Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Cuando en una república se elige al presidente, se designa al primer servidor, al responsable de guiar los destinos de la Nación para asegurar la prosperidad de todos y las mejores condiciones de salud, educación, seguridad y oportunidades para alcanzar las mejores condiciones de vida, dando permanentemente cuenta de sus planes, actos y resultados. Ver en Lampadia: Los peruanos no hemos elegido a un Inca, que detente poderes absolutos en medio de pueblos sojuzgados. Hemos elegido un Presidente Constitucional que gobierne bajo el imperio de la ley y se comprometa en la permanente búsqueda del bien común.
Hasta ahora, lo que podemos apreciar es un personaje que se ha “coronado” con un sombrero chotano y que anda confundido en medio de lo que le está pasando, no habla con la prensa, ni informa a la ciudadanía. Aparentemente no sabe cuál es su rol, pareciera que no entiende cuáles son sus atribuciones y responsabilidades, ni hasta donde es sujeto al escrutinio de la ciudadanía a través de la prensa.
Pero ya tenemos dudas y nos viene la pregunta ¿No estaremos en juegos distintos y con objetivos diferentes? ¿No será que, mientras los ciudadanos pensamos en una vacunación eficiente que nos lleve rápidamente a recobrar nuestras vidas en normalidad, el “coronado” tiene otra idea? ¿No será que estamos soñando con un país próspero y seguro, mientras el “coronado” y su corte tienen otro plan?
En especial, cuando vemos el gabinete designado, lo impresentable de varios de sus miembros y la falta de calidades profesionales de estos para liderar sus sectores, va quedando claro que el “coronado” y su grupo político están en otra cosa. Para las tribunas tenemos a alguien a quien no le permiten elegir al equipo que debería colaborar con él para gobernar bien. Mientras que, con alguna frecuencia, salen en las redes mensajes de los líderes de su partido acorralándolo. Los arrestos y reacciones del coro de los partidarios de PL, ante la aparente actitud de comprensión de PC frente a la crítica de la población, por demás justificada, exigiendo que presente un mejor equipo.
El juego viene siendo otro, el objetivo es tontear al Congreso y hacerle “bajar la guardia”, particularmente al grupo encabezado por la presidente del mismo, quien recibe notitas personales “por debajo de la carpeta” para hacerle ver a ella y su grupo, que no hay mala fe y que la oposición no debe tener preocupaciones. Que no hay razón para pensar, ni preparar una vacancia presidencial y que irán corrigiendo el rumbo percibido como equivocado. Total, la Sra. Alva ya estuvo dispuesta a negociar la estructuración de la mesa directiva del Congreso con Perú Libre, siempre que ella la presidiese, y sólo volteó hacia la oposición cuando no le admitieron tal pretensión. Por eso, ahora, sin ningún empacho, le plantean que le den la confianza al gabinete y mantenga tibia a la bancada de AP, ofreciéndole que gradualmente harán algunos cambios en el mismo, con gente que no tenga los antecedentes de los actuales ministros.
Entre tanto van adormeciendo y cansando a la oposición, mientras el gobierno progresa con sus planes de compra de voluntades a la población más necesitada y recolectando firmas para una Asamblea Constituyente, entregando bonos para subsanar la falta de oportunidades de trabajo, otorgamiento de subsidios al gas y algunos alimentos e ir ganándose a la población, mientras esta pierde su dignidad y voluntad de trabajo y empresa, al mejor estilo recomendado por Fidel.
El plan de Perú Libre es radical y refundacional, su urgencia no es el tema sanitario, por eso no les importó tener en la Cancillería a alguien completamente incapaz de apurar la llegada de las vacunas, no tiene interés alguno en mejorar la economía, por eso permite que un “ministro de las culturas” pretenda desbaratar el MINCETUR, afectando la creación de puestos de trabajo en el turismo, desacelerar la velocidad de crecimiento del comercio exterior o ponerse de perfil ante el portafolio de proyectos mineros que debieran ser nuestra prioridad, ni centrar sus esfuerzos en promover el crecimiento de la agroindustria de exportación. En cuanto a la seguridad juegan con la idea de los “ronderos” y recientemente con el “patrullaje escolar voluntariado” en las comisarías.
Por todo esto, no han sido capaces de presentarnos un programa de actividades y proyectos coherente por sectores, ni el orden y premura con el que desarrollaremos los proyectos de infraestructura. Ciertamente, esa no es la columna vertebral del plan de gobierno.
Entre tanto, continuarán, como si hubieran ganado las elecciones por abrumadora mayoría, con el plan de convocatoria a la Asamblea Constituyente, que es el eje central del presidente, de los congresistas de PL y del dueño de ese partido. Recordemos que se están valiendo de los medios que la democracia les permite, pero ni su plan, ni sus métodos son democráticos.
Nunca faltarán tontos útiles y todo hace pensar que los propios congresistas de PL, estarían dispuestos hasta a votar en contra de la confianza, con tal de ganar la iniciativa, si aprecian que enfrentan a una oposición sin plan bien estructurado y debidamente coordinado para la vacancia.
Advertidos estamos, si para el 26 no se ha producido los cambios ministeriales, que incluyan a Bellido, no nos sorprendamos que ya habrán avanzado en su estrategia, tal como ya lo están haciendo (en menos de un mes) para relajar las condiciones carcelarias de los cabecillas terroristas. No puede ser que, en estos momentos de tanto peligro para la democracia en el Perú, la oposición, encabezada por la Sra. Alva, siga admitiendo reuniones del Concejo de Estado y más acercamientos con el PCM en alguna reunión casual, tipo el Acuerdo Nacional, ambos ambientes creados para tontear a la oposición, cuando se debería tomar ahora la iniciativa.
Si el presidente no está alineado con los objetivos democráticos del país, no tiene los planes y equipo para ejecutarlos, ni la disposición para comunicarlos con la debida apertura, al igual que los resultados de su gestión, debemos actuar ya. El sombrero no es corona y, por lo tanto, debemos cambiar de inmediato al presidente, por un ciudadano que esté comprometido con nuestra democracia y la defienda. Lampadia