Jaime de Althaus
Paras Lampadia
Hacía muchos años que no teníamos una huelga de maestros como la que todavía no termina de disolverse. En realidad, la reforma magisterial, incluyendo el principio de la meritocracia con sus evaluaciones como condición para el ascenso y la permanencia en la carrera, logró imponerse y ganar legitimidad desde el 2007, año en que el gobierno de Alan García logró aprobar la ley de Carrera Pública Magisterial. Fue una verdadera conquista social, pero por primera vez desde esa fecha una huelga magisterial adquiere el volumen suficiente para plantear con fuerza la derogatoria de la ley de Reforma Magisterial del 2012 (que reemplazó a la del 2007 incorporando a todos los maestros a la carrera) y la eliminación de las evaluaciones de desempeño. Felizmente no solo el gobierno no cedió, sino que la clase política en su conjunto se plantó firme en la defensa de la meritocracia magisterial. En medio de todo, esa fue una buena noticia.
¿Cómo así pudo crecer tanto esta huelga de maestros, luego de varios años de intentos fallidos o limitados?
Errores y contradicciones en el manejo
Se suman varios factores. El más inmediato ha sido el manejo dubitativo y contradictorio de la huelga por parte del gobierno. Si vemos el gráfico, notaremos que la huelga se mantuvo estable con alrededor de un 24% de los maestros ausentes de las clases durante por lo menos tres semanas. El lunes 7 de agosto, sin embargo, el porcentaje de docentes en huelga subió a 34%. El viernes 4 el gobierno había anunciado un acuerdo con los gobernadores regionales que contemplaba adelantar el aumento a 2,000 soles a diciembre y descontar a los que no asisten. El domingo 6, en Cuarto Poder, el vice ministro del Interior, Rubén Vargas, había anunciado que 5,000 maestros habían firmado los padrones del Movadef para su inscripción como partido, lo que quizá generó una reacción de rechazo luego de que esa declaración fuera distorsionada en el sentido de que el gobierno estaba acusando a los maestros de terroristas.
El martes 8 el porcentaje de profesores en huelga subió a 44%, y ese mismo día al presidente Kuczynski no se le ocurrió mejor idea que convocar a un diálogo a los dirigentes regionales luego de que el día anterior el ministerio de Educación hubiese anunciado que se despediría a quienes no retornen a las aulas el 9. Fue marcha y contramarcha, fuera de restarle autoridad a los ministros. Al día siguiente, el miércoles 9, el porcentaje de maestros ausentes subió a 53%, y al subsiguiente a 60%. Luego de eso se mantuvo alrededor del 65% hasta que empezó a declinar levemente desde que el dirigente Pedro Castillo no firmara el acta y radicalizara su discurso, y la Ministra anunciara que ya no negociará.
Un hecho que sin duda alentó la huelga fue la sesión de la comisión de Educación del Congreso con la Ministra Martens. Eso fue el 16 de agosto. La huelga ya estaba en 65% pero subió a 68% en los días siguientes. En esa sesión el Frente Amplio, seguido por Fuerza Popular principalmente, le exigió a la ministra que reciba a los dirigentes regionales y que presente su renuncia. Hubo una penosa competencia por quién representaba mejor a los maestros, un bolsón electoral con influencia local nada despreciable. Nadie, por supuesto, pensaba en los niños, que no votan, ni en los padres, que no son un grupo organizado ni influyente. Para los partidos políticos era una manera de suplir su falta total de presencia en los sindicatos magisteriales, reemplazándola por una representación congresal oportunista, cuando lo que se les reclama –sobre todo a Fuerza Popular y al Frente Amplio o al grupo de Verónika Mendoza, es desarrollar una estrategia real para penetrar el gremio y conseguir su representación.
Crecimiento del Movadef y caída de Patria Roja
El segundo factor explicativo del tamaño de esta huelga ha sido la pérdida del liderazgo del Sutep de Patria Roja junto con el crecimiento del Movadef como organización y de su influencia en el magisterio. Según Carlos Paredes, a estas alturas el Movadef es una organización política más fuerte que la propia Patria Roja.
En realidad, ya la huelga magisterial del 2007, que duró de junio a agosto, fue detonada por el Conare que en ese momento conducía Robert Huayanalaya, de la línea Proseguir (seguidora inicialmente de Feliciano), y convocada también por el CEN Sutep, aunque al final el ministro Chang negoció solo con el Sutep, que logró quebrar la huelga. Huaynalaya fue expulsado del Conare y a partir de allí esta organización fue controlada por el Movadef
En el 2012 hubo tres huelgas: una del CEN Sutep, y dos del Conare (una conducida por Zenon Pantoja, de Huancavelica, de la facción Huaynalaya, con un discurso feroz; y la otra liderada por Rubén Condori, de Puno, del Movadef). El gobierno no negoció con los Conare, y esas huelgas se suspendieron recién en octubre sin llegar a acuerdo alguno. Sí lo hizo con el Sutep, llegándose al acuerdo de otorgar un bono de 300 soles el 5 de setiembre.
El 27 de mayo del 2015 el ConareSutep convocó a una huelga que fue suspendida a los 27 días sin acuerdo alguno porque el gobierno no dialogó. Esa huelga no tuvo alcance nacional, pues incluyó solo a algunos departamentos de la Sierra. Y, según fuentes del Ministerio, quien la lideró fue nada menos que Pedro Castillo, de modo que no es cierto que no tuviera antecedentes en estos grupos.
Lo que ocurrió el 2017 es que las dos líneas que el 2012 convocaron a huelgas separadas, esta vez se juntaron y eligieron como presidente del “Comité de Lucha” (ex Conare) a Pedro Castillo que, como dijimos, ya había dirigido la huelga del 2015. La línea del Conare-Movadef, seguidora de Abimael Guzmán, tiene presencia en regiones como Cajamarca, Lambayeque, Lima, Ancash, Cusco, Moquegua y Tacna y sus principales dirigentes son Efraín Condori, Cesar Tito Rojas y LuccioCcalloCcallata. La de “Proseguir”, originalmente seguidora del camarada Feliciano, tiene presencia en Pasco y Junín principalmente, y sus dirigentes son Marino Sobrevilla y Zenón Pantoja.
El siguiente mapa ilustra el control de los distintos grupos o gremios magisteriales en las diferentes regiones. El CEN Sutep (en amarillo) todavía tiene presencia en varias regiones, pero en muchas de ellas hay provincias controladas por el ex Conare. Y hay otros gremios en distintos departamentos.
Según fuentes del Ministerio de Educación, un elemento importante en esta aglutinación es la existencia de un sentimiento anti Patria Roja muy fuerte en el magisterio, originado en el control excluyente del Sutep y de la Derrama.
Y como dato a tener en cuenta notemos que las huelgas más importantes se dan antes de que los nuevos gobiernos hayan cumplido un año. Esto ha ocurrido el 2007, el 2012 y el 2017.
¿Debió negociar?
Hay un debate en torno a si el gobierno debió o no debió dialogar con estas dirigencias, como finalmente ocurrió, comenzando con la negociación que desde el 28 de junio el Ministerio de Educación mantuvo con la dirigencia de PukaLlacta del Cusco, que se había declarado en huelga desde el 15 de ese mes, en varias mesas de diálogo que culminaron en acuerdos casi un mes después, en una reunión el 26 de junio nada menos que del Premier Zavala y la Ministra Martens con el dirigente Ernesto Meza Tica de Pukallacta.
¿Fue eso un error? Recordemos que en las huelgas anteriores los gobiernos nunca negociaron con ninguna organización que no fuera el CEN Sutep. Aquí se rompió ese principio, aunque la verdad es que el aumento del número de huelguistas que hemos registrado en el primer gráfico, recién se produjo 12 días después de aquella reunión, de modo que ella no parece haber servido de acicate para insuflar la huelga. De todos modos, el dilema entre negociar o no se presentó varias veces después de eso, y en las idas y venidas que ya hemos reseñado debió pesar, sin duda, la caída de la influencia del CEN Sutep y la fuerza del Comité de Lucha que había unificado a los dos Conare.
Según Jorge Arrunátegui, ex funcionario del ministerio de Educación, la misma estrategia de no negociar con el Comité de Lucha y antes con PukaLlactaquizá hubiese tenido éxito en esta oportunidad, pero tendría que haber habido mucho trabajo de base por parte del ministerio en las regiones. Durante el gobierno anterior, según Arrunátegui, el Sutep como tal tenía todavía más presencia porque el secretario General de entonces era más radical que el actual, que, al ser más apocado, ejerce menos liderazgo entre las bases regionales. En todo caso, el ministerio hacía un “trabajo de hormiga” de contacto con dirigentes y profesores a fin de medir la temperatura en las Regiones.
Temor a la evaluación de desempeño
El radicalismo de un Movadef en ascenso a costa de la declinación de Patria Roja explica en parte la dimensión de esta huelga. Pero algo que les facilitó el trabajo fue la inminencia de la evaluación de desempeño luego de 5 años en que no se aplicaba. En efecto, la ley se aprobó el 2012 y recién este año se realizará la primera evaluación de desempeño (aunque solo a 6,500 docentes de inicial, apenas algo más del 10% de todos los maestros de ese grado). A diferencia de las evaluaciones de ascenso, que tienen el incentivo de subir de escala y recibir un sueldo más alto, las de desempeño solo tienen incentivo alguno sino solo el peligro de que el maestro pueda ser retirado de la carrera si es que no aprueba en tres evaluaciones seguidas luego de dos capacitaciones.
La pregunta que nos hacemos, entonces, es por qué existen estas dos clases de evaluaciones. ¿Por qué no resumirlas en una sola, de ascenso y de desempeño a la vez, de modo que a la tercera vez que el maestro se presenta para ascender y no lo logra, es retirado de la carrera magisterial? Así por lo menos la evaluación tiene el incentivo que puede llevar al ascenso, aunque también pueda conducir a la salida.
Por eso, estaban equivocados quienes pensaban que las evaluaciones habían sido ya interiorizadas y aceptadas como parte de la nueva cultura meritocrática, ya que en los últimos tres años se habían llevado a cabo tres evaluaciones de ascenso sin que hubiese mayor protesta. Ambas evaluaciones no son lo mismo. En total ascendieron 63 mil docentes de un total de 150 mil (nombrados) que se presentaron. Otros ya estaban en esas escalas superiores.
Lo que nos lleva a la constatación adicional de que ya antes de la huelga la mayor parte de los maestros ganaban alrededor o por encima de los 2,000 soles otorgados ahora a la primera escala.
Profesores según escala:
1/ Diferencias en los totales se deben a licencias, ceses, entre otras.
Fuente: MINEDU – Sistema Único de Planilla
Elaboración: Dirección de Evaluación Docente
Esto es importante porque permite plantear la hipótesis de que no era el sueldo el tema principal. Es probable que a muchos maestros lo que les interesa, más que el nivel remunerativo, sea precisamente la estabilidad. Pues, por lo demás, el piso de 2,000 soles es para maestros que trabajan 30 horas a la semana, algo parecido a las 6 –en realidad 4- horas diarias que trabajan los médicos (en la medida en que se pague más, se debería ir a las 48 horas semanales). En ese sentido, el magisterio es casi un programa social.
Por eso es que, en los últimos años, pese a que el número de alumnos de la Educación Básica Regular ha disminuido, el número de profesores ha aumentado. En efecto, como podemos ver en el siguiente cuadro, entre el 2008 y el 2016, la matrícula en los colegios públicos cayó en -6.6% (pese al incremento de 18.5% en la matrícula en inicial), mientras que el número de maestros se incrementó en 16%. Inaudito. En secundaria hay 13 alumnos por profesor, una proporción que no existe ni en Suecia.
Lo que esto nos dice es que acá está funcionando una lógica completamente distinta a la que se derivaría de las necesidades de mejorar la calidad educativa dentro de un esquema meritocrático. La educación no cumple la función de preparar a los alumnos para un mundo competitivo en cambio constante, sino de dar empleo a un segmento determinado de la población.
Es probable que la explosión de la planilla pública de maestros mientras caía el número de alumnos se explique por la naturaleza patrimonialista y clientelista de la gestión de los gobiernos regionales. No es el mérito lo que guía las decisiones de contratación. Una razón más para una reforma de la descentralización que permita recuperar la autoridad central sobre las políticas sectoriales. Lampadia