Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
El precio del cobre superó ayer los US$4 por libra, un gran precio, sobre todo para el Perú, que es un productor de costos bajos.
Pero esta vez, a diferencia de la primera década del siglo, el Perú se está perdiendo la oportunidad de traer riqueza desde el exterior, al haber impedido el desarrollo de importantes proyectos cupríferos como los de Conga en Cajamarca y Tía María en Arequipa.
Solo con estos dos proyectos, estamos hablando de una pérdida anual de unos US$ 3,000 millones. Justamente cuando más los necesitamos, cuando tenemos que recuperarnos del colapso económico inducido por el gobierno de Vizcarra para [no] frenar la pandemia.
Pero esta gran pérdida no ha caído del cielo. Es un presente negro de todas nuestras izquierdas, repito: de todas. Aquellas que optaron secretamente por el pos-extractivismo, esa teoría estúpida que se dieron el lujo de proponer a Humala en agosto del 2012. Ver en Lampadia: Exigimos que se renuncie al ‘pos-extractivismo’.
Lo más lamentable es que durante el despliegue de los ataques al sector minero, las izquierdas contaron con la colaboración de muchos medios de comunicación, que se dejaron impresionar con narrativas llamativas, pero falseantes. Se presentaron imágenes de empresas grandes, supuestamente abusivas y desconsideradas, actuando contra pueblos pobres e incluso contra pobladores específicos que se prestaron para ello.
Además, en Lampadia no nos cansamos de repetir, que estas izquierdas intrigantes y mentirosas, también contaron con la colaboración de buena parte de la clase dirigente, de empresarios, académicos, políticos y líderes de opinión, que no pudieron tomar la temperatura política y desentrañar un tema tan caro para el futuro del Perú.
Poco a poco, pues, hemos ido poniendo cruces en nuestros grandes yacimientos mineros:
Y podemos perder nuestros proyectos por el desarrollo de otras fuentes de minerales, como la explotación de los fondos marinos. O por sustitución de materiales. O incluso por cambios tecnológicos, como el de la electricidad inalámbrica.
El año 2015, el IPE hizo un cálculo sobre la pérdida de crecimiento del PBI como consecuencia de la parálisis de los proyectos mineros. Ver cuadro:
¿Se imaginan ustedes hoy, el impacto de mantener nuestro cobre debajo de la tierra En vez de traer recursos para más y mejores empleos, mayores cadenas productivas con otros sectores de la economía, más impuestos para cerrar las brechas de salud, educación, infraestructuras y tecnologías?
El economista chileno, José Luis Daza dice en La Tercera: “No me sorprendería si en los próximos 12 meses el cobre supera los US$5 y eventualmente US$6”. Agrega que este súper ciclo puede durar un par de años. Pero más allá de su afirmación, los estimados de demanda y oferta de cobre, muestran un escenario muy favorable para los países productores como el Perú, que tiene grandes reservas de cobre por explotar.
Ya es hora de que empecemos a llevar la contabilidad de las pérdidas de riqueza y de beneficios sociales, causados por los enemigos de la inversión minera en el Perú. Lampadia