Jaime Spak
Para Lampadia
A raíz de la eliminación de la selección de futbol para estar presente en el mundial de Qatar, ha habido diferentes reacciones.
Algunos muy tristes por la no asistencia, otros con rabia pues piensan, y me incluyo, que Perú es más equipo que Australia, y los que piensan que mejor que no se clasificó la selección, así nos olvidamos del circo y todas las balas van dirigidas al pésimo gobierno de Castillo.
Indican los últimos, que si se hubiera clasificado nuestra selección, tendríamos a la gente con esa ilusión de la participación de Perú en el mundial y los problemas generados por este incompetente gobiernos pasarían por agua tibia.
Cuando tenía 4 años, mi cuñado me llevo por primera vez al estadio a ver el partido Municipal – Universitario, para que yo me haga hincha de la U, tal como lo era él.
Sin embargo, apenas entre al estadio y vi la camiseta de Municipal, me enamore de inmediato de ese equipo y desde entonces ya casi 70 años después sigo siendo un hincha apasionado del Muni.
Desde el 2015 hasta el 2019 fui dirigente muy activo del club y con un grupo de gente tan dedicada como yo, trabajamos arduamente para lograr el objetivo de nunca más bajar de categoría y por el contrario que el equipo sea protagonista como lo fue hasta la década de los 80.
En esos 4 años de dirigente, logramos clasificar una vez a la copa Libertadores y 2 veces a la copa Sudamericana.
Creo que no lo hicimos tan mal, de acuerdo a los resultados.
El amor irracional que uno siente por un equipo de futbol es algo que no se entiende, como una persona que es muy analítica y sobre todo con los pies en la tierra, puede sentir una euforia grande cuando su equipo gana y una decepción profunda cuando pierde.
El amor que uno tiene por su esposa, hijos y nietos es algo insuperable, pero el amor a una camiseta es lo más irracional que existe.
Un equipo de futbol lo representan 11 personas que entran a la cancha a jugar y tratar de ganar, pero que en el fondo son asalariados, si no están al día en sus pagos, muchas veces nos hacen sufrir el doble, pues se ve en la cancha un desanimo y en la derrota una nueva decepción.
El trabajo que ha realizado Gareca con nuestra selección es extraordinario, pues ha logrado un equipo competitivo en medio de una crisis profunda del futbol peruano.
Los grandes equipos tienen deudas casi impagables y los otros equipos luchan por mantener una economía saneada, pero esa es casi una misión imposible.
El futuro del futbol peruano es trabajar con las categorías menores para que de esta manera se pueda ver una luz al final del túnel.
Cuando estábamos trabajando en Muni, le dimos una gran importancia a las divisiones menores y esos muchachos son los que actualmente defienden la camiseta.
Pero ello requiere de un plan a largo plazo y una preparación especial que va desde los 12 años para arriba.
El futuro del futbol peruano no sería tan sombrío si los equipos se convertirían en sociedades anónimas, de tal manera que puedan manejar presupuestos equilibrados y que en unos años de inversión en menores se puedan ver el fruto de lo que se ha sembrado.
Cuando participamos en la copa Libertadores hace unos años, nos enfrentamos a un equipo de Ecuador, el IDV (Independiente del Valle), cuyo propietario nos conto como logro el éxito de su institución en pocos años.
Este señor, un hombre acaudalado y amante del futbol, intentaba adquirir un equipo de la primera división y ninguna de las instituciones existentes le presto interés a su propuesta.
En vez de lamentarse por la negativa a sus intenciones, opto por fundar su equipo IDV en la ciudad de Quito, y decidió invertir algunos millones de dólares en adquirir un terreno muy importante en donde construyó varias canchas de futbol, un colegio, posta médica y un lugar de hospedaje para los jugadores.
Luego de ello logró que la persona encargada de contratar jugadores, en vez de hacer lo habitual que es llamar a pruebas, se fue a una zona de Ecuador, la provincia de Esmeraldas donde el biotipo de los jóvenes futbolistas es de una contextura física especial.
Con este grupo humano empezó su experimento deportivo.
Este equipo ahora les proporciona a los jugadores de todas las categorías: educación, salud, alimentación y hospedaje.
La gran mayoría son muchachos que vienen de lugares muy humildes y esta posibilidad los hace crecer como personas y como deportistas de elite.
Al cabo de 10 años de pasar de tercera categoría a la primera división, logro sus objetivos, es decir ser competitivos y clasificar muchas veces a la copa Libertadores, del cual salió subcampeón en su primera intervención.
Hoy en día IDV vende jugadores al exterior a un promedio de 10 millones de dólares al año.
Su inversión inicial fue recuperada en muy poco tiempo y cada año este equipo, ejemplo de lo que se debe de hacer en el futbol, tiene un superávit que le permite seguir creciendo como institución.
Extrapolando esta experiencia a nuestro país, intentamos hacer lo mismo con el Municipal, y lamentablemente ninguna de las personas interesadas pudo atreverse a invertir, pues siendo aún un club sin fines de lucro y no una sociedad anónima ningún inversionista serio deseaba arriesgar para seguir adelante con nuestros planes.
De ello se aprovecho uno de nuestros más importantes sponsors, una empresa constructora sin ningún tipo de experiencia en el futbol, para lograr mediante cuestionadas asambleas irregulares manejadas de manera virtual durante la pandemia, la administración del club.
Nuestros asociados no se han dado cuenta que lo que se requería era una empresa que invierta en el futuro del club y no una empresa que entrara a administrar el club a cambio de un 10% de los ingresos.
¿Como pretenden recuperar su inversión, si no hacen un trabajo con los menores?
El bienestar de los clubes radica en la venta de jugadores.
Al no tener clara su estrategia, cada año el club le va a deber a esta empresa constructora una importante suma de dinero, que será imposible de pagar y el futuro será similar al de los equipos grandes que deben cuantiosas sumas de dinero.
En síntesis, si no hay una inversión a largo plazo no se podrá cultivar nuevos valores que salgan de la cantera del club y la cosecha será muy pobre.
Cuando hay cosas que se hacen bien, como en el caso del equipo de Ecuador, lo único lógico es seguir el buen ejemplo.
Este ejemplo que debería seguir mi querido Deportivo Municipal, no lo está haciendo y prácticamente ha hipotecado todo su futuro por un mísero plato de lentejas.
Lo ideal es unir esfuerzos, capital y trabajo para que los equipos de futbol se conviertan en instituciones solidas y que cuando salgan a competir al exterior nos traigan satisfacciones y no la vergüenza de casi siempre salir perdedores.
¿No creen que este ejemplo debería de seguirlo todos los equipos de futbol?
Por ello, cuando la gente pide la continuidad de Gareca al mando de la selección, no entienden que no es un tema de una sola persona sino de un plan integral.
La revolución del futbol peruano debe de ser una consecuencia de una política, que incluya equipos como sociedades anónimas y un trabajo a largo plazo con los jóvenes.
Obviamente si se logra esto, pienso que, si una persona tan competente como Gareca asume nuevamente el rol de entrenador de la selección mayor, lo lógico sería que todas las divisiones del futbol peruano puedan estar bajo su supervisión.
Si se logra esto, la posibilidad de estar presente en campeonatos mundiales será fruto del trabajo y no de la suerte.
Mis amigos hinchas, ex directivos del Muni, que sienten igual que yo ese amor irracional, deberíamos de unir esfuerzos y lograr convertir nuestra institución en una sociedad anónima.
Que cada socio sea accionista y que así permita que grandes capitales ingresen a invertir en el club, tal como se hace en Europa y en muchos países de América.
Ojalá este articulo lo lean los interesados y se pueda lograr algo para alegría de los miles de hinchas.
Un club como el Deportivo Municipal, que es visto como el segundo equipo de algunos y que despierta una gran simpatía en la gente, requiere que ese amor irracional sirva para convertirlo en una institución modelo del futbol peruano.
Y de igual manera lo hagan las otras instituciones, de tal forma que el futbol peruano se convierta en un gran exportador de jugadores como lo es Argentina, Uruguay, Brasil y ahora Ecuador.
En vez de estar pensando en ideas arcaicas como cambiar la constitución, el gobierno debería de dictar las bases para una verdadera revolución en el deporte y promover una ley para que los clubes deportivos se puedan convertir en sociedades anónimas.
De esta manera muchos de nuestros jóvenes verían en el futbol una gran posibilidad de crecimiento y podríamos tener una constante fuente de ingresos para las arcas de los clubes. Lampadia