Desde el 1 de abril, los manifestantes anti-gobierno han organizado protestas diarias en toda Venezuela, las cuales continúan enfrentándose violentamente por parte de las fuerzas de la dictadura chavista, dejando a miles arrestados, cientos heridos y 75 muertos (hasta ahora). Los activistas de la oposición protestan contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, culpándolo por un régimen corrupto que ha creado una crisis económica y humanitaria sin precedentes.
Fuente: CNN
Esta es la mayor ola de protestas que los venezolanos han visto en décadas. Lo que impulsa esta indignación no es sólo rabia, sino desesperación. Están protestando por la falta de alimentos y medicinas, el deplorable sistema de salud, la inseguridad y la falta de libertad. La hiperinflación está fuera de control y a ha destruido lo que quedaba de los ahorros de las personas. Un país lleno de recursos, que debería estar entre los más ricos del mundo, está sumido en la miseria, gracias a las ‘ideas muertas’ del llamado socialismo del siglo xxi.
Un proceso de cubanización
Lo que sucede es que el pueblo venezolano se está enfrentando una dictadura dirigida por los expertos del castrismo cubano que ha convertido a Venezuela en su colonia. Venezuela está ante un ‘proceso de cubanización’, la instalación de una dictadura a largo plazo asociada al narcotráfico y auspiciada por socios internacionales fuera del eje occidental, como Rusia e Irán. Este ‘Eje Cuba-Venezuela’ es una mezcla peligrosamente tóxica de dos regímenes liderados por dictadores que patrocinan el terrorismo, violan los derechos humanos, censuran los medios de comunicación, secuestran ciudadanos inocentes y rutinariamente incumplen con las normas internacionales. Ver en Lampadia: No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’ y la opinión de Moisés Naim: Maduro no importa. En ambas publicaciones se explica que Venezuela está dominada por tres poderes: el narcotráfico internacional, los cubanos y los militares corruptos de Venezuela.
Esto es especialmente peligroso porque el ‘Eje Cuba-Venezuela’ pretende extender el control territorial de Cuba a Sudamérica, algo muy difícil de combatir sin apoyo exterior. Como afirma Carlos Sánchez Berzaín (Director del Interamerican Institute for Democracy) en el Diario Las Américas (diario hispano del sur de la Florida):
“El enemigo real del pueblo venezolano es la dictadura cubana que tiene subordinadas las dictaduras del socialismo del siglo XXI (SSXXI). (…) el pueblo venezolano, en la recuperación de su libertad y su democracia, no está luchando contra el “dictador títere Nicolás Maduro”, no es un problema interno entre venezolanos. El enemigo es el “imperialismo dictatorial castrista” con su centro de poder hegemónico en La Habana y con: sus incondicionales Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Salvador; con 18 países más del Petrocaribe; con las FARC y el narcotráfico movilizados (como lo estuvieron para el derrocamiento del presidente boliviano el 2003); con un aparato de control y/o neutralización de organizaciones internacionales; con aliados mundiales muy poderosos coincidentes en su ataque a Estados Unidos y/o en muy buenos negocios; con corruptela transnacional que teme el destape de sus crímenes; con nuevos ricos operando medios de comunicación y prensa; con dinero ilimitado para corromper; con vinculaciones al terrorismo islámico. Por su propia seguridad las democracias no pueden dejar solo al pueblo venezolano”.
Una crisis migratoria en Latinoamérica
En cuanto a la región latinoamericana, sería suicida seguir ignorando la crisis por la que están pasando nuestros vecinos. No solo es inaceptable que sigamos impasivos ante la crisis humanitaria impuesta al pueblo venezolano, también debemos cuidar las implicancias de la penetración cubana en Sudamérica:
- Como una interferencia grave en nuestro espacio político
- Como fuente de corrupción de las mafias del narcotráfico
- Como una futura ola de migración con alto costo social
Hoy ya tenemos una importante migración de venezolanos, pero si se consolida en el poder el ‘Eje Cuba-Venezuela’, tendremos que recibir, ¿a la mitad? ¿a dos tercios de los venezolanos? Eso implica un alto costo social para los migrantes y las poblaciones que tengan que recibirlos.
Fuente: elconfidencial.com
Una encuesta del 2016 de Datincorp, un encuestador de Caracas, encontró que alrededor del 57 % de los venezolanos querían salir del país. La pregunta es si el resto de América Latina está listo para asumir estos inmigrantes. Recordemos la catastrófica situación que se está viviendo en Europa, donde los países ya están cerrando sus fronteras porque la situación está llegando a niveles inmanejables, y los refugiados están ejerciendo una presión en las finanzas de los distintos países.
La primera parada para muchos venezolanos que huyen es Colombia o Brasil, sus fronteras. El Washington Post estima que 10,000 venezolanos están cruzando a Brasil cada mes, la mayoría busca alimentos y medicinas. Los mercados en auge de Pacaraima hicieron que Maduro respondiera de la misma manera que hizo a Cúcuta (Colombia): cerrando la frontera, afirmando que era una medida necesaria contra los negocios del mercado negro.
¿Cómo se puede detener esta dictadura venezolana?
Las constantes manifestaciones en Venezuela dejan claro el nivel de desesperación de una nación indefensa, y son una señal de que la población quiere salir de esta situación y lucharán hasta lograrlo. Sin embargo, necesitan más que manifestaciones. Necesitan el apoyo de sus países vecinos y de instituciones mundiales. La dictadura juega a agotarlos y eventualmente, imponer una poderosa y brutal dictadura, como lo hicieron los Castro en Cuba.
Hasta ahora, los chispazos de rebeldía observados en las fuerzas armadas, han sido rápidamente resueltos con carcelería a todos los implicados. No nos olvidemos que la maquinaria de inteligencia de los cubanos es una de las más sofisticadas del mundo. Hace un par de días, salió la noticia de que el hijo de uno de los jerarcas del régimen había fallecido en los enfrentamientos con los esbirros del régimen. Quién sabe si algo así, permita una reacción más contundente entre quienes acompañan a Maduro y los cubanos.
La posibilidad de que Maduro salga del poder solo por las protestas es cada vez más improbable, y tampoco por las acciones políticas del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) y de la coalición de la oposición, que ya discuten sobre un simbólico retiro del presidente.
Para que se pueda consolidar una reacción militar contraria al régimen hay que definir qué se les ofrece a los militares que son parte de él, persecución o perdón si lo derrocan.
Maduro se ha convertido en la cabeza (sustituible) del Eje Cubano-Venezolano que tortura a un gran país. Sin apoyo externo, difícilmente se podrá parar la dictadura chavista. Más vale que los latinoamericanos comprometidos con la libertad, la democracia y la economía de mercado, vayamos entendiendo que, tarde o temprano, tendremos que enfrentar una situación límite. Lampadia