Jaime de Althaus
Para Lampadia
Hemos clasificado al mundial gracias a un puñado de jugadores bien entrenado y a un director técnico que recuperó la esencia de nuestro futbol, agregándole disciplina defensiva. Pero no podemos quedarnos allí. Ya hemos visto cómo el futbol nos une y nos vuelve iguales, cómo elimina las diferencias y nos vuelve mejores. Eso, en el Perú, un país con escasas realizaciones colectivas, es un bien precioso. Por eso, la meta no es alcanzar el mundial. Es llegar lo más arriba posible en ese torneo. Proponerse llegar a las semifinales, por ejemplo. Ya han pasado más de dos semanas del triunfo sobre Nueva Zelanda, y aun no vemos que nadie en la Federación Peruana de Futbol o en el comando técnico o algún jugador diga: nuestra meta no es solo pasar la primera fase, es llegar más lejos.
Fuente: Perú21
Pero hay otra meta aún más importante, considerando el poder del futbol como aglutinador nacional: ir a los siguientes mundiales, a todos, con equipos cada vez más fuertes. El asunto va más allá del futbol: el Perú como tal debe proponerse ser cada vez más fuerte, más moderno, más competitivo, mejor institucionalizado. Lograrlo en el campo tan importante de este deporte geopolítico, comienza con la reforma del futbol, que incluye todo un sistema de campeonatos y de formación de jugadores desde la niñez, pero también una reforma de los propios clubes de futbol, que son el vehículo principal para la generación de nuevos y buenos jugadores. Porque lo que tenemos ahora es lo que decíamos al principio: solo un puñado de buenos jugadores. Necesitamos un sistema que genere muchos más jugadores de alto nivel competitivo, una base mucho más amplia.
¿Estamos avanzando en esa línea? Sí, sin duda, pero falta. Lo primero que hemos visto es que la Federación Peruana de Futbol está en un proceso de modernización. El presidente de la Federación, Edwin Oviedo, bien asesorado por su comité consultivo, ha creado varias gerencias con profesionales de muy buen nivel, y ha formado comités muy técnicos que, entre otras cosas, han elaborado un plan estratégico con objetivos de corto y mediano plazo. Se ha rodeado bien.
El Comité Consultivo, por ejemplo, que asesora en lo relativo a decisiones estratégicas que permitan la transformación del futbol peruano, está integrado por Gianfranco Castagnola, presidente de Apoyo Consultoría; Luis Felipe Cantuarias, integrante del Comité de Gobernanza de la FIFA, ex vicepresidente para AméricaLatina de SAB Miller; Alfredo Ferrero, ex ministro de Comercio Exterior y promotor de la negociación de los TLC del Perú; Paolo Sacchi, CEO del Grupo Romero y ex Gerente General de Alicorp, y Luis Alfonso Carrera, Gerente de División de Negocios Empresariales en BCP.
La nueva directiva elaboró el llamado Plan Centenario 2022, que busca precisamente generar una base mucho más amplia de buenos jugadores a mediano plazo. Para ello plantea dos líneas principales: la primera, un proceso de licenciamiento de los clubes, que comenzó a aplicarse gradualmente este año y que les exige, para participar en el campeonato de primera profesional, tener divisiones inferiores. Este año la obligación era tener un equipo sub 17 y otro sub 15, fuera de la reserva. El próximo tendrán que tener un equipo sub 13.
Paralelamente, se puso en marcha el Plan de Menores, para generar selecciones regionales sub 16 y sub 14 que compiten entre ellas, y de las cuales los clubes puedan nutrir sus equipos juveniles. Para ello se construyeron “Centros de Desarrollo” en cada región. Los encargados de esos Centros observan los campeonatos escolares de la región para descubrir a los mejores jugadores, que son invitados a integrarse a la selección regional. Lo que ocurría era que los chicos con talento que terminaban el colegio no tenían donde hacer carrera porque los equipos profesionales carecían de divisiones inferiores, y el talento se perdía. La idea con estas selecciones regionales conectadas a la creación de divisiones menores en los clubes, es que todos los jugadores con potencial puedan tener una carrera por delante y el país pueda aprovechar todo el talento que tiene.
Pero aquí viene el tema de los clubes. Como hemos explicado, a partir del 2017 entró en vigencia el sistema de licenciamiento de los clubes de fútbol que participanen torneos de primera división, para que estos se conviertan en instituciones serias con divisiones inferiores, con canchas de entrenamiento propias,y con administraciones transparentes y profesionales. Los requisitos se van introduciendo de manera gradual, y el club que no los cumple no puede participar en el campeonato. Para el presente año se exigió que cada club tuviera equiposde reserva, sub 17 y sub 15 que participaran en los torneos de menores, que cuando menos alquilara un estadio por toda la temporada, un cuerpo médico completo, un responsable de la parte deportiva y otro de la administrativa, presupuestos equilibrados, economía y estados financieros saneados y auditados, sin deudas vencidas.
Es la Comisión de Licencias la que evalúa los expedientes que los clubes profesionales presentan ante la Gerencia de Licencias, y la que decide el otorgamiento o denegación de la licencia. Esta Comisión está presidida por el Dr. Gonzalo De Las Casas, socio principal del estudio Rebaza, Alcazar & De Las Casas, e integrada por profesionales también de primer nivel.La Comisión no solo decide el otorgamiento de las licencias, sino que supervisa y verifica que se cumplan los requisitos exigidos para permanecer en la primera división. Esto lo hace con el apoyo de la sociedad la auditora internacional KPMG.
De acuerdo a nuestras fuentes, durante este primer año los requisitos para participar en los torneos de primera división han sido cumplidos en términos generales por los clubes participantes. Pero ya estamos viendo faltas de cumplimiento, que ponen a prueba el sistema. Universitario de Deportes, por ejemplo, no paga su deuda a la Sunat y a las AFPs, y entonces, como corresponde, ha sido sancionado con la pérdida de puntos en el campeonato. Pero ya su administrador temporal, Carlos Moreno, se despacha en El Comercio afirmando que “…hay una Comisión de Licencias que está buscando perjudicar al club. Habría que preguntarles a ellos las razones de por qué aplican sanciones ilegales. Nos quitan la posibilidad de ir a una Copa Libertadores y de ganar tres millones de dólares por jugarla. Hay más clubes que deben a la Sunat, pero pareciera algo personal”.
Moreno aprovecha que la “U” es uno de los dos clubes más populares del Perú para hacer política al estilo tradicional lanzando acusaciones temerarias a la Comisión de Licencias y frases falaces tales como que hay más clubes que deben a la Sunat, lo que es cierto, pero la falacia está en que esos clubes sí pagan. Alianza Lima, por ejemplo, le debe también a la Sunat, pero paga su deuda. No incumple.
Pero como el futbol es pasión y es política, los hinchas y las barras bravas pueden ser azuzadas para movilizarlas contra las autoridades que están tratando de ordenar el futbol, como podemos ver en la siguiente arenga:
Aquí también gobierna la posverdad. Moreno sentencia, como argumento final: “Hemos ordenado económicamente el club”. Lo que obviamente no es cierto si no cumple con pagar sus deudas. Salvo que, para Moreno, “ordenar económicamente” el Club signifique financiar el déficit de caja ¡tomando préstamos a tasas de 18 por ciento y dando en garantía sus ingresos por Televisión del año 2020!, tal como nos revelan nuestras fuentes.
Como dice Gonzalo De Las Casas: “Lo que no entiende Moreno es que no se puede ser campeón del torneo siendo y a la vez el campeón del incumplimiento”.
Aquí viene el problema: el prometedor proceso de licenciamiento, que será cada vez más exigente, no será viable y puede caerse si los clubes en problemas no cambian de modelo societario y se convierten en sociedades anónimas con inversionistas serios interesados en sembrar en menores para cosechar luego en los mercados internacionales.
En el caso de la “U” no parece haber mayor diferencia entre la dirigencia tradicional que llevó a los clubes a la quiebra, y estas nuevas dirigencias nombradas por los acreedores. Y en el caso de Alianza Lima lo que tenemos es una situación estructuralmente muy limitada en la que la administración de los acreedores (la Sunat) apenas le permite al Club mantenerse en la línea del equilibrio económico, sin ningún tipo de desarrollo ni de inversión en menores. Paga el sueldo de los administradoresy parte de las deudas, pero no invierte en el desarrollo del fútbol.
La Comisión de Licencias ha condicionado el otorgamiento de la licencia del 2018 a Universitario de Deportes a que le alcance un presupuesto equilibrado y aprobado por la Junta de Acreedores, así como las observaciones y comentarios que le haga el órgano de control financiero de KPMG. La “U” probablemente no podrá satisfacer estos requerimientos si no cambia de modelo empresarial y no consigue la participación de inversionistas serios y con espaldas financieras.
Quien tiene en sus manos la llave para el cambio societal, es la Sunat, que posee parte importante de las acreencias en estas dos instituciones y en otras. Pero ha preferido dedicarse a jugar a la administración de estos equipos prolongando indefinidamente una situación malsana que debería ser temporal. La explicación de esto estaría en que esas decisiones están en manos de estamentos intermedios de la Sunat, cuando ya es hora que se involucre el jefe mismo, Víctor Shiguiyama, considerando la importancia del futbol en la formación del espíritu y el ánimo nacionales.
La Sunat no ha sido buena administradora de los clubes. En el caso de Universitario de Deportes, donde la Sunat es la segunda acreedora después de Gremco, la administración designada por la Junta de Acreedores ha venido siendo cambiada y sustituida por otras administraciones sin norte y con problemas financieros permanentes, como ya hemos visto. La Sunat es también propietaria del Cienciano y del Sport Boys. Este último cuadro acaba de ascender luego de años de peripecias, yCienciano casi ha desaparecido.
No es función de la Sunat administrar clubes de futbol. El problema es que la ley que se promulgó para apartar a las dirigencias corruptas de los equipos principales y avanzar hacia un régimen que permitiera recapitalizarlos, no funcionó. Lo que produjo fue esta situación en la que un estéril estatus temporal se ha convertido en permanente. Se necesita rediseñar esa ley. La Sunat debería pedirle al Ejecutivo que formule un proyecto de reformulación de dicha norma. Aunque en el caso de Universitario Gonzalo de las Casas opina que bastaría con la ley concursal pues podría ser transferido como un solo bloque en un proceso de liquidación como negocio en marcha.
Como fuere, es hora de que la Sunat ponga fin a esta situación indefinida y adopte las decisiones necesarias para transferir estos clubes a inversionistas capaces de convertirlos en instituciones modernas que sean verdaderas escuelas de futbol, capaces de invertir en divisiones menores y de codearse con los mejores equipos de Sudamérica. Para así garantizar que la clasificación al mundial no sea flor de un día, sino una realización colectiva permanente. Lampadia