La inflexión del Reino Unido en contexto
El Reino Unido fue a la votación por el Brexit con graves fallas de cálculo por parte del gobierno conservador dirigido por James Cameron, que después del papelón tuvo que renunciar apuradamente.
La misma votación, parece haber agarrado de sorpresa a la población, que no habría sido consciente de sus consecuencias. Al punto que días después se generaron grandes presiones para una revisión.
Casi por ‘default’, la conservadora Theresa May, asume el gobierno, y sorprende con un enfoque muy agresivo hacia un Brexit ‘duro’, a pesar de que ella se opuso al mismo en el referéndum. Además, en su primera presentación en la convención conservadora, hizo un discurso populistoide y radical de ‘izquierda’, con el que desconcertó a todo el mundo.
Ya en el manejo de Brexit, se ha mostrado muy radical en su actitud de ir adelante, a pesar de que hubo una serie de eventos que podrían haber justiciado otras acciones.
Hoy el Reino Unido cabalga con desdén por la ruta de su aislamiento de Europa, con ideas que llevaron al reino al gran fracaso de los laboristas, expresado en el colofón del ‘invierno del descontento’ que antecedió la ascensión de Margaret Thatcher y su revolución liberal que llevó al reino desde ser deudor del FMI, a una potencia de primer orden.
El historiador británico, Niall Ferguson dijo en Chile hace un par de años: que Chile era el país más inteligente de la región, pero que ahora [con Bachelet], estaba ejerciendo su derecho a ser estúpido. En Lampadia, pensamos que es el turno del Reino Unido, que después de varios siglos de manejos inteligentes, está, efectivamente, ejerciendo su derecho a ser estúpido.
Situación actual
Después de haber optado por un BREXIT ‘duro’, el 29 de marzo, la primera ministra, Theresa May, firmó una carta de seis páginas en la que se dio inicio al artículo 50, el primer paso para el retiro del Reino Unido de la Unión Europea, también conocido como Brexit. Lo que sigue es un período de negociación de dos años durante el cual la UE y GB determinarán cómo se separarán las dos entidades y cuál será su relación futura.
El voto en pro del Brexit ha puesto en marcha un proceso sin precedentes e impredecible que amenaza la globalización y el libre comercio – para Gran Bretaña, para Europa y para la economía global. La UE perderá la quinta economía más grande del mundo, una potencia nuclear y un miembro del Consejo de Seguridad de la ONU.
Su impacto dependerá del tipo de relación que Gran Bretaña establezca con la UE después de Brexit. Theresa May ha señalado que quiere usar el poder militar británico y su peso diplomático como una forma de que el Reino Unido demuestre que está comprometido a mantener la seguridad «en el vecindario». Si las negociaciones se vuelven agresivas y no se llega a un compromiso, puede que tome bastante tiempo en construir el aparato diplomático que permita que Gran Bretaña contribuya a la diplomacia «europea» fuera de la UE.
Más allá de la UE, un Brexit “duro” afectará la ‘arquitectura global’, especialmente en la tendencia anti libre mercado en la que se está embarcando el mundo. Más preocupante aún, Estados Unidos ya no tiene la capacidad de desempeñar el rol de líder del mundo en lo que respecta a la globalización.
Problemas en el Reino Unido
En el mismo Reino Unido, las cosas están complicándose. Y es que la separación de la Unión Europea supondrá una tensión inevitable para la integridad territorial del Reino Unido. El Diputado al Parlamento Europeo, David Martin, advierte que el Reino Unido podría dejar de existir después de Brexit. Escocia e Irlanda del Norte ya están evaluando separarse del Reino Unido.
Cuando Escocia celebró un referéndum de independencia en 2014, el 55% de los votantes decidieron permanecer en el Reino Unido. Uno de los principales argumentos en contra fue que una Escocia independiente no se convertiría automáticamente en miembro de la UE y, por lo tanto, perdería el acceso al libre comercio con el bloque.
Tras el Brexit, las autoridades escocesas presionaron para que el Reino Unido siguiera siendo miembro del mercado único de la UE para minimizar el efecto de dejar el bloque. Pero Theresa May afirmó el pasado 29 de marzo que se retirará del mercado único para negociar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. En respuesta, el partido escocés Scottish National Party dijo que tal cambio en el statu quo justifica otro referéndum de independencia. La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, dijo que la votación debería tener lugar a fines de 2018 o principios de 2019, antes de que las negociaciones de Brexit terminaran. Espera que al lograr la independencia antes de que se resuelva el proceso Brexit, para que los negociadores se vean obligados a considerar a Escocia en el acuerdo final, idealmente acelerando su adhesión a la Unión Europea.
Sin embargo, el referéndum de Escocia no puede suceder sin la autorización del Parlamento del Reino Unido. May ha dicho que ahora no es el momento para otro referéndum escocés, porque ella no quiere que interfiera con el proceso de Brexit. El gobierno británico se enfrenta a un dilema: si continúa rechazando un referéndum, el nacionalismo en Escocia podría crecer; pero si autoriza un nuevo voto, el resultado sería imposible de predecir. Según una encuesta publicada el 13 de marzo, el apoyo a la independencia de los escoceses es del 48%.
Por otro lado, Irlanda del Norte recibe millones de libras esterlinas como apoyo en los sectores de agricultura y pesca y, además, recibe subvenciones estructurales de la Unión Europea, así como dinero para preservar el acuerdo de paz del ‘Good Friday’. Este dinero ya no estará disponible cuando el Reino Unido abandone el bloque, lo que significa que el gobierno británico probablemente tendría que buscar formas de reemplazarlo. El pertenecer a la Unión Europea también le ha permitido a Irlanda del Norte mantener abierta su frontera con la República de Irlanda, contribuyendo a la pacificación de la isla. Después de Brexit, existe la posibilidad de que tengan que ser introducidos algún tipo de controles fronterizos. Aunque ambas partes (Irlanda del Norte y la República de Irlanda) han dicho que la unificación sigue siendo una posibilidad lejana, existe la pregunta de hasta qué punto Brexit reabrirá discusiones sobre el futuro territorial y político de las Islas Británicas.
Conflictos sobre Gibraltar
En Gibraltar, el 96 % de los residentes votaron a favor de permanecer en la UE. Es un territorio británico de ultramar que participa en la libre circulación de personas, servicios y capitales de la UE; pero no en la libre circulación de mercancías. Aproximadamente la mitad de su mano de obra está formada por ciudadanos de la UE (en su mayoría españoles) que viajan diariamente y, para hacer las cosas más complicadas, el territorio de Gibraltar es reclamado por España.
Brexit plantea dos riesgos para Gibraltar: El gobierno está preocupado porque las exportaciones de Gibraltar ya no tendrán acceso libre de aranceles al mercado único de la UE. También le preocupa que España cierre unilateralmente la frontera y aísle el territorio (ya que el Reino Unido no es miembro del Acuerdo de Schengen).
El acuerdo Brexit no se aplicaría a Gibraltar sin un acuerdo separado entre el Reino Unido y España. Ambos países estarán interesados en llegar a un acuerdo para proteger los derechos de los 300,000 ciudadanos británicos que viven en España y los 200,000 españoles que viven en el Reino Unido, así como para preservar sus fuertes lazos bilaterales de comercio e inversión. Para obtener la aprobación de un acuerdo de libre comercio se requeriría el apoyo unánime de todos los miembros de la UE, lo que daría a España el poder de veto sobre el acuerdo final.
Impacto en la UE
Existe un miedo latente que el BREXIT sea el inicio del fin de la Unión Europea como tal. Sin embargo, los datos de las encuestas actuales en Europa sugieren que es improbable que suceda una fractura en el corto plazo, aunque un número creciente de países de la UE, liderados por Holanda, Francia, Italia y Polonia, tienen un elemento de “escepticismo político” significativo con respecto a la UE. Hay mucha insatisfacción en Europa por la falta de generación de empleo y un mejor futuro económico, pero las encuestas muestran que incluso en países donde la demanda de un referéndum es alta (como Italia y Holanda) los votantes todavía no desean abandonar la UE por ahora.
Conclusiones
Esperamos que el gobierno británico logre encontrar un equilibrio entre apaciguar el descontento político en las administraciones descentralizadas y mantener el control del proceso Brexit, al igual que llegar a un acuerdo con la Unión Europea, para así mantener el statu quo. Lampadia