Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
El precio del cobre se enrumba a máximos históricos y el Perú, entre gobiernos débiles y movimientos anti mineros, se resigna a desaprovechar un período de acumulación de riqueza único, que bien podría ayudar a reducir la pobreza, mejorar la salud y la educación.
Según los analistas especializados en este importante metal industrial, la agenda verde global está impulsando el precio del cobre, que ya tocó US$ 3.6/Lb, por primera vez desde 2013. Lo que es más, se estima que esta tendencia del mercado podría llevar la cotización del cobre a superar el máximo histórico de US$ 4.5/Lb., de principios de 2011.
Por el lado de la demanda, se indica que los vehículos eléctricos necesitan mucho cobre, pues requieren cuatro veces más cableado que los de motores de combustión, y los paneles solares y los parques eólicos necesitan cinco veces más cobre que los generadores de energía con combustibles fósiles.
Por el lado de la oferta, los analistas predicen una escasez de suministro a menos que se descubran y desarrollen nuevas minas rápidamente. Pero con el mayor énfasis en el impacto social y ambiental de la minería, desarrollar una nueva mina, puede tomar hasta diez años.
Una tonelada equivale a 2,204.6 libras
Según el Financial Times, Trafigura (un trader internacional registrado en Singapur), predice que la creciente demanda de proyectos de infraestructura renovable y vehículos eléctricos ayudará a impulsar el consumo mundial de cobre refinado de 23.4 millones de toneladas en 2020 a 33.3 millones de toneladas en 2030. La producción de cobre refinado es actualmente de alrededor de 23.8 millones de toneladas.
Trafigura prevé una brecha de suministro de alrededor de 5 millones de toneladas para 2030. Pero Goldman Sachs predice que la brecha para entonces será un poco mayor a 5.6 millones. El banco espera que el cobre alcance los U$ 4.3/Lb. durante los próximos 12 meses.
Los buenos proyectos de cobre son cada vez más difíciles de encontrar. Después del desarrollo del proyecto de Quellaveco en el Perú, no hay muchos otros proyectos en línea.
Algunos analistas creen que para iniciar la próxima ola de proyectos, se podría requerir un precio de US$ 4.5/Lb.
Durante la primera década del siglo, el Perú supo aprovechar el súper ciclo de los commodities, la reducción de las tasas de interés y la liquidez internacional. Eso permitió una sustancial reducción de la pobreza, que bajó de 60% a 20% de la población. Pero, además, bajó de manera importante la desigualdad, como lo demuestra Richard Webb. Ver en Lampadia: Con menos desigualdad – ¿Un modelo antisocial?.
Desde el 2011, con el gobierno de Humala, el Perú frenó su desarrollo minero. Con distintos procesos y mentiras, las movilizaciones anti-mineras impidieron el desarrollo de proyectos en Tambogrande en Piura, el de Cerro Quilish y Conga en Cajamarca y de Tía María en Arequipa, entre otros.
El impacto más claro de estas acciones antipatrióticas se ve en el empobrecimiento de Cajamarca. Un caso trágico porque hasta hace pocos años, era la región con mayor potencial de crecimiento del país y, de haber consolidado una vocación pro inversión y desarrollado, los cuatro grandes proyectos que estaban en marcha antes de la caída de los precios de los minerales del 2013, pudo haberse convertido en la región más rica del Perú. Sin embargo, hoy, debido al accionar del ex cura Arana, Gregorio Santos y la debilidad de nuestros gobiernos, está a la saga en potencial de desarrollo.
Con los proyectos que hemos dejado de desarrollar, estamos perdiendo miles de millones de dólares de exportaciones, empleo directo e indirecto de calidad, y recursos fiscales, que buena falta nos hacen en estos días de pandemia y estrés económico.
Aún así, con la producción minera que tenemos, el próximo año tendremos un superávit comercial de US$ 13,300 millones, según el BCRP. Su presidente, Julio Velarde dice que: “Nunca hemos tenido un superávit comercial tan alto como este. Los superávits de años anteriores, con el boom del crecimiento, no han llegado a US$ 10,000 millones. Este es el más alto que tenemos”. Cabe notarse que, si estuviéramos desarrollando nuestros proyectos productivos y de infraestructuras, estaríamos también importando bienes de capital, compensando ese inmenso superávit.
Pero los antipatriotas anti mineros que se escudan en falsas narrativas sociales y ambientales para extorsionar al país, siguen saboteando nuestra producción minera, como en el caso de Las Bambas, atacada sin tregua.
Todavía podemos sacar adelante varios proyectos, empezando por Tía María, que está listo para arrancar sus inversiones de US$ 1,400 millones. Pero para ello necesitamos que el gobierno ejerza liderazgo para explicar al país los beneficios que estamos perdiendo y su compromiso de canalizar la riqueza que podemos generar con la minería para superar nuestras deficiencias en salud, educación e infraestructuras sociales y económicas.
Ante este ciclo de precios de los próximos años, tenemos que declarar a las inversiones mineras como prioridad de desarrollo nacional, acompañando a los proyectos con programas de ‘Adelanto Social’ (ver en Lampadia: El desarrollo productivo y social debe ser en paralelo), y supervisando, con sentido de propósito, el desarrollo de las inversiones, para asegurar estándares adecuados en lo social y ambiental.
No podemos perder la oportunidad de duplicar nuestra producción de cobre.
El impacto de producir más cobre y más minerales en general, es muy importante para el país, pero esa oportunidad no será eterna. Mañana se explotarán los fondos marinos, los meteoritos en el espacio, aumentará el reciclaje, se inventarán y usarán nuevos materiales que sustituyan los tradicionales, etc., etc.
No nos olvidemos que el mundo avanza a toda velocidad, la revolución tecnológica cobra cuerpo aceleradamente, exponencialmente dicen, a pesar de la pandemia. Si nos quedamos, si desaprovechamos nuestras oportunidades, corremos el riesgo de condenar al Perú a mantenerse eternamente en la pobreza, y sobre todo, podemos condenar a nuestros pobres a vivir en los ‘arrabales de la globalización’.
Es urgente desplegar una gran campaña de concientización sobre el verdadero rol de la minería en el desarrollo del país y la reducción de la pobreza. Hay mucha información positiva que transmitir. Tenemos que reeducar a los políticos, a los medios de comunicación y rescatar una opinión pública mejor informada. Lampadia