Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
Son peligrosos, errados e inoportunos los mensajes que envía la Junta Nacional de Justicia al destituir nuevamente al ya destituido magistrado Luis Arce Córdova por el hecho de haber “declinado al JNE” cuando este, de la mano de Jorge Luis Salas Arenas, se negaba a revisar los votos ante los pedidos de nulidad formulados en la elección de junio del 2021 y echaba al tacho de basura nuestro derecho a la “autenticidad electoral”. Ver en Lampadia: Las elecciones en los tribunales (17.06.2021).
Son peligrosos, porque la JNJ, avala de este modo un resultado electoral que cada vez está más cuestionado y cuyas manchas, salpicarían inevitablemente a toda la JNJ. Lo son aún más cuando señala que la denuncia de Arce Córdova de “colusión política de ciertas instituciones”, que son expresiones de la libertad de opinión en cualquier parte del mundo, constituyen causas “graves de destitución”.
Son errados porque la irrenunciabilidad de ciertos cargos prevista en leyes y en la propia Constitución ya ha sido puesta en tela de juicio por Javier Valle Riestra y Marco Tulio Falconí con sus renuncias al Congreso en ejercicio de la amplitud de sus libertades políticas y por Ricardo Beaumont con su renuncia al Tribunal Constitucional, en este caso santificada por una decisión judicial que determinó que su vacancia fue inconstitucional (dictada pese a que él había renunciado) y el TC decidió por mayoría de votos no cuestionar dicha decisión favorable al renunciante y acatar la sentencia.
Son inoportunos porque se dan en el contexto en el cual las Salas de Derecho Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima están por resolver las apelaciones interpuestas contra las resoluciones que han declarado la IMPROCEDENCIA de las ACCIONES DE Amparo presentadas contra el proceso electoral 2021 en primera y segunda vuelta. La JNJ, la que destituye a los jueces superiores, está enviando un inoportuno mensaje a los jueces acerca de las consecuencias de amparar acciones legales incoadas contra un proceso electoral que esta misma Junta está santificando por la forma y los conceptos contenidos en la destitución de Arce Córdova.
La JNJ ha cruzado de este modo, de manera inevitable, la línea divisoria entre lo opinable y lo parcial y se ha puesto, lejos de lo que le corresponde, del lado equivocado.
Arce Córdova debería llevar su caso al TC y forzar de esta manera una decisión que zanje de una vez por todas estos conflictos. La reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional y las reiteradas sentencias dictadas por el doctor César Landa, ahora Canciller de Perú Libre, le puede servir de apoyo para sustentar de que forma la justicia constitucional es prevalente sobre la justicia electoral y que “no existen espacios de la vida pública exentos del control constitucional”. Lampadia