Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
“Nuestro” Estado, digo ‘nuestro’ entre comillas porque de nuestro ya no tiene mucho.
Lamentablemente, desde el gran descalabro del Perú con la dictadura militar de Velasco y sus ‘sí señor’, nuestro Estado ha sido partido en compartimientos estanco que han sido capturados por distintos grupos de interés.
Así tenemos que la educación pública es propiedad del Sutep, un sindicato clasista que promueve la lucha de clases. Recientemente se lo están disputando otros grupos más radicales.
Petroperú, otra creación del velascato, capturado por sus gerentes, trabajadores y su sindicato para beneficios personales y de grupo, donde se detentan privilegios incompatibles con el interés nacional. Ahora se oponen a su reforma y rediseño en base al capital privado para salvarnos de ese agujero negro que está quebrando a nuestro Estado. Ellos son los dueños de la empresa. Incluso ahora, mientras el gobierno se deshace, absurdamente, de un directorio profesional, se han dado el lujo de sacar en las redes sociales una canción defendiendo sus privilegios.
Sedapal, donde los intereses de grupo están muy por delante de la necesidad de ofrecer uno de los servicios públicos más importantes para la calidad de vida de los ciudadanos, el agua y desagüe; ha sido capturado por sus trabajadores, al punto de que tienen la capacidad de heredar sus puestos a sus hijos.
Corpac, que fue por lo menos negligente en el accidente en la pista donde fallecieron absurdamente tres bomberos a fines de 2022, nos dejó, en junio pasado, sin luces en la pista de aterrizaje por no tener un respaldo operativo. Ahora resulta que cuando comience a funcionar la nueva pista se operarán menos vuelos por hora que antes, porque no compraron radares y equipos de aproximación, y tampoco capacitaron al personal para usar los nuevos sistemas. O sea, déficit de sistemas y de gente. Ver la denuncia de Juan Stoessel en Lampadia: Corpac: ineficiencia inverosímil.
Los gobiernos regionales y locales se han apropiado de inmensos presupuestos fiscales y muchísimos de ellos se dan el lujo de extorsionar a ciudadanos y empresas, a las que paralizan, para establecer negociaciones punibles. En vez de promover inversiones y empleos, impiden las inversiones para dar rienda suelta a sus extraviadas ideologías o para poner a ciudadanos y empresas en colas de corrupción. Ver en Lampadia el artículo Aun en domingo, de Diego Macera que ayer reclamó: “Se necesitan gobernadores regionales y alcaldes que realmente se interesen en que haya más negocios en su jurisdicción”.
Además tenemos por supuesto a varias mafias criminales, como la minería ilegal, el narcotráfico y la trata de personas, entre otras, que han tomado posiciones de influencia en distintas reparticiones del Estado, como en el Congreso y el Sistema Judicial.
Y también tenemos ONGs como el IDL y varias otras especializadas en manipular temas del medio ambiente, que con financiamiento extranjero, digitan sus intereses políticos, ambientales y económicos desde espacios del Sistema Judicial.
Lamentablemente, los políticos y los medios de comunicación han devenido en rehenes de las mafias, blandas y duras, que detentan el poder en instituciones del Estado, para beneficios particulares.
En nombre de ideologías caducas, se somete a los ciudadanos a sufrir servicios de pésima calidad, incluso con riesgos para la vida de ciudadanos inocentes, en aspectos esenciales de la vida moderna, como ocurre con Corpac, Petroperú y Sedapal. Ver en Lampadia: Corpac, Sedapal y Petroperú – Con patente de corso.
Así es lamentablemente, el Estado ha sido capturado por variopintos grupos de interés. El próximo gobierno está llamado a hacer una gran limpieza de estas presencias perversas y antipatriotas, porque, como vemos todos los días, del gobierno de Dina Boluarte ya no podemos esperar nada mejor. “Tenemos que poner funcionarios que amen la patria”, dijo. ¿Amar la patria es tirar el dinero de todos los peruanos a un hueco negro? Ella, por cada paso adelante que da, retrocede dos. Lampadia