Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Es chocante la manera como la prensa trata la información. No deja de impresionarme cómo un mismo hecho es tratado en los medios de comunicación, radio, televisión, prensa escrita y últimamente por lo que se ha dado en llamar “prensa alternativa”. Lo cierto es que pareciera que a nadie le importan los hechos, la verdad, y cada quien la maquilla a su gusto.
Leo por ejemplo, que según un reporte de la Defensoría del Pueblo, de los 67 fallecidos durante las protestas producidas después del Golpe de Estado de Pedro Castillo, “49 murieron a causa de la represión militar y policial. Otros seis militares perecieron por una imprudente orden castrense para cruzar el río Ilave. En tanto, 11 civiles murieron por complicaciones de salud durante bloqueos de las vías u otros hechos vinculados con las manifestaciones”.
Para comenzar, toda la prensa de izquierda está dispuesta a cortarse las manos antes de escribir que lo ocurrido fue un Golpe de Estado, que las instituciones funcionaron y que, tal como correspondía, el congreso vacó a ese delincuente golpista, y como consecuencia, se produjo una sucesión constitucional por parte de la vicepresidente elegida por ellos mismos.
No, los izquierdistas más moderados soslayan el delito de Castillo, pero en la medida que nos movemos a la izquierda en el espectro de la prensa, llegamos a la jauría de la “prensa alternativa”. A este último grupo lo califico de jauría porque se trata de gente sin valores, ética, ni moral, dispuesta a jugar con la verdad, tomar un hecho y crear bulos (fake news) y propalarlos entre la gente menos informada, a la que le “crean una verdad paralela” (una posverdad), una historia que transmiten por radios locales y Facebook.
Una “historia” que calza con los mensajes que ellos desean predomine, pues no actúan como periodistas, sino como activistas políticos. Hacer creer que a Castillo se le dio un golpe de Estado, porque había leído una proclama inocente y, que la Policía lo capturó inconstitucionalmente mientras acompañaba a su familia a la embajada de México, a la que él no pretendía ingresar, es una mentira monumental.
Decir que 49 murieron a causa de la represión militar, sin mencionar en absoluto que mucha de esa gente estaba ejecutando actos de terrorismo, destruyendo aeropuertos, activos estratégicos públicos y privados, incendiando fiscalías y juzgados con todos sus expedientes y atacando a las fuerzas del orden usando explosivos y armamento “hechizo” o de marca, no es informar con la verdad.
Decir que seis soldados fallecieron por una imprudente orden castrense, sin resaltar que esos pobres jóvenes reclutas del servicio militar voluntario, habían sido asediados por una turba embrutecida de más de 800 individuos azuzados por gente extremista, que los había arrinconado a las orillas del río Ilave, luego de no dejarlos usar el puente para su retorno, y que los habían atacado lanzándoles piedras, tal como se ha visto en los videos que circularon en las redes y noticieros, es una flagrante mentira. Pero igual y sin ninguna vergüenza lo publican y repiten.
Igualmente, decir que 11 civiles murieron por complicaciones de salud durante bloqueos de las vías u otros hechos vinculados con las manifestaciones, es por decir lo menos, tratar de santificar una situación que fue abominable. No dicen que estos terroristas miserables atacaron las ambulancias, a sabiendas que transportaban enfermos graves y heridos y que los pacientes murieron por falta de la atención médica especializada que requerían. Pero no, ahora sugieren que se murieron solitos, porque así lo quiso el Espíritu Santo.
¡Malditos los que hicieron todo este desastre, los que promovieron y participaron en esos actos terroristas, los que llevaron a la muerte a esos seis jóvenes soldados, los que destruyeron las ambulancias, impidieron su tránsito y provocaron la muerte de esos 11 ciudadanos, incluyendo niños! Esa infame detención y destrucción de las ambulancias, fue tan cruel como descerrajarles un tiro de gracia a los heridos.
¡Malditos igualmente estos nefastos periodistas que esconden la verdad, ocultan los hechos y tratan con eufemismos unos actos delictivos que no tienen perdón de Dios! Lo mismo pasa con esos sicarios de la “prensa alternativa”, creadores constantes de “información” falsa (fake news), que de tanto repetirla y divulgarla en redes y radios de provincias, se posiciona en la mente de mucha gente sin conocimiento ni información verdadera, y los fanatiza.
No puedo callar la manera cómo la prensa esquiva, enreda y finalmente trata de ocultar a los delincuentes que asesinaron al SO PNP José Luis Soncco Quispe. La forma cruel como fue incinerado, aunque ha salido una sicaria de la prensa a decir que no, que él murió descerebrado “por una pedrada de un ex policía” ¿Qué quiere decir? ¿Qué la pedrada atenúa la calcinación? ¿Qué un individuo expulsado de la PNP por medida disciplinaria, debe ser tratado como policía? ¡Qué cretinos!
Finalmente, no puedo dejar de mostrar mi profundo enojo para con algunos curas, obispos y el arzobispo (en su tiempo, activista del Partido Comunista Revolucionario y discípulo de Gustavo Gutiérrez, creador de la teología de la liberación), quienes han soslayado sin pudor, la verdad de los hechos, ocultando a los causantes de estos actos de terror y las causas de las muertes. ¡Sepulcros blanqueados! ¿Con qué derecho hablan de Dios, de paz, de fe, de esperanza, de caridad y de la defensa de la verdad? Estoy seguro que Juan Pablo II, profundo conocedor y víctima del comunismo, los hubiera censurado o amonestado. Pero ahora no tenemos en vida un santo como él, que hubiera llamado al orden a tanto desaforado con sotana que hoy conduce la iglesia.
Debemos hacer una cruzada por la defensa de la verdad, pues hay muchos “políticamente correctos” que, son pretexto de esa corrección política, la destruyen, manipulan o simplemente la utilizan para crear historias falsas o posverdades. Lampadia