La CGTP (Confederación General de Trabajadores del Perú) ha convocado a un paro nacional para este 26 de setiembre exigiendo un cambio de modelo económico, la renuncia del Ministro de Economía y una nueva ley General de Trabajo. Este gremio laboral, que no representa más del 6 u 8% de los trabajadores peruanos, y que está dirigido por uno de los eternos líderes sindicales, apunta contra la meritocracia en educación y en el sector público, y pretende ahora erigirse en un “gobierno paralelo”.
¿Quién determina el modelo económico, según la Constitución y las leyes? Pues, el Ejecutivo y el Legislativo, los dos poderes elegidos por el sufragio de todos los peruanos. ¿Cómo así, entonces, la CGTP se propone cambiar el modelo? La idea misma de un paro nacional en el que piquetes de huelguistas bloqueen carreteras tiene una clara naturaleza anticonstitucional y hasta un cierto tufillo insurreccional. Es imposible, pues, imaginar una democracia que cambia sus políticas económicas por paros nacionales. La única manera de modificar el modelo económico en libertad pasa por el voto popular.
Los llamados paros nacionales en el Perú y América Latina se legitimaron a fines de los setenta en contra las dictaduras militares de entonces. Posteriormente, la idea de huelgas nacionales se ensayaron en Bolivia y Ecuador, precisamente, demandando el cambio de “las políticas económicas neoliberales”, para tumbarse a gobiernos elegidos e instaurar dictaduras de las turbas que se devoraron las constituciones y la autoridad de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Semejante situación representó la antesala de los regímenes bolivarianos. ¿Intenta la CGTP reeditar el mismo libreto en el Perú?
Cuando la CGTP se propone la salida de Miguel Castilla de la cartera de Economía se deja en claro que la estrategia del paro nacional es parte de los objetivos de toda la izquierda en general que ha puesto su puntería en el señalado titular (Ver artículo La izquierda sin caretas). Una izquierda que sueña con recuperar el poder que perdió con el Presidente Humala, que en su primer gabinete, manejado por Salomón Lerner, tenía a sus socios revoltosos cortando la libre circulación en Tumbes, Cajamarca, Ayacucho, Chincha, Moquegua y Apurímac. Pretenden ignorar y confundir a la población sobre los resultados de un modelo que ha logrado una reducción de la pobreza y la desigualdad sin precedentes en nuestra historia.
Asimismo, proponer una nueva Ley General del Trabajo que amplíe los sobrecostos laborales para las empresas es desconocer el vía crucis de millones de empresarios emergentes que no pueden formalizarse, porque los sobrecostos se han convertido en una muralla imposible de franquear. Y, sobre todo, se condena a millones de trabajadores de las pequeñas empresas a vivir sin seguridad social y beneficios sociales. Igualmente, oponerse a la ley del servicio civil, que establece la meritocracia en el servicio público es oponerse a solucionar los padecimientos ante los municipios, regiones y ministerios de millones de peruanos.
En realidad a la CGTP y a la izquierda solo les interesa el poder. Las demandas que plantean están dirigidas a “acumular fuerzas” en función de ese objetivo. Hasta hoy nos quedaba claro que, si bien no les iban bien con las sucesivas derrotas electorales, la izquierda apostaba por los caminos constitucionales. No obstante la convocatoria a un paro nacional no es un mensaje democrático y nos obliga a permanecer alertas.
Sin embargo, esta mañana Mario Huamán en RPP, no fue capaz de convencer a nadie. Se mostró deprimido y sin fuerza de convicción y sus argumentos causaron lástima. Parece que ya se les acaba la capacidad de distorsionar la realidad.