Después de que Lampadia hiciera público (11 de mayo) el documento: “Nueva Minería exige debate nacional”, que plantea el ‘pos-extractivismo’, firmado por todos los partidos de izquierda y entregado al Presidente de la República en agosto del 2012, Pedro Francke, de Tierra y Libertad, negó en Radio Exitosa que el documento de marras no haya sido hecho público. Sin embargo, el propio Francke, el 20 de mayo, publicó en Diario UNO el link del documento e invito a la presentación del mismo, para el mismo día a las 6pm en el Hotel Riviera (donde Ciudadanos por el Cambio tiene su escuelita de líderes).´
Por nuestro lado, hemos publicado el documento en su integridad, lo hemos analizado y hemos promovido su reparto físico en distintos estamentos, incluyendo los gremios empresariales.
Posteriormente, el Ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, publicó en El Comercio (24 de mayo), su artículo “Los dilemas de la Tía”, en el que criticaba el pos-extractivismo y señalaba su origen en la “base ideológica de Tierra y Libertad” y nos comentaba que el uruguayo Gudynas había visitado numerosas veces el Perú para proponer lo que denomina las “transiciones al posextractivismo”.
Por supuesto, Gudynas que, evidentemente, conoce al Perú en función de los mitos y falacias de la izquierda tradicional, plantea que no exportemos materias primas, ‘que no subsidiemos a empresas extranjeras’ (sic.) y que si lo hagamos con las empresas nacionales, etc.
Hoy, 5 de junio, El Comercio publica un artículo de Gudynas, en el que pretende deslegitimar las opiniones de nuestro ministro, sin que dicho diario haya hecho ningún informe o análisis del citado documento que, avalado por todas las izquierdas, nos propone volvamos a la Edad Media.
Sin embargo, lo más llamativo de este tema es que tampoco, los gremios empresariales o los partidos políticos que no son de la izquierda de las ‘ideas muertas’, ni tampoco los medios tradicionales, ni intelectuales o académicos, han dicho nada.
Al Perú le proponen un esquema productivo que pretende que dosifiquemos al mínimo posible nuestras actividades productivas en: minería, petróleo, gas, bosques, pesca, cultivos extensivos y hasta en industrias de exportación, ‘una autarquía ilusa y perdida en la historia’, y nuestras organizaciones más representativas se hacen de oídos sordos.
¡Que pena, parece que efectivamente, como decía don Nicolás de Piérola: “El Perú es un país de desconcertadas gentes”! Lampadia