Carlos E. Gálvez Pinillos
Ex presidente de la SNMPE
Para Lampadia
Cotidianamente oímos el mensaje referido a la contaminación ambiental minera y siempre se repite aquello que se quedó grabado en nuestra memoria, que viene de los tiempos en que el tema ambiental simplemente no era un tema de preocupación para la humanidad, vale decir, de antes de la década de los 70’s del siglo pasado.
En el Perú contamos desde 1992, con una legislación ambiental para el sector minero-energético y este sector es el más regulado y supervisado desde ese entonces. Hoy en día, no hay empresa de la industria minero-energética (excepto los ilegales), que no cuente con autorizaciones ambientales previas hasta para explorar, que no tenga Estudios de Impacto Ambiental (EIA) previamente aprobados y verificación constante de su cumplimiento, bajo pena de multa.
Cuando hablamos de EIAs, no nos referimos solo a cumplimiento de estándares ambientales, límites máximos permisibles (cosa que en muchos casos son más exigentes que lo que contiene nuestra naturaleza, al estar en un área geológica altamente mineralizada), sino limitaciones para obtener agua y para vertimiento de la misma, cuya calidad, en la mayoría de los casos, también, es más exigente que la del afluente. Esta es una razón muy importante para recircular el volumen de agua utilizado, procesándolo como si de una piscina se tratara, hasta el infinito. Evitando o minimizando con eso los vertimientos.
Pero la industria minera no se ha quedado sólo en eso, ahora viene desarrollando “activos ambientales mineros” que, perduren en el tiempo más allá de la vida de la mina y mejoren las condiciones del ambiente en beneficio de la población.
Al respecto quisiera compartir varios de ellos:
- Uno de los más antiguos es el Humedal de ITE. Muchos creen que ITE es un lugar, pero no, son las siglas de “Irrigación de Tierras Eriazas”, que antiguamente fue el depósito de relaves de Southern en la “bahía de ITE”. Esta área, que ha sido completamente remediada, ha generado una extensión de 1,600 ha de humedal costeño (el más grande del litoral peruano y el segundo en América), creando un hábitat para 126 especies de aves, de las cuales 52 especies son migratorias, tales como el águila pescadora, la garza blanca chica, la garza blanca grande, gaviotas grises y parihuanas, entre otros. Esta bahía recibe también, desde hace muchos años, la mayor cantidad de aves acuáticas del país, habiéndose convertido en un refugio de nidificación y alimento. Ciertamente han elegido este lugar para recalar en sus permanentes viajes migratorios o anidar y alimentarse, por sus características especiales y calidad ambiental.
- La industria minera ha creado en el norte del país activos ambientales tales como; el reservorio San José (Cajamarca), el mismo que demandó una inversión de US$25 millones para convertir el tajo abierto en un depósito de 6 millones de metros cúbicos de agua (equivalente a 6 estadios nacionales de Lima llenos de agua). Esta agua (clase III) para fines agrícolas y ganaderos cubre las necesidades de 5,000 familias de la zona y cuenta con un fideicomiso que garantiza su operación a perpetuidad.
- También en Cajamarca, en el área del proyecto Conga, se construyó el reservorio Challhuagon, incrementando su capacidad de 1.2 millones a 2.6 millones de metros cúbicos de agua. Este reservorio, que retiene agua de lluvia, beneficia a comunidades de la zona de Conga.
- A partir de estas facilidades, Yanacocha construyó reservorios familiares y facilitó a esas familias sistemas de riego por aspersión, con el consecuente uso eficiente del agua, incorporando mayores extensiones de tierra (ampliación de frontera agrícola y ganadera), reemplazando el riego por inundación que, no sólo es ineficiente en términos de uso del agua, sino que elimina los nutrientes del suelo. En Cajamarca se ha instalado estos sistemas en más de 800 ha, beneficiando con ello a 7,000 pobladores. Estas familias han logrado triplicar su producción lechera, manteniendo constancia productiva a lo largo de todos los meses del año (en el pasado producían leche en época de lluvia, cayendo dramáticamente estos volúmenes en época de estiaje).
- La industria minera viene haciendo un cuidadoso manejo de bofedales en la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca.
- A comienzos de esta década, se inició en 30 centros poblados de Huari la instalación de 30 viveros que, dando ocupación productiva a 1,800 pobladores, sembraron 2 millones de árboles en una extensión de 1,300 ha en una primera etapa, para luego ampliar el programa a 7 millones de árboles en 4,500 ha.
- En Bayovar se han trabajado 350 ha del desierto de Sechura, sembrando 35,000 plantones de algarrobo y zapote, invirtiendo para esto US$3.5 millones en un sistema de riego por goteo.
- Creemos firmemente que todos debemos contribuir a rellenar el acuífero del subsuelo y para esto, la industria minera ha plantado 295,000 árboles de Quenuales, en la zona de operación de Milpo, reforestando 355 ha. Este programa debe ser replicado a lo largo de la rivera de los ríos de la sierra, con participación activa de las comunidades locales, tal como se ejecutó este piloto.
- Igualmente, en Antapacay se activó el programa adopta un árbol, mediante el cual se ha sembrado 1 millón de árboles de colle y queñua en 1,100 ha.
- Proverbiales son las piscigranjas instaladas por empresas mineras de Huancavelica, Oyón y Cajamarca, que siembran truchas aguas abajo de sus operaciones, demostrando con ello la calidad de las aguas antes de ser vertidas y su impacto positivo a las comunidades aledañas.
- Quiero hacer una mención especial a la obra de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de La Enlozada (PETAR), inversión de US$ 500 millones, realizada por Cerro Verde (Arequipa), para tratar 4 m3/seg (metros cúbicos por segundo) de aguas residuales de Arequipa metropolitana y la creación de un relleno sanitario de residuos sólidos. Con esta obra, que entró en operación en el año 2016, se ha recuperado el río Chili y se proporciona agua de calidad a la agricultura, [el único río limpio del Perú]. Quien sabe, más importante aún es el impacto sobre la salud, pues los casos de enfermedades diarreicas agudas se vienen reduciendo año a año, pasando de más de 81,000 casos en 2015 a 72,500 en 2016 y a 67,000 en 2017. No dudo que al 2018 se reportara alrededor de 62,000, lo que constituye un avance que debe estar acompañado de programas educativos en hábitos de higiene para avanzar aún más rápido.
Me atrevo a resaltar que este es el mejor instrumento de combate a la anemia infantil y que las diversas compañías podrían “adoptar un distrito”, instalando mediante OxI plantas modulares y estandarizadas de potabilización de agua y PETARs, operándolas inicialmente y transfiriéndolas a las autoridades distritales para que se “gradúen” al término de 2 o 3 años desde la construcción. Recordemos que la anemia infantil en la sierra, tiene su origen, no tanto en la falta de ingesta alimentaria, sino en los procesos diarreicos agudos y repetidos que, destruyen a nuestros niños. Lampadia