China, actualmente en medio de una desaceleración, conserva el potencial de «superar al resto del mundo» si logra pasar de un modelo económico impulsado por la inversión a un enfoque de productividad, afirma McKinsey & Co en su reciente publicación “La Guía para CEOs sobre el futuro de China” (traducido y glosado líneas abajo).
El informe identifica que la digitalización tiene un efecto masivo, impulsando la productividad en el sector de servicios y continuando el crecimiento del comercio electrónico, particularmente en las ciudades de Nivel 3, cuyos habitantes (aproximadamente 160 millones de personas), están comenzando a comprar en línea. Dos factores adicionales, el gran gasto del país en I + D y una mayor disposición de los consumidores chinos a comprar productos innovadores y de precios altos, «pueden acelerar el paso de China de la imitación a la innovación», escriben. «A medida que China impulse la innovación, los CEOs a nivel mundial tendrán que centrarse en un I + D más rápido, más barato y más global con un rol más fuerte para China».
En términos del impacto y potencial de China para el Perú, incluso durante su período de transición, ya hemos explicado que por la gran diferencia de tamaños relativos entre ambos, la China en su rol de mercado para nuestros productos y de inversionista, sigue siendo de gran tamaño, de modo que no debe afectar nuestras expectativas. Ver en Lampadia: ¡No nos confundamos sobre el crecimiento!, ¿Crisis china? ¡Miremos al monstruo sin soponcios!.
En cuanto a relación de socio estratégico, lamentamos profundamente el gran error del gobierno de PPK, de tirar por la borda el desarrollo del tren de China-Brasil-Perú, con su inmenso impacto positivo para el Perú, para ir a jugar los partidos de la política de Evo Morales en Bolivia, con un proyecto disparatado que no le agrega nada al Perú. No logramos entender que puede justificar semejante barbaridad (Ver en Lampadia: Entre tren y tren se va, se va… el tren).
Lampadia
La guía para CEOs sobre el futuro de China
Publicado por McKinsey Trimestral
Setiembre de 2016
Traducido y glosado por Lampadia
Durante diez años o más, China ha sido un motor excepcionalmente poderoso de la economía global, registrando regularmente altos aumentos anuales de PBI. Recientemente, sin embargo, el crecimiento se ha desacelerado, provocando fuertes caídas en los precios internacionales de las materias primas y echando una sombra sobre las perspectivas a corto plazo para los mercados desarrollados y emergentes.
¿Qué pasará después? Los pesimistas no logran ver lo que China es capaz de hacer después de lo que dicen fue un período extraordinario y único para ‘ponerse al día’. Los optimistas creen que durante los próximos 10 a 15 años, China tiene el potencial de seguir superando al resto del mundo y tomar su lugar como una economía avanzada (ver el resumen infográfico, «¿Qué pasará con China?»).
Mientras que la mayoría de los observadores miran a China a nivel nacional o, a lo más, sectorial, las investigaciones recientes del Instituto Global McKinsey (MGI) analizaron a más de dos mil empresas con el fin de identificar un conjunto de oportunidades para que los políticos y las empresas aceleren la transición. Esta guía del CEO discute esta y otras investigaciones recientes para ayudar a los ejecutivos a trazar su curso en el panorama económico del rápido cambio de China.
Un nuevo modelo de crecimiento
En estos días, cualquier discusión sobre China muestra preocupaciones sobre la economía del país. El año pasado, el PBI y el crecimiento del empleo cayeron a los niveles más bajos en 25 años, la deuda corporativa siguió aumentando, las reservas extranjeras cayeron alrededor de 500,000 millones de dólares y, hacia mediados de 2015, el mercado bursátil había caído un 43%. Según los pesimistas, todas las señales apuntan a que China podría estar en camino a una crisis financiera.
Por esas razones, casi todo el mundo, incluido el propio gobierno chino, reconoce que el modelo económico impulsado por la inversión de China, a pesar de todos sus logros, tiene que cambiar -y pronto. La productividad del capital y los retornos corporativos están cayendo. Y el análisis de la prueba de estrés de MGI revela que la cantidad de préstamos improductivos podría alcanzar el 15% en 2019, en comparación con la cifra oficial de hoy de 1.7%. Si bien un empeoramiento de esa cifra no conduciría necesariamente a una crisis bancaria sistémica, el daño colateral probablemente incluiría una desaceleración sustancial e innecesaria del crecimiento.
Las oportunidades identificadas por MGI tienen, según sus estimaciones, el potencial de elevar la productividad del trabajo en un 1% a 8% por año dependiendo del sector, aumentaría los ingresos de los hogares en más de US$ 5 millones de millones en 2030 comparado con el actual camino dirigido a la inversión, y sostendría un aumento del PBI de 5.6 % anual en los próximos 15 años (Cuadro anterior). Que China se percate de su potencial depende, en parte, de la capacidad de sus empresas líderes para generar y satisfacer la demanda, aumentar la productividad y crear valor a través de los medios descritos a continuación. Ciertamente, existe suficiente capital financiero para que lo logren, incluso sin la políticamente menos aceptable (y por lo tanto menos probable) racionalización del exceso de capacidad económico (por ejemplo, en el carbón y el acero) que elevaría las perspectivas a más largo plazo, incluso aunque causara pérdidas de empleo a corto plazo.
Darse cuenta de estas oportunidades de transición no es una conclusión inevitable. En gran medida, requieren la ayuda de los responsables políticos del gobierno. Pero es probable que también obtengan un impulso orgánico, ya que las fuerzas del capitalismo motivan los esfuerzos combinados de empresas locales y multinacionales por igual. Al desencadenar el poder de los consumidores de China y su sector empresarial, es probable que un modelo de crecimiento orientado a la productividad cree un nuevo contexto para las empresas que compiten allí.
El cambio en el consumo
En primer lugar, la transición a un estado de economía avanzada requiere que se alimente y satisfaga la demanda de la clase media emergente de China, cuyo gasto es ahora sólo del 5% al 20% de lo que es en la mayoría de las economías avanzadas. Sin duda, este grupo es enorme. MGI recientemente puso la oportunidad en perspectiva, citando a los consumidores de China en edad de trabajar (15-59 años) como uno de los tres grupos que impulsarán aproximadamente la mitad del aumento en el consumo mundial entre ahora y 2030. (Los otros dos son jubilados en el mundo desarrollado y los jóvenes de 15 a 59 años en Norte América.)
Ya hay signos de una creciente propensión a gastar más y ahorrar menos. Por ejemplo, la encuesta de confianza mundial de 2016 de McKinsey encontró que los consumidores de China en edad de trabajar, en comparación con sus pares de otras regiones, están más inclinados a priorizar el ahorro o pagar deudas. A medida que gastan más, también es probable que amplíen sus patrones de consumo, que actualmente están limitados por la calidad y la variedad de bienes y servicios chinos. De hecho, los consumidores chinos están haciendo una transición cada vez mayor de productos masivos a productos premium. Una investigación de McKinsey, que incluyó 10,000 entrevistas a persona entre 18 y 56 años en 44 ciudades, encontró que el 50% ahora busca la mejor y más costosa opción, un aumento significativo con respecto a años anteriores (Figura siguiente).
La inferencia para los CEOs es clara: reconocer el potencial de los consumidores de China y tratar de adelantarse a la curva para satisfacer la demanda. Algunas compañías pueden necesitar reforzar la investigación en las ventas y comercialización de sus organizaciones. Otros pueden requerir análisis de datos más sofisticados para alimentar su investigación. Otros querrán centrarse en la entrega de experiencias excepcionales del cliente para diferenciarse de sus competidores.
El efecto digital
A medida que China avanza, el impacto de las tecnologías digitales será profundo en el sector de los servicios y la gestión del talento.
Digitalización del comercio
La enorme comunidad en línea de China -de casi 690 millones de usuarios (a diciembre de 2015) y 700 millones de usuarios de smartphones- ofrece maneras prometedoras de identificar y satisfacer la latente demanda de los consumidores. La encuesta más reciente de McKinsey sobre los usuarios de Internet en China indica que el principal potencial para el crecimiento del comercio electrónico es en las ciudades clasificadas, por población, como Nivel 3 o menores. Mientras que el gasto de los consumidores en línea en las ciudades de niveles inferiores ya alcanzó el nivel de gasto de las ciudades de alto nivel en 2015, unas 160 millones de personas de ciudades de bajo nivel todavía no utilizan los servicios en línea para comprar. Eso es equivalente al número de compradores en línea en las ciudades de alto nivel de hoy.
Aprovechar al máximo esta oportunidad requerirá que los operadores de comercio electrónico en China sigan las prácticas de análisis de datos de los principales minoristas digitales de Europa y Estados Unidos para mejorar la retención de clientes y estimular el consumo. Las habilidades en las redes sociales también están ganando importancia a medida que más y más consumidores chinos lo convierten en un canal importante para decidir qué comprar y para actuar sobre esas decisiones.
En una encuesta reciente de McKinsey, el 31% de los usuarios de WeChat, por ejemplo, inició compras en la plataforma, el doble de la proporción del año anterior (cuadro líneas abajo).
Digitalización del sector de servicios
Las tecnologías digitales también pueden aumentar la productividad en los sectores de servicios de China, al tiempo que aumentan las habilidades de la mano de obra para cubrir la brecha de talento de China y mantener la movilidad laboral. Muchos de los sectores de servicios del país, incluyendo el retail, la logística y la asistencia sanitaria, tienen una productividad muy baja en comparación con sus homólogos de otros países. Los retailers pueden utilizar la tecnología digital para permitir las operaciones de las tiendas físicas de formato moderno, como las grandes tiendas de descuento y mejorar la eficiencia de las empresas existentes a través de una mejor gestión de la cadena de suministro. Las plataformas de comercio electrónico pueden ayudar a los minoristas a alcanzar a las ciudades de Nivel 2 y Nivel 3, donde el costo de construir tiendas físicas es prohibitivo. Las plataformas digitales para la programación pueden hacer que las 700,000 empresas del sector logístico sean mucho más eficientes. En el sector de los servicios sociales, la inversión en plataformas de aprendizaje en línea puede reducir las disparidades en la educación urbana y rural, incluso a medida que los sistemas de telemedicina permiten a los médicos de las ciudades tratar a pacientes de forma remota en clínicas de salud rurales.
De la imitación a la innovación
La ambición de China de pasar de la absorción y la adaptación de las tecnologías globales a ser un líder de la innovación es un punto clave del modelo basado en la productividad. Un informe del McKinsey Global Institute en octubre de 2015 expuso el caso, mostrando el potencial de ocupar una posición de liderazgo mundial en productos farmacéuticos, semiconductores y equipos de comunicaciones de la misma manera que lo ha hecho en los aerogeneradores de alta velocidad (ingresos globales de 41% y 20%, respectivamente).
La síntesis de McKinsey de los datos públicamente disponibles sobre las compañías chinas prominentes y las compañías multinacionales grandes destaca que China es ya un centro importante de la innovación. Las cifras muestran que el gasto en I + D en China aumentó en un 120% entre 2007 y 2015 y se espera que se acelere en los próximos cinco años, en una variedad de industrias, a medida que las empresas expanden sus centros de diseño. Uno de los mayores retos en el diseño será pasar de un enfoque en la fabricación de productos para los mercados locales al desarrollo de nuevos productos innovadores para los mercados mundiales.
Pero China parece estar adelantándose en el juego en al menos dos áreas: el ritmo de la innovación y la calidad de la experiencia móvil, y el uso de la geolocalización, según el ex presidente de Amazon China, Doug Gurr. «Hay muy poca cartografía en China, y hay muchas áreas sin direcciones de calles, pero China ha resuelto estos problemas logísticos con la geolocalización», dice Gurr. «Uno no pensaría que hay carritos de bicicleta con el mejor equipo de geolocalización y dispositivos con GPS en el mundo. Es increíble y emocionante: hay una mezcla de formas ásperas y pasadas de moda, junto con la tecnología que está muy por delante en términos de uso de la informática de datos”.
La disposición de los consumidores chinos a comprar productos innovadores puede acelerar el paso de China de la imitación a la innovación. Un reciente estudio de McKinsey de más de 3,500 consumidores chinos, por ejemplo, encontró que la mayoría de los propietarios de vehículos eléctricos (EV) en China están dispuestos a comprar EVs nuevamente, y la proporción de consumidores que dicen que están interesados en comprar un EV se ha triplicado desde 2011.
A medida que China aumente su interés en la innovación, los CEOs a nivel mundial tendrán que centrarse en un I + D más rápido, más barato y más global con un rol más fuerte para China. Deben considerar tomar apuestas más grandes en su plataforma de investigación de China y acelerar su ritmo de desarrollo del proyecto para que coincida con los competidores locales. Aprovechar el talento chino será un factor de éxito en el I + D en todo el mundo.
Impulsos globales
Mientras que las compañías chinas se han convertido en grandes actores globales en algunas industrias en virtud de sus acciones en el mercado masivo de China, muchas empresas chinas aún no han comenzado a hacer negocios en todo el mundo. China ocupa el segundo lugar, detrás de Estados Unidos, con 110 empresas en Fortune Global 500, pero la gran mayoría de las compañías chinas en la lista son empresas nacionales de construcción, infraestructura, energía y finanzas. Muchas son operaciones de activos pesados y monopolios de recursos operando enteramente en China, y el 80% son empresas estatales. (Una excepción a la regla es Tencent, que recientemente aceptó comprar la mayor parte de Supercell, la compañía de videojuegos finlandesa que desarrolló el juego ‘Clash of Clans’.)
La oportunidad para que las compañías chinas aceleren su crecimiento fuera de China puede recibir un impulso de la iniciativa One Belt, One Road, según lo discutido por Kevin Sneader de McKinsey en un reciente video.
One Belt, One Road es una estrategia de desarrollo para vincular a China con países de África, Asia y Europa. El gobierno chino está presupuestando cerca de $ 1 millón de millones para la iniciativa a través de instituciones financieras estatales y proyectos globales de las empresas estatales. El grado en que las compañías multinacionales creen que las empresas chinas tendrán éxito en el mundo informarán en qué grado se preparan, en sus propios mercados y geografías, para que la intensidad competitiva aumente.
Inclinación y automatización
Paralelamente a los cambios en el consumo, la digitalización, la innovación y la globalización, las empresas chinas, al igual que sus pares en Occidente, deben vigilar de cerca la excelencia operativa y la automatización.
A través de los servicios y la manufactura, la productividad laboral en China sigue siendo sólo del 15% al 30% de los niveles de economía avanzada. Enfoques como ‘lean’ y ‘Six Sigma’ no son nuevos para China, pero han tenido un impacto limitado debido al enfoque en herramientas técnicas y poca atención prestada a ayudar a los trabajadores a adoptar y adaptarse a nuevos procesos.
Dicho esto, China también tiene una oportunidad significativa para introducir más automatización en la fabricación. A pesar de que China es el mayor mercado de robots del mundo, las empresas chinas siguen siendo relativamente no automatizadas, con sólo 36 robots por cada 10,000 trabajadores de fabricación, aproximadamente la mitad de la media de todas las economías avanzadas y menos de una quinta parte del nivel estadounidense.
En China, donde los salarios siguen siendo bajos (al menos en relación con las economías occidentales), los CEOs querrán examinar cuidadosamente el argumento económico de la automatización. Investigaciones recientes de MGI indican que la mayoría de los beneficios de la automatización pueden no reducir los costos de mano de obra sino aumentar la productividad a través de menos errores, mayor producción y mayor calidad, seguridad y velocidad.
China puede estar en una encrucijada, pero si el país logra su transición hacia un modelo de crecimiento impulsado por la productividad -y hacia una economía avanzada- surgirá un nuevo conjunto de oportunidades y desafíos para las empresas que operan en China y para las empresas que compiten con ellas. Lampadia