Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Una sana manera de empezar la búsqueda de soluciones, en todo orden de cosas, tales como personales, empresariales o estatales, consiste en definir el problema, los objetivos que deseamos lograr, identificar posibles cursos de acción e identificar los pros y contras de cada una de las opciones.
En el Perú tenemos un déficit de infraestructuras del orden de los US$ 160 mil millones, que no podemos atender debidamente por las siguientes razones;
- Falta de un adecuado inventario de proyectos debidamente priorizados.
- Falta de los expedientes técnicos de calidad, que aseguren una buena solución.
- Existencia de múltiples actores para la gestión del portafolio, nacional, regionales y locales.
- Trabas burocráticas en la obtención de los permisos, asignación presupuestal, contratación y gestión.
- Alto nivel de corrupción.
- Falta de continuidad en la gestión de proyectos, desde su concepción, hasta la entrega de la obra concluida.
- Demasiada interferencia política en la concepción, desarrollo y ejecución.
- Nulo nivel de autonomía, injerencia de la Contraloría sin criterios técnicos y temor de los funcionarios para tomar decisiones.
Ante esto, lo que ha venido ocurriendo es, contar con una multiplicidad de ministerios, no preparados para esta labor, y esto se pretende resolver, con la creación del Ministerio de Infraestructuras. ¡Craso error!
En primera instancia, un ministerio, que ciertamente está a cargo de un jefe político, el ministro, ya tiene en él una primera seña de inestabilidad y falta de continuidad, pues éste podrá ser cambiado por decisión presidencial o censura del Congreso.
Además, en un ministerio, nada ni nadie puede garantizar una altísima calidad profesional, permanencia y crecimiento profesional en base a meritocracia.
Necesitamos fijar estándares técnicos para los proyectos y debemos centralizar ciertas decisiones y manejo de prioridades y contratación.
Una entidad responsable de atender nuestro déficit de infraestructuras, requiere contar con gente que (i) Pueda decidir. (ii) Sepa decidir y (iii) Quiera decidir, porque, tendrá que planificar:
- Sistemas viales, tales como carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, previo análisis de demanda nacional e internacional.
- Sistemas hidráulicos y de drenaje a lo largo y ancho del territorio nacional, con criterio de cuencas, no regional ni local.
- Sistemas de generación y transmisión eléctrica, con criterios de eficiencia del mejor uso del potencial hidráulico, solar, eólico, geotérmico, de gas, marítimo y nuclear, contemplando también los principales centros de demanda, mineros, industriales y urbanos a ser atendidos.
- Infraestructura educativa y de salud, acorde a nuestra demanda proyectada y, siguiendo criterios de estandarización de diseño y arquitectura para las distintas regiones (costa, sierra o selva) y dimensión poblacional a atender.
- Diseño de centros urbanos y adecuada planificación de infraestructura de luz, saneamiento, conectividad de internet, salud, educación y seguridad, así como pistas y veredas.
Debemos tener claro, que el manejo antes descrito, requiere diseños estándar, pero también un alto nivel de calidad de materiales y ejecución de obra.
Fluidez en el manejo de permisos, negociación estándar de servidumbre o compra de tierras a nivel nacional, así como el establecimiento en la negociación, de la regla fundamental de que “el interés común está por encima del interés individual”.
Obviamente, sobre la base del pago del justiprecio correspondiente.
No sólo requiere planear, sino también debe ser capaz de ejecutar los proyectos, siguiendo los procedimientos más adecuados y eficientes. La contratación debe ser masiva, optimizando el uso de APPs. La ingeniería debe de estar bien definida y con los más altos estándares, antes de la contratación de las APPs correspondientes, que, en muchos casos, deberían cubrir no sólo construcción, sino también la operación y mantenimiento.
Obviamente, esto requiere de una entidad autónoma, meritocrática, con profesionales debidamente calificados y capaces de recibir la asistencia técnica de los centros técnicos y universidades más adelantados del mundo.
Lo antes descrito, requiere de profesionales con altísimos valores, preparados en centros educativos de la máxima calidad en el mundo y bien remunerados, pues deben competir con el sector privado. Por supuesto, esta institución no debe recibir injerencia política alguna. Aquí en el Perú ya tenemos el ejemplo del BCRP, al que debemos tener como referente y guía.
Todo lo que es planificación de infraestructuras, desarrollo o contratación de la ingeniería, contratación y supervisión de la ejecución de los proyectos y contratos de operación y mantenimiento, debe estar a cargo de un Instituto Nacional de Infraestructuras, el que debe contar con el mismo nivel de autonomía del BCRP.
La prueba más palpable de que, para infraestructuras, no funciona un sistema a base de ministerios, la tienen los organismos multilaterales, quienes, han perdido años tratando de coordinar obras viales y ferroviarias con ministerios.
Estos han visto que, lamentablemente, el cambio constante de interlocutores del más alto nivel, por decisiones políticas, ha hecho perder la conceptualización de los proyectos a trabajar, la estructuración del mismo y, hasta sus prioridades.
Lo dicho, se complica aún más, si intervienen los gobiernos regionales y municipales.
¡El Perú necesita, con urgencia, cerrar la brecha de infraestructuras bien planeada y ejecutada! Lampadia