A propósito de las cuarentenas y el confinamiento
Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia
“El hombre está condenado a la libertad”.
“Somos absolutamente libres, pero también tenemos una responsabilidad absoluta sobre nosotros y sobre el mundo”.
Jean Paul Sartre
La ligereza con la cual nuestros gobernantes, muchos políticos y sobre todo los líderes de izquierda avalan las medidas de cuarentena, confinamiento, prohibición de trabajo, prohibiciones de comercio y restricciones a las libertades a causa de la Pandemia, me han llevado a buscar, fuera de nuestros casilleros habituales de ideas libertarias o de razones prácticas de sanidad o economía, argumentos para lograr que entendamos las limitaciones, por no decir los errores de estas medidas. Esta vez los errores filosóficos.
Jean Paul Sartre, filósofo francés, padre del existencialismo, autor del Ser y la Nada, que en el otoño de su vida buscó compatibilizar el comunismo con sus ideas a través de su Crítica a la Razón Dialéctica”, hizo de la libertad y de su consecuente responsabilidad, el centro de su pensamiento filosófico. Nos dijo que el ser humano está “condenado a ser libre” y que “el hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia (…) el hombre no es otra cosa que lo que él se hace”[i]
Para Sartre el hombre, “en cada momento debe elegirse a sí mismo para dar sentido a sus acciones. Su libertad es ilimitada, es una libertad que lo único que no puede es decidir no ser libre”[ii]
Sartre, que vivió la ocupación Nazi, vio el estalinismo, el colonialismo y la revolución maoísta, tuvo un compromiso con la “libertad” que lo llevó a enfrentar el racismo norteamericano, condenar la represión colonial en Argelia, repudiar las invasiones soviéticas a Hungría o Checoslovaquia y arengar a los estudiantes franceses en 1968. Un compromiso con la libertad que nuestra izquierda chola, peruana, no tiene, por sus hipotecas con el padrinazgo castro chavista.
Tal vez si nuestros políticos de izquierda (y sus consultores, asesores y funcionarios que nos gobiernan, que están muy bien remunerados y que no dejan de cobrar en las cuarentenas) hubieran leído a Sartre, entenderían que:
- sus medidas van en contra de la existencia humana
- sus protocolos van en contra de la característica central del individuo que es la libertad
- sus decretos se oponen a rasgos existenciales del ser humano
- las multas, las “retenciones” o las amenazas lo único que no puede hacer es “decidir que no seamos libres”
En lugar de negar la libertad, producto de la típica fatal arrogancia planificadora de todo tipo de izquierdismo controlista que denunciara Hayek hace muchas décadas y que advertimos para esta crisis en Víctimas de una Fatal Arrogancia (Lampadia 03.04.2020), debimos trabajar en la “responsabilidad” que el ejercicio de esa libertad genera. Debimos permitir que el ciudadano libre trabaje, lleve el pan a sus familias, tome los riesgos que su necesidad le imponga y en lugar de proscribir o impedir, que no es posible hacerlo y no ha resultado, cuidar la responsabilidad del ciudadano frente a terceros, haciendo probablemente lo contrario de lo que han hechos estos dos últimos gobiernos cuyo estrepitoso fracaso sanitario y económico no requiere una letra más de explicación.
Allí estaba y sigue estando el meollo del asunto, no en negar la existencia humana y su característica esencial: la libertad.
Como los que nos gobiernan, los asesoran y los apoyan no le creen a Hayek, por ser liberal, recordémosle a Sartre, uno de los suyos, a ver si así entienden porque vamos tan mal, pese a sus medidas que van a cumplir 1 año. Lampadia