Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
Nicolás Maduro Moros, el dictador venezolano sucesor de Hugo Chávez Frías, no se mantiene en el poder por mérito, arraigo popular o solamente por la represión brutal que imprimen las fuerzas armadas contra el pueblo y la oposición venezolanas. Se mantiene porque tiene en el mundo muchos alcahuetes que lo sostienen.
Con el apoyo de ellos, sin ningún rubor se ha proclamado ganador de unas elecciones que han ganado Edmundo Gonzales Urrutia y María Corina Machado. Con el apoyo de sus alcahuetes, como lo hizo Fidel en su momento u Ortega hace muy poco, pasará, en muy poco tiempo, cuando el ruido y las protestas sean acalladas, a la etapa estalinista, donde su tiranía se sostendrá por el terror, la fuerza y la manipulación social.
¿Quiénes son los principales alcahuetes de Maduro?
- El Papá Francisco, es, me cuesta decirlo como católico, el primero de ellos. Hace años mira para otro lado, emite declaraciones horoscopales, no ha condenado con firmeza y menos con eficacia esta tiranía y con su silencio frente al descarado robo electoral del 28 de julio pasado, no hace otra cosa que validar al tirano y humillar a 28 millones de venezolanos. Abismal distancia con Juan Pablo II, cuya entereza y fuerza moral derrumbó el Muro de Berlín. Enviar a un emisario de segundo nivel para solidarizarse con la Conferencia Episcopal Venezolana es una coartada Su Santidad, no el papel de un pastor. Si no puede defender a sus fieles que sufren, o no puede enfrentar a una corte ideologizada que lo coopta, debería ser un Papa Emérito y pasar a la contemplación.
- La China de Xi Jinping (el autócrata oriental que se ha atornillado en el poder y ha desaparecido toda forma de disidencia en su propio partido). Sostiene al gobierno venezolano con más de 60,000 millones de dólares en préstamos concedidos desde 2005 hasta 2019 (sin incluir los préstamos secretos y el apoyo militar), a cambio de petróleo barato, obras públicas ejecutadas por empresas chinas y compras de baratijas chinas. Evidentemente cuando buena parte de estos créditos están impagos y una democracia en Venezuela los tendría que desconocer, el gobierno Chino fue el primero en saludar el fraude de Maduro.
¿Será que a la China sólo le importa recuperar los préstamos dados a Venezuela y no le preocupan los cerca de 50,000 millones invertidos en la Región? ¿Las democracias libres de América Latina seguirán soportando un inversionista que avala la destrucción institucional de la Región? ¿No será hora de que las democracias libres de América Latina exijan credenciales o compromisos democráticos a sus inversionistas para dejarles edificar puertos, hidroeléctricas, obras públicas o comprar empresas de servicios?
- Brasil, Colombia y México. Mejor dicho (para no ofender a esos pueblos hermanos) los presidentes: Lula, Petro y López Obrador, son los más descarados alcahuetes de Maduro y del chavismo. Sobre todo Lula que juega a dos caras y que hace creer al cándido gobierno de Biden que puede hablar directamente con Maduro y propiciar una salida negociada. Su abstención o ausencia en la OEA, han impedido una condena de este organismo. Su comunicado conjunto es una antología del cinismo de la izquierda que bien definió, hace muchos años Álvaro Uribe Vélez.
- El señor Luis Almagro, Secretario de la OEA, cuya retórica antichavista y cuya altisonante anuncio de denunciar a Maduro ante la Corte Penal Internacional no es otra cosa que ruido para ocultar su fracaso clamoroso en detener las dictaduras en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Ver: Lampadia. Los logros de Almagro, 28 de octubre de 2022.
- Rusia e Irán, países a quienes los une con Venezuela su “estratégica oposición mutua a Estados Unidos” son los alcahuetes internacionales de Maduro, que bloquean las condenas en foros internacionales a esta dictadura.
Ha habido desde hace años muchos otros Alcahuetes más:
como las dictaduras de Cuba o Nicaragua, la primera de las cuales persigue a ciudadanos venezolanos en su propio país.
Los políticos españoles Rodríguez Zapatero o Iglesias asalariados por el chavismo que le sirven de caja de resonancia en Europa.
El cineasta norteamericano Oliver Stone que edulcoró en el Cine a Chávez,
Evo Morales o Christina Kirchner.
Diego Armando Maradona.
Noam Chomsky quien no se equivocó cuando dijo que “Chávez construye un mundo diferente y posible”. Si un mundo de 90 % de pobreza y donde el 25% de su población vive refugiada en el resto de América. ¿Se habría referido a ese mundo posible el cándido Chomsky?
También hay alcahuetes de tercera en el Perú.
Vladimir Cerrón desde la clandestinidad, no cae preso pero emite comunicados de respaldo a Maduro.
Vero Mendoza que pide que sean los jueces venezolanos de caricatura los que auditen una elección fraudulenta que ellos mismos han urdido.
Josué Gutiérrez el patético Defensor del Pueblo del Perú que le paga el cargo a Perú Libre atacando al Canciller Peruano que promovió la condena a Maduro en la OEA.
Bermejo, el de las pelotudeces democráticas, que no cree en la democracia pero va de alcahuete a Caracas y funge de veedor, junto con la señora Portalatino.
Son todos estos gobiernos, líderes o personajes los alcahuetes que sostienen al chavismo desde hace años y ahora a Maduro. Son los responsables de esta tragedia social latinoamericana de más de 8 millones de refugiados. Son los responsables de las verdaderas heridas abiertas de Latinoamérica que son Cuba, Venezuela y Nicaragua. Serán los responsables de que este fraude, como los anteriores, cuajen y queden en el olvido.
Mientras no detengamos a estos alcahuetes Maduro se reelegirá como Fidel hasta que el cáncer se lo lleve en traje de madera. Ortega seguirá expulsando opositores y confiscando bienes. Jeanine Añez seguirá presa en Bolivia en manos de la dictadura de Evo y sus secuaces. Y la tragedia se extenderá como ya sucede, a Colombia o México, al Perú o a Ecuador. O volverán los Kirchner en Argentina o Correa en Ecuador. Avanzarán donde no haya pueblos que resistan y se dejen llevar por alcahuetes y cómplices.
Comencemos por entender que esos son los verdaderos responsables de esta tragedia y que hay que detenerlos, uno por uno. Lampadia