Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
Dina Boluarte dijo una cosa cierta en su mensaje del 28 de julio cuando diagnosticó que “la inseguridad ciudadana es el problema número uno y tenemos que afrontarlo con energía y determinación”. Pero desbarró completamente cuando propuso soluciones.
La más discutida, sin duda, es la creación de una policía de segunda categoría, integrada por personal de poca calidad (por ejemplo, lo que no han podido ingresar a una de las deficientes escuelas policiales que se han multiplicado por todo el país), mal pagados, mal entrenados, pero con uniforme, arma y poder.
Como es obvio, eso va dar lugar a abusos, errores y corrupción. Va a crear más problemas de los que pretende resolver.
El punto es que los ineptos –y caviares- que Boluarte y Alberto Otárola han colocado al frente del Ministerio del Interior siguen repitiendo la misma monserga, faltan más policías. Y luego especulan con cifras arbitrarias: se requieren 50,000 policías más. Pueden decir también que se necesitan 80,000 o 20,000 o los que le dé la gana.
En realidad, el problema principal de la Policía Nacional hoy es de calidad.
La existencia de 26 escuelas policiales, la mayoría de las cuales no tienen ni profesores ni instalaciones adecuadas, está degradando la calidad de la PNP.
Por supuesto, no estaría mal aumentar el número de policías, pero hacerlo empeorando aún más las aptitudes de los efectivos, es una necedad que solo a los funcionarios de este gobierno se les puede ocurrir.
Lo que se requiere es una policía mejor preparada y mejor equipada, con tecnología actualizada, y con algo que el gobierno no ha mostrado hasta ahora, respaldo político para enfrentar a la delincuencia con “energía y determinación”, palabras de Boluarte que se contradicen con su comportamiento evasivo y medroso.
Algunas de las medidas indispensables
- Es urgente concentrar las escuelas policiales de suboficiales para revertir el deterioro de la preparación
- Patrulleros adecuados, no como los que compró el corrupto gobierno de Ollanta Humala, muchos de los cuales han quedado fuera de servicio. Es inaudito que ahora haya menos patrulleros que hace ocho años.
- Comunicaciones adecuadas. También las millonarias y corruptas compras en el gobierno de Humala han dejado a la PNP con comunicaciones precarias.
- Una verdadera central de emergencia para Lima. Increíble que no tengamos un C4 (Centro de comunicación, control, cómputo y comando) a pesar de los miles de millones de soles que ha tenido de presupuesto el Mininter en los últimos años. Por eso muchas personas prefieren llamar al serenazgo que a la policía.
- Dotar a la PNP de elementos necesarios para el orden público. Es un escándalo que, por ejemplo, la PNP no tenga carros rompe manifestaciones (rochabuses) y otros instrumentos para enfrentar las violentas algaradas tan comunes ahora.
- Reforzar la investigación criminal. La PNP tiene muy buenos investigadores, pero se requiere recursos. Por ejemplo, el general (r) Remigio Hernani –que fue jefe de la Dirincri y Ministro del Interior- dice que la División de Secuestros de la Dirincri, que el comandó a fines de la década de, 1990 tiene hoy el 20% del presupuesto que su época. Los secuestros están proliferando ahora.
- Devolver la investigación preliminar a la PNP (el atestado policial), que con el nuevo Código Procesal Penal pasó a manos de la fiscalía con resultados desastrosos.
Estas son algunas de las cosas necesarias y posibles en este momento.
En síntesis, no hay que inventar la pólvora, lo que se requiere es una policía mejor preparada, dotada de los avances tecnológicos necesarios y con respaldo político claro y firme.
Otrosí digo. Otro despropósito de los fiscales politizados y prevaricadores es procesar a varios dirigentes apristas, como Jorge del Castillo, Mauricio Mulder y otros, por un presunto aporte de Odebrecht a Luis Alva Castro en 2006, cuando era candidato al Congreso.
A estas alturas, ya está absolutamente demostrado que en esa fecha los aportes no declarados a una campaña no eran delito. Es decir, así Alva hubiera recibido ese dinero –cosa que él niega-, no sería pasible de acusación alguna.
Pero incluir a otros dirigentes que no tienen nada que ver en el tema, solo prueba que esos fiscales usan sus cargos para perseguir a los adversarios políticos de sus socios caviares.
Lampadia