Camilo Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia
Durante los últimos días, el conflicto en las Bambas ha venido ocupando un importante espacio en la agenda nacional y en los medios de comunicación. Los periódicos y noticieros difícilmente dejan pasar un día sin cubrir en mayor o menor medida los eventos ligado a este conflicto.
La cobertura que realiza la prensa respecto a un conflicto social es un poderoso determinante para su desenlace. Ello es así porque los actores políticos partícipes en el conflicto actúan en función a un sistema de incentivos frente al que se condicionan sus acciones. Sistema que, en buena medida, se ve determinado por la conducta que adopten los medios de comunicación.
En el caso del conflicto en las Bambas es necesario entender qué hay detrás de la incapacidad del gobierno para desbloquear las vías de acceso a la mina. Desbloquear la carretera se encuentra dentro de las capacidades reales y operativas de las fuerzas del orden peruanas; sin embargo, la acción no se ejecuta a pesar de los claros costos económicos y políticos que el conflicto actualmente genera. Esto es así porque el acto de desalojar a los manifestantes y aplicar el imperio de la ley a quienes bloquean la carretera implica un costo político para el gobierno; costo que el gobierno estima le perjudicaría más que los efectos de la carretera bloqueada.
Es importante entonces considerar como se construye este costo político. Se origina en función a la interpretación que la opinión pública podría generarse respecto al desalojo de la vía a las Bambas. Si el publico en general interpreta como una acción legitima justa y proporcional el desalojo, entonces aquella no significará un costo político para el Gobierno Central. Sin embargo, si la acción se considera como injusta, ilegitima y desproporcionada, entonces la misma implicará un alto costo político para el gobierno. Conforme más justa considere la población la causa de las posiciones anti-mineras mayor será el costo político para el Gobierno de aplicar el imperio de la ley y mayores incentivos tendrá este de impulsar un acuerdo que sea costoso para las empresas mineras. La cobertura que haga la prensa de la conflictividad social es decisiva entonces puesto que esta cobertura será determinante sobre la opinión publica.
Con el fin de poder analizar con mayor detalle el conflicto en “Las Bambas” hicimos un conteo de las notas surgidas en la prensa nacional respecto al Proyecto Las Bambas a partir del 18 de marzo cuando ya el conflicto se encontraba posicionado en la agenda nacional. En la grafica se muestra del numero de menciones que daban una cobertura positiva al proyecto minero las Bambas y aquellas que daban una cobertura negativa.
Se puede observar que en un inicio la prensa dio una cobertura favorable a “Las Bambas” y que paulatinamente fue girando hacia una cobertura cada vez mas hostil. Entre las razones que damos para que esto se de se encuentra la superioridad académica discursiva de los anti-mineros y en especial de la ONG Cooperacción. Esta es una ONG con un claro perfil pos-extractivista que ha conseguido con éxito posicionarse como una voz experta respecto al conflicto en “Las Bambas”. Este posicionamiento les ha permitido a sus voceros ser presentados por la prensa como expertos respecto a las Bambas y la conflictividad social. Pero no solo eso, gran parte de los expertos y analistas en conflictividad con exposición en medios terminan difundiendo parte del mensaje anti-minero debido a que casi la totalidad de los materiales académicos respecto a Las Bambas han sido realizados por anti-mineros. Ello hace que este material se convierta en un insumo casi inevitable de cualquier esfuerzo por estudiar el tema.
El mensaje anti-minero respecto a las Bambas, en buena medida desarrollado por Cooperaccion, va penetrando el discurso social respecto a este conflicto de manera paulatina. Ello se da vía dos caminos, el primero es el espacio mediático ganado por sus voceros y el segundo por la forma como convierten a los lideres de opinión en estaciones repetidoras de sus mensajes respecto a Las Bambas.
El proceso que describimos es sumamente informativo respecto a cómo es la superioridad en desarrollo académico y de discurso de los anti-mineros, producto de un esfuerzo sostenido a lo largo de años de producción académica y posicionamiento de voceros. Aquello facilita que los mismos puedan ir imponiendo su versión del conflicto frente a las empresas mineras. El sector minero no debería sorprenderse de cómo una y otra vez la prensa da espacio a voceros y expertos que le son hostiles y no presentan una contraparte afín a la minería o al menos objetiva del conflicto. Si el gobierno y el sector minero en general no han realizado esfuerzos anticipados para la elaboración de un discurso permeable hacia la población, así como una narrativa comparable a la de sus adversarios, entonces tampoco les debería sorprender porqué es que conflictos como las Bambas degeneran rápidamente en situaciones críticas y en desenlaces poco favorecedores para todos. Lampadia