern cumpliera con tres condiciones:
- Se realizaran tres presentaciones en auditorios distintos. Las que efectivamente se realizaron, una de ellas en Cocachacra.
- Generar en la televisión una presentación del EIA en vivo ante expertos. Se efectuaron varias de ellas, con la presencia de funcionarios del MEM, ante representantes de colegios profesionales y universidades. Quienes preguntaban como si fuera una Audiencia Pública.
- Se repartiera folletería sobre el proyecto, lo que también se hizo.
Adicionalmente, varios funcionarios de la empresa fueron entrevistados en la radio por las emisoras locales.
Fue en esa época cuando el informe de UNOPS fue filtrado a los opositores al proyecto, quienes trataron de tomar la Carretera Panamericana y se produjeron tres muertes. Situación ante la cual el MEM resolvió en abril del 2011 declarar inadmisible el EIA.
Con el nuevo Gobierno se volvió a dialogar con el MEM que pidió cumplir con tres requisitos:
- Una nueva línea de base socioeconómica de la zona
- Que el EIA sea elaborado con participación de la población y así se ha hecho. Se les llevó para que participaran en las mediciones, asegura Aranda
- Que se utilice agua de mar.
Y, además, que se conteste a las 138 recomendaciones del UNOPS y todas las que adicionalmente presentaran los interesados.
Los jóvenes fueron los más interesados, que ven al proyecto como una fuente de trabajo. Por lo que no sólo apoyaron durante la elaboración del EIA, las presentaciones, los talleres y la Audiencia Pública, sino que ellos solicitaron la información para llevarla casa por casa.
LAS 138 RECOMENDACIONES DE UNOPS
Una de las mayores críticas que se hace al EIA del 2009 de Tía María es que mereció 138 observaciones de la UNOPS, lo que probaría que éste habría sido muy deficiente.
La UNOPS (United Nations Office for Project Services), según informan las propias Naciones Unidas, “es una entidad de las Naciones Unidas que provee servicios de administración de proyectos, en cada área en la que la ONU tiene un mandato que cumplir – desde la prevención y toma de conciencia sobre el uso de minas explosivas hasta la reforma del sector público; desde soluciones informáticas hasta la erradicación de la pobreza.
Ante cada requerimiento, la UNOPS elabora proyectos de desarrollo o provee servicios especializados, según sea necesario. Estos servicios incluyen la selección y la contratación de personal para el proyecto del que se trate; la adquisición de bienes; la organización de la capacitación y el entrenamiento; la administración de recursos financieros y la administración de créditos.”
Es evidente, en consecuencia, por la propia información de la ONU sobre la UNOPS, que ésta no es una entidad especializada en analizar EIAs, sino que se encarga de la contratación de expertos para llevar a cabo cualquier estudio que le encarguen los países.
Carlos Aranda puntualiza que las que se han dado en llamar 138 observaciones no fueron observaciones, sino recomendaciones y que el informe de UNOPS en ningún momento señala que el EIA del 2009 era deficiente y no debía aceptarse. A lo señalado cabe agregar que todos los EIAs tienen numerosas observaciones o cuestionamientos, casi siempre más de 100. Sin embargo, varias de ellas son de poca trascendencia.
Cabe recordar que como en el 2009 el MEM tenía un número elevado de EIAs y otros documentos por evaluar, fue que le pidió al UNOPS una opinión, del mismo modo que le pidió opinión a INRENA y al SERNARP. Es decir que no fue la única entidad que reviso el EIA, ya que el propio ministerio lo estaba revisando, señala Aranda.
Las 138 recomendaciones eran para mejorar el EIA, lo que no significaba que si no se tomaban en cuenta el proyecto no podía llevarse a cabo. Tampoco significaba que todas las recomendaciones debían aceptarse. Al respecto, Carlos Aranda sostiene que los expertos del UNOPS, que analizaron el proyecto sabían mucho de lo que es un EIA, pero sabían poco de minería, ya que por ejemplo una de sus recomendaciones era que se dijera qué se iba a hacer con el oro, ignorando que el ácido sulfúrico no sirve para recuperarlo y adicionalmente que, La Tapada y Tía María, las minas del proyecto solo tienen trazas de oro, cuyo costo de recuperación, por algún método adecuado a partir de los ripios, sería mayor que su valor de venta.
Otro ejemplo: el informe de UNOPS señalaba que en el EIA no se había tomado en cuenta una falla geológica que existe en el área, ignorando que las dos minas están sentadas sobre una formación geológica que se llama la Cordillera de la Costa, que tiene una antigüedad de 1,900 millones de años, tiempo durante el cual ha sufrido una compresión tan extrema que prácticamente ya no existe porosidad. En consecuencia esta compresión tan extrema ha sellado la falla de tal forma, que si bien están las dos placas de la falla no hay movimiento entre ellas.
Para el reciente EIA se ha utilizado marcadores radioisotópicos para analizar si hay algún tipo de vínculo entre acuíferos de la zona del proyecto y el valle, concluyéndose que no existe. Este tipo de pruebas es un sistema mucho más confiable que el de los piezómetros que recomendó UNOPS.
EL USO DEL AGUA DEL TAMBO
También se cuestiona que Southern Perú haya pretendido inicialmente utilizar las aguas del río Tambo, privando de parte de las mismas al valle del mismo nombre, que las requiere para la agricultura, en lugar de haber optado desde el inicio por la solución de utilizar agua de mar.
Carlos Aranda nos explica que debajo del río Tambo existe una napa freática que contiene 171 millones de metros cúbicos de agua permanente, a la cual todos los años ingresa un promedio de 47 millones de metros cúbicos adicionales y de la cual se filtra al mar el mismo volumen de agua. La propuesta de Southern era tomar 7 millones de esos 47 millones y participar en la construcción de la represa Paltiture que iba a retener alrededor de 20 millones de metros cúbicos anuales.
Agrega que lo que nadie señala es que el problema del valle del Tambo no es el volumen de agua, que la tiene en exceso, sino su mala calidad, por cuanto ésta contiene elevadas proporciones de sales, entre ellas boro y arsénico natural, lo que se explica porque los ríos tienen sus nacientes en una zona volcánica, con gran presencia de boro y arsénico natural.
En consecuencia, en su opinión, era absurda la oposición a la utilización de las aguas de la napa freática, ya que carecía de todo sustento que Southern se iba a llevar toda el agua y el valle se iba a quedar sin agua y por lo tanto perder los cultivos.
Agrega que cuando hace algunos años Moquegua decidió construir el embalse de Pasto Grande, le restó a la cuenca del Tambo las aguas de mejor calidad, que son las que provienen de los deshielos y que por lo tanto ayudaban a diluir la proporción de boro y arsénico.
Aranda señala que un estudio encargado por el Ministerio de Energía y Minas a la firma consultora SGS, para confirmar o no efectos sobre la agricultura de las emisiones de la fundición en el área del rio Tambo, determinó que el mayor problema en el valle era la mala calidad del agua la que afectaba a los cultivos del valle y no los humos de la fundición de Ilo.
¿Qué se ha hecho para mejorar la situación hídrica del valle? Se pregunta Carlos Aranda.
La respuesta es: ¡Poco o nada! No obstante que uno de los mayores opositores al proyecto de Tía María era el hoy presidente de la junta de usuarios. No se ha mejorado la forma como se hace agricultura, no se ha mejorado el mantenimiento de los canales de irrigación, peor aún con la protesta han destruido al menos uno de ellos, señala Aranda.
El valle del Tambo tiene más de 13 mil hectáreas cultivadas, recibe al año alrededor de mil millones de metros cúbicos de agua, de la cual más del 70% se va al mar sin ser aprovechada.
En consecuencia 1) No están haciendo un uso eficiente del agua y 2) Ellos tienen un problema por la calidad del agua, por cuya solución no se preocupan, remarca el funcionario de Southern.
LA CONTAMINACIÓN DE LA BAHÍA DE ITE
Una de las acusaciones que con mayor frecuencia hacen a Southern, los opositores a la inversión minera es la de haber contaminado la Bahía de Ite.
Al respecto Carlos Aranda nos informa que ITE es un acrónimo que significa “Irrigación de Tierras Eriazas” y nos relata la historia de esta bahía:
El valle de Locumba, llegando casi al mar, tiene una zona donde está encajonado, con la población de Locumba hacia la sierra, al Este y la carretera Panamericana hacia el Oeste. En consecuencia las laderas de esta zona son de grandes pendientes y no hay mucho espacio para hacer agricultura. La agricultura está hacia el Oeste de la Panamericana y en la parte más alta al Este donde se ubica la población de Locumba.
En los años 40 los agricultores resuelven a irrigar las terrazas que se ubicaban en las laderas en la boca del río, en mayor proporción hacia el norte que hacia el sur, para lo cual desvían el río Locumba. Sin embargo, como estas terrazas no eran suelos agrícolas sino desérticos, su característica física no le permitía retener el agua, más aún con un sistema de riego por inundación. En consecuencia, el agua percolaba y se generaba un régimen de aguas subterráneas, las cuales bajaban por el subsuelo y salían al mar.
En los años 60 Southern recibe autorización del Gobierno para disponer los relaves en el mar, más exactamente en la playa, lo cual en la época era práctica común, en todo el mundo. En consecuencia, para depositar los relaves de la mina Toquepala (la única en operación de Southern en esa época), Southern utilizó los lechos secos de las quebradas para conducir los relaves hacia el mar , hasta llegar a una quebrada principal que llegaba al lecho seco del río.
A fin de poder usar el cauce seco del río en su última parte, Southern mejora la captación y desvío del río para los agricultores, construyendo una exclusa y entubando el agua, reemplazando las canaletas que la llevaban a las zonas irrigadas y que habían construido los agricultores de forma precaria y hace pasar el agua por encima del lecho vacío del río, el cual aprovecha para llevar los relaves al mar cerca de 20 kilómetros. En consecuencia, la única agua que recibía el cauce seco del río en sus últimos kilómetros eran los excedentes en el caso de que hubiera fuertes lluvias en la sierra.
De este modo en la playa de la bahía de Ite se estuvo acumulando arena de los relaves de Toquepala desde los años 60 y de Cuajone desde que esta otra mina entró en operación en 1976. Una consecuencia de esta disposición de los relaves en la playa fue que el mar estuvo siendo empujando hacia afuera y llenando una bahía abierta de cerca de 1,600 hectáreas que se conocía como Bahía Inglesa.
En este proceso los relaves fueron cubriendo la zona del mar por donde estaban los ojos de salida del agua dulce, que percolaba de la irrigación de las terrazas y comenzaron a formarse lagunitas creándose una especie de humedal donde comenzaron a crecer totorales, carrizos, verdolagas etc.
Al comienzo las olas o las mareas altas cubrían estas lagunitas y como el mar tiene un pH alto de alrededor de 8, no se producía la oxidación. Con el tiempo las lagunas llegaron a ser bien grandes y a medida que el relave fue empujando el mar, hacia afuera, gran parte de los relaves no era cubierto por el agua de mar y eso originaba que este material comenzara a exponerse y en consecuencia a oxidarse, creándose una suerte de paraje exótico de múltiples colores y con olores desagradables de ácido sulfúrico.
En 1991, se firma un acuerdo de bases con el Gobierno y se inicia la remediación que se termina con el PAMA. El procedimiento consistió en construir unas exclusas para retener el agua dulce que salía al mar a fin de inundar completamente la zona. De este modo, aprovechando el principio de que para tener estable un relave hay que mantenerlo alejado del oxígeno, para que no haya oxidación, se logró teniendo al menos un metro de agua encima del relave, convertir lo que era una suerte de “paraje lunar” en un hermoso humedal, lugar de descanso y alimentación para las aves migratorias, además de presencia de peces y camarones.