Jorge Chamot
20 de diciembre, 2023
Para Lampadia
Ordenando una vez más mis libros, me encontré “PERU PROMESA”, editado por César Pacheco Vélez y publicado en Lima por la Universidad del Pacífico en 1988. Este libro en el capítulo V, “La realidad nacional”, dedica unas páginas a la minería e inclusive incluye en su página 192 un mapa llamado “Mapa de la riqueza minera en el Perú” y en páginas posteriores plantea soluciones para sacar la minería adelante, como en realidad lo hiciera el Gobierno del Presidente Fujimori en los 90.
Su publicación en 1988, después de los efectos desastrosos de las políticas del gobierno militar de los años 70 y las consecuentes de los 80, coincide con la situación actual que ya lleva años, de olvido, de desgobierno, de la indiscutible desidia y falta de apoyo de nuestros últimos gobiernos al sector económico del cual vivimos, es decir, la minería. Mas aún, y muy peligrosamente en general, la falta de apoyo al capital privado que apuesta por esa riqueza reflejada en ese y otros mapas que, como hemos dicho anteriormente, mientras esté enterrada, no es riqueza. Sólo la monetización de esos recursos mineros a través de la inversión privada la convierte en riqueza para beneficio de todos los peruanos, quienes somos dueños constitucionalmente de los recursos naturales.
Pero aquí está la oportunidad histórica, sobre todo cuando el Perú se encuentra en recesión y la coyuntura mundial, en urgente necesidad de minerales, entre ellos los que justamente tenemos. Añoramos, un gran, ……SI, AÑORAMOS, el convencimiento de la importancia del sector minero que le dio el presidente Fujimori, dentro de un indiscutible rejuvenecimiento del país que incluyó la reinserción en el mundo financiero internacional, el control de la superinflación, la eliminación del terrorismo de Sendero y del MRTA, la atracción del capital extranjero para activar nuestra economía basada en confianza y optimismo dado por la Constitución del 93. Conseguimos que lo más calificado y serio del “Who is Who” de la industria minera mundial viniera al Perú a invertir y que, a Dios gracias, todavía creen en el “PERU PROMESA”, a pesar de las posiciones antimineras de los gobiernos de turno de los últimos años.
Debemos comenzar por reconocer y asimilar las consecuencias negativas de decisiones tomadas en el país últimamente y las necesarias, en nuestra opinión, que deben tomarse hoy. El contexto geopolítico asigna una enorme importancia a la prevista falta de minerales en el futuro debido a los problemas mundiales del momento, especialmente a los del cambio climático y la transición energética, y me pregunto si sabemos lo que se espera del Perú en este contexto.
La eminente polaridad mundial tiene una íntima relación al peligro, ya mencionado por algunos politólogos, de conflictos que podrían suscitarse por la concentración de las reservas de metales críticos y sus cadenas de producción, procesamiento y logística del suministro de los mismos. Su impacto en el proceso de globalización, hoy equivocadamente e injustamente culpado de muchos problemas domésticos que en muchas partes del mundo han producido, y continúan produciendo, populismo y un mal entendido nacionalismo que “infecta los intentos de soluciones a problemas globales” y alienta la competencia que podría convertirse en conflicto, a decir de The Economist en una edición reciente. Si bien explica su preocupación en otro contexto, creemos que en nuestro caso también es aplicable.
Todo esto por la falta de esos minerales críticos, entre ellos el cobre, del cual tenemos proyectos listos para salir adelante. Una vez más nos preguntamos por qué no nos damos cuenta de la oportunidad histórica de nuestra minería. Yo diría más aún, la oportunidad histórica del país, o es que, en unos 100 años, esta oportunidad será parte de la lista que integran las épocas desaprovechadas del guano, o del salitre, o de la pesca (¿?).
La coyuntura de hoy es algo diferente a la del 88 cuando se publicó “PERU PROMESA”, la globalización nos permite llegar al mundo entero con nuestros recursos, si bien hay nuevos jugadores en el ámbito minero y los tradicionales están planeando cambiar sus estrategias y ponerlas acorde con las circunstancias. Los mercados de entregas futuras ya están reaccionando a esas circunstancias. Ya podríamos estar vendiendo a esos niveles en esos mercados, pero se nos está pasando el tren o la misa de una, porque deberíamos estar produciendo mucho más con proyectos listos de hace años que no se ejecutan. Ellos están en espera de hechos concretos de parte del Estado, que se den garantías y que principalmente aseguren que aquí se hace cumplir la ley.
Este libro “PERU PROMESA” no fue parte de otros tantos libros que en mis estudios de economía leí y revisé, como ejemplo de algunos que hablaban de lo que debió ser y no fue. Me acuerdo de un libro publicado después de la primera guerra mundial, donde aparte del potencial futuro que ya se vislumbraba para los EEUU, también se decía, con proyecciones estadísticas bastante documentadas y creíbles, que una de las potencias mundiales futuras sería Argentina, por una serie de razones que incluían su extensa riqueza en muchos recursos. Ya sabemos que pasó, y hemos visto los resultados de políticas miopes. Me imagino que Milei se ha ilustrado con el Fujishock y va a implementar mucho de lo que hizo acá.
El PERU PROMESA de 1988 tuvo que esperar 2 años más para que Fujimori en la década del 90 arreglara la debacle.
¿Es mucho pedir que comencemos a actuar sobre un similar y teórico compendio PERU PROMESA de 2024?, o
¿Tenemos que esperar nuevamente 2 años a un nuevo gobierno y desperdiciar oportunidades que no esperan?
El mensaje de “PERU PROMESA” de 1988 y del teórico 2024 es el mismo, y aquí confieso que esto no lo digo por romanticismo ni interés literario, sino quizás con colera y decepción.
Especialmente en estas fechas, tenemos que ser optimistas, y si bien “Dios es Peruano” como dice el dicho, no esperemos a que el Altísimo nos salve una vez más. Esto es tarea nuestra, especialmente la de nuestra clase “epistocrática” que parece estar adormecida hace tiempo y que se ha dejado dominar por la “caviarada”.
No es por falta de imaginación, pero si me lo permiten voy a repetir mi propuesta de mi artículo anterior, el #20 sobre “Punto de Quiebre”, porque la considero apropiada al tema. Hago nuevamente hincapié y las repito, por mi preocupación sobre el trágico e inaceptable evento de la mina PODEROSA.
La formulación original de un Estado organizado fue alrededor de la promesa de seguridad en intercambio a cierta obediencia. La protección a la violencia física contra la persona y su propiedad continúa siendo una preocupación vital de la humanidad y es fundamental para el funcionamiento eficiente de cualquier sociedad. Algunos politólogos escribieron sobre la formación inicial de los estados basada en “profesionales de la violencia”, lo cual ofreció seguridad física a los habitantes de un territorio delimitado. Este hecho incentivó la acumulación de capital, y permitió inversión y aumento de productividad, ya que los individuos ya no estaban sobrecargados con los deberes y preocupación de hacer cumplir la ley, defenderse y proteger su familia, su propiedad y sus derechos. Pudieron empezar a acumular ese capital ya sea en dinero, tierras, ganado, equipo, sin el miedo a que estos serían apropiados ilegalmente o destruidos por la siguiente banda de criminales o bandidos que pasaban por su propiedad.
Esta protección vino con un costo que hoy llamamos “impuestos” pagados al Estado que legalmente ha monopolizado una cierta “violencia legitimada” con la protección que debe garantizar de acuerdo a las leyes. Este proceso de formación del Estado que en muchos ámbitos y partes del Perú se refleja en una ausencia del mismo, y si bien tenemos que aceptar, sigue siendo motivo de investigación por los politólogos, nos empuja a considerar que el PERU PROMESA y su mensaje siguen vigente y pide soluciones urgentes y necesarias. Entre ellas: El evento de la PODEROSA, no puede repetirse.
MI PROPUESTA
- Parece increíble proponer algo como “hacer cumplir la ley”: El Estado, para garantizar su existencia, debe hacer cumplir la ley y parte esencial, es la seguridad.
- El inicio inmediato de una campaña publicitaria a nivel nacional organizada y abiertamente conducida y apoyada por la CONFIEP y la SNMPE que eduque a la población: “No hay futuro sin minería”.
- La CONFIEP Y SNMPE deben pedirle al gobierno una reunión urgente para considerar los planteamientos de LAMPADIA, detallados en el artículo de Pablo Bustamante en diciembre 4: ¿Esperando la estocada mortal? – El acoso de la minería
- La consabida simplificación de la “permisología” va a tomar tiempo. Mientras tanto, se debe aprobar el silencio administrativo positivo en todos los procedimientos en el marco legal vigente para la minería.
- Iniciar una campaña mundial, ya no de los proyectos mineros “en cartera” que el mercado ya los conoce, sino de las acciones concretas que está tomando el Estado. No promesas ni planes futuros, sino las que se están tomando para asegurar el orden, y garantizar que lo ocurrido en la mina PODEROSA no sea posible que ocurra otra vez.
A todos los lectores, ¡Feliz Navidad! Lampadia