¿Cuál es el estatus actual del gasto burocrático en nuestro país? ¿Su crecimiento ha ido de la mano de la recaudación tributaria y del crecimiento de las remuneraciones de nuestros maestros, policías, FFAA médicos, enfermeras y jueces?
Veamos. Como se observa en los dos siguientes gráficos, si bien la recaudación tributaria creció notablemente en las últimas dos décadas – producto del crecimiento económico – este incremento en términos reales se dio a razón de 5 mientras que el gasto burocrático – excluyendo educación, salud, justicia y seguridad – creció en mayor proporción, casi 8 veces.
Asimismo, el acrecentamiento de esta brecha tiene su origen en el 2013, último año en el que la economía peruana exhibe tasas de crecimiento cercanas al 6% anual para entrar en una fase de desaceleración pronunciada y caracterizada por una notable animadversión hacia la inversión, particularmente, privada, tanto nacional como extranjera (ver Lampadia: Aterrizaje en la mediocridad, El Perú se aleja de los circuitos internacionales de inversión).
No es de sorprender pues que la recaudación tributaria, que está determinada entre otras cosas por la producción nacional, haya crecido en menor cuantía en el período 2013-2018.
Dicho esto, ¿Cómo se explica que el gasto burocrático, sin considerar los rubros anteriormente indicados, haya seguido creciendo en tal período en mayor proporción que la recaudación?
Lo que nos estaría dejando entrever este hecho es que, más allá del endeudamiento público en el que se pudo haber incurrido para financiar dicha brecha, se ha aumentado el peso de las remuneraciones del Estado en personal administrativo – ya sea en términos de número de autoridades o de mayores salarios al personal existente – a expensas de las necesidades del personal de sectores que son fundamentales para las reformas que necesita el país como son la seguridad, la justicia, la salud y la educación. ¿Cómo podemos si quiera idealizar reformas en estos campos si no somos capaces de ser condescendientes con el capital humano que trabaja en las instituciones responsables en cada uno de ellos?
Resulta elemental por ende ajustar las remuneraciones en dichos sectores que son tan necesarios para nuestro desarrollo a la vez que se reduce el gasto de personal administrativo, de manera que se fomente la meritocracia y se atraiga capital humano de calidad a estos sectores, los cuales deben ser la prioridad. En palabras simples, reordenar nuestro gasto burocrático y redirigirlo hacia las verdaderas necesidades de nuestro país. Nuestros compatriotas lo agradecerán. Lampadia