Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
Según datos de la ONU TURISMO, se calcula que 1,400 millones de turistas realizaron viajes internacionales en el año 2024. La estimación para el 2025 es un poco más optimista y se cree que el turismo mundial superará este año las cifras pre-pandemia.
Imagínese usted que es uno de esos millones de viajeros y decide hacerlo a una ciudad muy promocionada a nivel mundial, considerada parte del patrimonio cultural de la humanidad y al llegar a este destino, encuentra un aeropuerto que lo recibe en estas condiciones:
- Sin conexión de wifi libre, ni pagada.
- Con una infraestructura de más de medio siglo que no ha sido adaptada a los estándares aeroportuarios actuales.
- Sin aire acondicionado en sus salas de espera y llegada, ni calefacción por supuesto.
- Con apenas 4 mangas de desembarque y escaleras metálicas sin techo que lo obligan a bajar del avión mientras llueve y hace frío, en medio de los aviones y carros porta maletas.
- Con pocos baños, mal acondicionados y peor cuidados.
- Con un estacionamiento donde no hay cajas para pagar el parqueo y usted debe hacerlo al salir, a la misma señorita que levanta la barrera de paso, demorando minutos y luego de larga fila de espera.
- Sin la posibilidad de que su UBER, DIDI o el taxi de su preferencia, o un amigo o su esposa le puedan recoger porque la vía de acceso libre “está prohibida para vehículos con un sólo conductor” (sic).
Usted acaba de llegar al Cusco. Al “Ombligo del Mundo” como se reclaman algunos de sus habitantes. A la puerta de entrada aérea a MachuPicchu, ese destino que sus autoridades y en este caso CORPAC, lo está matando día tras día. (La muerte de MachuPicchu. Ay MachuPicchu siguió muriendo).
- Ninguno de los 1,400 millones de turistas se imagina llegar a Barajas (Madrid), SFO (San Francisco), LAX (Los Ángeles) o CDMX ( Ciudad de México) y no poder comunicarse con su agencia, su hotel, su primo o su novio, por falta de wifi.
- Ninguno de ellos podría pensar que en su sala de espera o embarque no haya aire acondicionado ni ventilación.
- Menos se imaginaría que tendrá que descenderá al pie del avión y que tendrá que caminar algunos cientos de metros, en medio de lluvia y frío, a 3,416 m.s.n.m., para llegar a la puerta de salida.
- Tampoco imaginará, para hacer corta la historia, que no podrá tomar un UBER u otro taxi de aplicativo en el aeropuerto y que para tomarlo deberá caminar hasta la calle o que tendrá que pagar el precio excesivo de los taxis oficiales que se encarecen por pagar una renta exagerada al operador del aeropuerto.
Debe ser por eso que el destino está muriendo, mientras sus patéticas autoridades lo promocionan en teatros de segunda en Nueva York o en ferias en Madrid, sin antes resolver estos problemas elementales para una calidad de visita aceptable. Debe ser por eso que el destino, pese a tener una Maravilla Mundial, no recibe ni la milésima parte del turismo global.
Sería más útil que las autoridades locales, en lugar de promocionar el destino de formas tan folclóricas como se ha visto recientemente, resuelvan estos problemas elementales del arribo y salida del visitante, exigiendo a CORPAC una mejor gestión de su principal aeropuerto o demandando la privatización de este aeropuerto para que lo gestione algún operador internacional calificado, ya que este aeropuerto no solamente debe seguir funcionando en tanto se construya el nuevo en Chinchero, sino que debe seguir siendo el aeropuerto alterno de esta ciudad y no convertirse en botín inmobiliario de gobernadores, alcaldes y empresarios mercantilistas.
La puerta de entrada al destino turístico tiene que mejorar. No puede ser únicamente la caja chica de una empresa estatal cuya inepcia ya conocemos (Apagón en el Aeropuerto Jorge Chávez).
¿Dónde está el Gobernador?
¿Tiene alcalde esta ciudad?
¿Hay Ministro de Comercio Exterior y Turismo?
Lampadia