Las presentaciones de Sebastián Piñera y Felipe Calderón, ex presidentes de Chile y México, respectivamente, contribuyen aldebate sobre la aparente importancia de la industrialización y/o diversificación de nuestra economía. Ambos se presentaron en el seminario internacional América Latina: Oportunidades y desafíos, organizada por la Fundación Internacional para la Libertada (presidida por Mario Vargas Llosa. Vale la pena contrastar estas presentaciones, con las ideas planteadas por Paul Krugman, hace unos días en Lima.
Sebastián Piñera hizo una magnífica presentación, respaldada por un power point que trataremos de conseguir posteriormente. Piñera destacó que deja a Chile muy cerca de convertirse en el primer país latinoamericano en alcanzar el desarrollo, fijado en un nivel del PBI per cápita de US$ 23 mil, ajustado por nivel de precios (PPP). Por ejemplo, especificó que si Chile crece 5% por año, llegarían a esa meta casi inmediatamente, en el 2016. Si en cambio, crecen solo 1% anual, tendrían que esperar hasta el año 2027. Esa es la potencia del crecimiento. Evidentemente, la condición de país desarrollado conlleva en Chile instituciones muy sólidas, desde un sólido sistema de partidos, un poder judicial independiente y alejado de la corrupción, un cuerpo policial ampliamente respetado por toda la población y educación de calidad muy superior a la nuestra, para no hablar de su nivel de infraestructuras.
En su presentación, Felipe Calderón, destacó el rol que viene desempeñando la Alianza del Pacífico (AdP) frente a otros bloques de la región como el Mercosur. El primero se orienta hacia los principios de la apertura comercial como estrategia de desarrollo e integración al resto del mundo, mientras que el segundo tiene el corte proteccionista tradicional. A estas alturas del siglo, los resultados alcanzados por unos y otros, (crecimiento del PBI, exportaciones, inversión, inflación,bienestar, etc.) son largamente superiores para el bloque del Pacífico. Máxime ante el colapso, agravado recientemente, de Venezuela y Argentina.
Calderón también sostuvo que no le faltaba cierta razón a Prebish, sobre los patrones de dependencia. Puesto que la volatilidad del precio de los commodities era una debilidad que no se había superado. La realidad, sin embargo, es contraria a la prédica de Prebish, él decía que los commodities que necesitaban los países desarrollados bajarían de precio permanentemente, mientras que los precios de la tecnología se harían siempre más onerosos. La historia prueba lo contrario, los precios de la tecnología descienden sustancial y permanentemente, mientras que los de los commodities han subido importantemente, minerales y alimentos. En esto Calderón, no mostró sus mejores capacidades, al usar un argumento equívoco para sustentar las estrategias de desarrollo de su país, cuyo desarrollo no se explica por las ideas de Prebish.
Pese a la visión conjunta de apertura comercial y libre mercado de los países de la AdP, las estrategias de México y Chile fueron diferentes, según explicó Krugmanhace pocos en Lima. “Creo que el mix de exportaciones es mucho menos importante de lo que la gente piensa. Hace tres décadas, ambas naciones eran exportadores primarios de commodities, pero a partir de ese punto han tomado rumbos diametralmente distintos. México cambió completamente su estructura exportadora, diversificándola hacia una con mayor valor agregado. Sin embargo, los resultados han sido “decepcionantes”, pues su crecimiento en los últimos 25 años ha sido moderado. [Entre 1994 y 2012, según datos del Banco Mundial, Chile creció el doble que México]. Chile (…) ha crecido sin necesidad de diversificar o industrializar las exportaciones, pues sigue siendo un exportador de commodities como Perú.La clave para entender la divergencia es que Chile ha invertido y desarrollado con mucho énfasis su educación.Tiene una fuerza laboral mejor educada, lo cual conlleva a que sea más productiva”, reseñó Gestión (20 de marzo del 2014).
Dicho todo esto, es importante recalcar que en relación a nuestra última publicación sobre la visita de Krugman, no hemos querido que se piense que hay que abandonar la posibilidad de hacer desarrollos industriales que no se basen en nuestros recursos naturales. Creemos que estos, (ver Momento para romper mitos y dibujar líneas de desarrollo industrial) son una magnífica oportunidad para desarrollar una industria competitiva integrada a nuestras mayores potencialidades, pero esta estrategia no es excluyente de otros desarrollos. Tampoco tiene por qué plantearse una contraposición entre ambas estrategias y no sería recomendable que el Estado incline la balanza en cualquier dirección. Lampadia