CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia
Pedro Castillo tiene tres motivos para sostener –hasta el momento- a Iber Maraví en el gobierno: el primero, son correligionarios, ambos vinculados a Sendero Luminoso (SL) de Abimael Guzmán; el segundo, afirmarse frente a la dupla Vladimir Cerrón – Guido Bellido que hacen ostentación de su poder por encima del individuo que habita en Palacio de Gobierno. El tercero, se sienten fuertes después de su victoria en el Congreso.
Como he mencionado varias veces, el gobierno es un conglomerado de grupos de extrema izquierda. Castillo inició su carrera política vinculado con el Conare, un organismo creado por el SL de Abimael Guzmán que abandonó el camino terrorista en 1993 para incursionar en la política.
Iber Maraví Olarte, según se conoce ahora, participó en SL desde el comienzo –de acuerdo a atestados policiales-, realizando atentados terroristas en Ayacucho durante 1980 y 1981, junto con Edith Lagos, su tío Víctor Whasington Olarte, y su futuro suegro Hildebrando Pérez Huarancca (el monstruo de Lucanamarca, que capitaneó a la turba que masacró a 69 hombres, mujeres y niños). También era instructor de terrorismo pues enseñaba a manipular explosivos y otras substancias en su casa, según reportes policiales, aunque no era muy hábil en ese perverso oficio, pues por un error suyo en un atentado uno de sus secuaces se quemó los pies.
La esposa de Maraví y su suegra (esposa de Pérez Huarancca) firmaron los planillones para inscribir el Movadef. Toda la familia con SL de Guzmán.
Después de sus primeros años en esas diabólicas actividades, Maraví no se incorporó a la “guerra popular” que se desarrollaba en el ámbito rural, sino se refugió en Ica, pasando bajo el radar de la policía que todavía estaba dividida en tres instituciones y no tenía unidades experimentadas en la lucha contra el terrorismo.
Reapareció públicamente a principios de la década del 2000 como dirigente del Conare –organismo de SL en el magisterio-, dirigió el frente de defensa de Ayacucho, encabezando una asonada violenta contra organismos estatales en 2004, por lo que fue sentenciado a 4 años de prisión. Un prontuario que lo califica para integrar el gobierno de Castillo.
Como ministro su primera decisión fue reconocer en el primer día útil del gobierno a la Fenatep, el sindicato magisterial de Castillo –otro nombre del Conare de SL-, que ya anunció su intención de convertirse en partido político, el sueño de Guzmán.
La segunda razón de Castillo para proteger a Maraví reside en su pugna con Cerrón y Bellido, que impúdicamente han exhibido su poder en los últimos días, en momentos en que muchas personas creen que Castillo es solo un títere. Mantenerlo en el gobierno es una manera de decirles que no lo pueden manipular. No tanto, claro.
El tercer motivo, es que se sienten fuertes luego de la aprobación en el Congreso del “peor gabinete de la historia”, como lo denominó el diario Correo. Esa muestra de debilidad de la mayoría de congresistas los ha envalentonado, como era de esperarse.
Ahora en el Congreso quieren interpelar a Maraví y eventualmente proponer su censura. Pero Bellido ya adelantó que si eso ocurre plantearán una cuestión de confianza, con lo cual, los que no querían desperdiciar una de sus dos posibilidades antes de ser disueltos, quedarán enfrentados al mismo dilema.
En verdad, esta situación solo tiene una salida, la vacancia de Castillo (y de Dina Boluarte). A estas alturas ya no cabe duda que existe un gobierno dirigido por senderistas o pro senderistas (y emerretistas), integrado por gente incompetente y corrupta. No se trata solo de defender la democracia –que esa gavilla va a destruir-, sino la viabilidad del Perú.
Es obvio que ellos no tienen un plan para superar la crisis, sacar adelante la economía y el empleo, mejorar la salud, luchar contra la delincuencia, ni nada que resuelva las necesidades de los peruanos. Su único propósito es establecer una dictadura y gozar de los beneficios del poder Estatal. Lampadia