El ejemplo de la Mancomunidad Regional de los Andes, que está llevando a las regiones de Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Junín e Ica, a una visión de desarrollo sobre la base de sumar esfuerzos, es algo que debemos destacar como el camino que puede dar viabilidad a los procesos de regionalización y descentralización en que estamos inmersos.
Como sabemos, los procesos de descentralización y regionalización se iniciaron apuradamente, por un impulso político hasta irresponsable: sin fijar las estructuras y delimitaciones entre lo nacional y regional, sin crear capacidades regionales que permitan una gestión eficiente y efectiva, y sin establecer las salvaguardas necesarias para la protección de ciudadanos y empresas ante los nuevos poderes, que no se dotaron de garantías democráticas, como la doble instancia, el rendimiento de cuentas y el balance de poderes.
Se falló inclusive en la definición de los procesos, habiéndose generado una confusión entre términos como regionalización y descentralización. La regionalización es esencialmente un proceso político, y como tal, define la estructura de responsabilidades de los distintos niveles de gobierno, nacional (gobierno central), regional (gobierno regional –la nueva instancia de gobierno) y local o municipal, en sus distintos niveles provincial, distrital y de centro poblado.
En cambio, la descentralización es esencialmente un proceso económico. Se debe orientar al potenciamiento de las capacidades productivas de las distintas regiones, y sus procesos de inversión, generación de empleo y provisión de recursos fiscales. Como los departamentos, convertidos absurdamente en regiones, no son iguales en capacidades de desarrollo y, la demarcación política no coincide con lo que podríamos llamar áreas de desarrollo económico, o corredores económicos, la regionalización debe ser complementada por procesos de integración entre regiones que pueden potenciar su desarrollo mediante mancomunidades. Tal como ofrece la de los Andes que hoy analizamos.
Más al sur de la Mancomunidad de los Andes, tenemos a Cusco, Puno, Madre de Dios, Moquegua, Tacna y Arequipa, incapacitados políticamente por sus dirigencias políticas regionales, y muchas veces por sus clases dirigentes locales, que como en el caso de Arequipa, en vez de converger en un esfuerzo macro-regional, levantan las pasadistas banderas de nacionalismos regionales, sacrificando a sus pueblos, y muchas veces llevándolos enfrentarse con quienes podrían asociarse para multiplicar su riqueza.
En el norte, Amazonas, Cajamarca, Lambayeque, La Libertad, Loreto, Piura, San Martín y Tumbes, han formado la “Mancomunidad Regional Macro Nororiente del Perú”.
Fuente: rpp-noticias.io
Según RPP «Mediante la Ordenanza Regional Nº 005 – 2017, el Consejo Regional de Lambayeque, aprobó la constitución de la “Mancomunidad Regional Macro Nororiente del Perú”, integrada por las regiones de Amazonas, Cajamarca, Lambayeque, La Libertad, Loreto, Piura, San Martín y Tumbes. Con esta ordenanza se ratificó la elección de Reynaldo Adolfo Hilbck Guzmán, gobernador regional de Piura, en el cargo de presidente del Comité Ejecutivo de la nueva Mancomunidad».
Además, RPP también afirmó que «La Ley 29768 de Mancomunidad Regional faculta a los gobiernos regionales a unir esfuerzos para la prestación conjunta de servicios públicos, cofinanciamiento o inversión en la ejecución de obras que promueven la integración, el desarrollo regional y la participación de la sociedad, fortaleciendo el proceso de regionalización».
Entendemos que el proceso de integración entre Ancash, Huánuco, Pasco y Ucayali, está aún en veremos. Esperamos que pueda consolidarse pronto.
En el norte, la identidad de sus pueblos como el ‘Sólido Norte’, es muy propicia para que se consoliden procesos de integración. En cambio, el sur, está perdiendo la posibilidad de desarrollar lo que podría llamarse: ‘El Gran Sur’.
En el siguiente artículo, Alfonso Baella, destaca la vocación y capacidades de desarrollo de la Mancomunidad de los Andes.
Alfonso Baella Herrera
Para Lampadia
En el Perú los debates de coyuntura son, a veces, una enorme muralla que oculta tras de sí, temas estructurales de la mayor importancia. Peor aún, el conocido centralismo limeño relega a la provincia y olvida las potencialidades regionales. La minería formal, por ejemplo, alejada y distante de la capital es una de las actividades de mayor impacto económico y constituye, sin la menor duda, uno de los caminos más seguros de desarrollo y progreso para todos los peruanos. Pero debemos mirar más allá de Lima para reconocer las oportunidades y los casos de éxito que se están gestando, para destacarlos, para aprender de ellos y para multiplicarlos.
El caso de la Mancomunidad Regional de los Andes es un ejemplo que debemos conocer y replicar. En el año 2011 tres gobiernos regionales –Apurímac, Ayacucho y Huancavelica- decidieron unir esfuerzos en función de una visión compartida, de obras de infraestructura integrales y de proyectos mineros, de agroexportadores, de energía y demás. En el 2014 se adhirieron Ica y Junín.
Hoy, los cinco departamentos forman esta mancomunidad que tiene personería jurídica de derecho público y partida presupuestal asignada. Los gobernadores regionales tomaron una decisión política y hoy son un bloque que viene trabajando de manera coordinada.
Aquí un breve resumen de la cartera de proyectos que tienen entre manos:
En Minería suman US $ 14,259 millones de dólares donde destacan Haquira (2,800), Los Chancas (2,800), Cotabambas (1,963), la ampliación de Toromocho (1,300) y la Mina Justa (1,300).
En Agroexportación suman cerca de US $ 4,500 millones de dólares y están el proyecto Hidroenergético y de desarrollo agrícola Pampas Verdes (4,000) y el trasvase del Rio Pampas en Apurímac e Ica (415).
En Energía llegan a US $ 3,000 millones de dólares con el Complejo termoeléctrico en Pisco, Cuquipampa (420) y Viscatan (400).
Además, en otras obras hay casi US $ 10,000 millones de dólares y están la construcción del Túnel Trasandino Matucana-Lima / Pomacocha-La Oroya (4,000), el Ferrocarril Andahuaylas-Marcona (3,000), la interconexión del Ferrocarril Central Huancavelica-Ayacucho-Apurímac-Cusco (1,800).
Es decir, hay más de US $ 32 mil millones de dólares de proyectos de inversión para los siguientes años que, de llevarse a cabo, convertirán esta zona del Perú en un importante generador de puestos de trabajo.
Hay que reconocer el esfuerzo y el buen ejemplo de esta mancomunidad, y de sus cinco gobernadores regionales: Julio Sevilla Sifuentes, Gobernador de Ayacucho; Fernando Cillóniz, Gobernador de Ica; Wilber Venegas Torres, Gobernador de Apurímac; Glodoaldo Álvarez Oré, Gobernador de Huancavelica; y, Ángel Unchupaico Canchumani, Gobernador Regional de Junín.
Son cinco líderes que han apostado por el desarrollo encontrado intereses comunes, complementariedades estratégicas y un verdadero compromiso con sus pueblos. Que distancia con regiones como Cajamarca que perdieron el tren de la historia y que hoy viven pobreza y aislamiento. Hay que mirar las mancomunidades como el mejor camino para generar macro regiones y promover espacios sanos de prosperidad y oportunidades. Lampadia