Alejandro Deustua
18 de marzo de 2025
Para Lampadia
Aunque los presidentes Trump y Putin reiteraron hoy telefónicamente la necesidad de terminar el conflicto ruso-ucraniano, la discusión sobre el cese de fuego de 30 días apenas cubrió los escenarios de energía e infraestructura (Rusia los redujo a la “infraestructura energética”).
Ello (y negociaciones técnicas sobre cese de fuego en el Mar Negro) deberían marcar el inicio del proceso de paz mientras Estados Unidos y Rusia recomponen su relación bilateral, cooperan en el Medio Oriente, inhiben el potencial nuclear de Irán y abren espacio para el intercambio económico y la estabilidad geopolítica. La posición de fuerza rusa no se retrajo aunque sus demandas principales sobre las razones del conflicto merecieron registro formal. El proceso de paz en Ucrania no será corto como Trump esperaba, aún puede quedar trunco y añadirá etapas indefinidas.
El proceso de alto al fuego se inició luego del primer contacto telefónico (12 de febrero) entre los mencionados presidentes desde el inicio de la guerra. Esta primera, etapa culminó con la expresión de voluntad de ambos gobernantes sobre la necesidad de lograr una solución pacífica al conflicto. La conversación incluyó varios asuntos de seguridad adicionales.
Un segundo momento terminó en fracaso temporal luego de la aciaga conversación sostenida en la Casa Blanca por los presidentes Trump y Zelensky. Trump presionó por la firma de un acuerdo ya negociado sobre explotación de tierras raras en Ucrania financiado por un fondo soberano. Éste compensaría la contribución norteamericana al esfuerzo bélico ucraniano e implicaría la mención general a garantías de seguridad. El presidente Zelensky priorizó, en cambio, la necesidad de especificar esas garantía dado el fracaso de acuerdos anteriores de cese del fuego. La brusca cancelación de la reunión por Trump fue seguida de la suspensión de asistencia militar y de inteligencia norteamericana a Ucrania. La coerción estadounidense se mostró en todo su esplendor.
El maltrato a Zelensky fue compensado, en una tercera etapa, por la inmediata acogida europea, la renovación del apoyo a ese aliado y la preocupación por mantener la cohesión trasatlántica. Ésta fructificó en las visitas de Zelensky al Reino Unido y Francia. El Primer Ministro británico, en una cumbre europea, anunció la conformación de la “coalición de los dispuestos” comprometidos a mantener la asistencia militar a Ucrania, fortalecer su capacidad defensiva y asegurar que la soberanía ucraniana debería quedar asegurada en cualquier acuerdo de paz.
Tras ese impulso autoridades ucranianas y norteamericanas participaron en Arabia Saudita en nuevas conversaciones. Esta cuarta etapa resultó en la aprobación ucraniana de la propuesta de alto al fuego de 30 días que sería presentada a Rusia. En consecuencia, Estados Unidos reanudó la asistencia militar y de inteligencia.
En una quinta etapa Rusia dio la bienvenida a la propuesta de alto al fuego pero advirtiendo que no habría acuerdo definitivo si no se trataba los asuntos fundamentales que habían motivado el conflicto. Putin dejó en claro que no aceptaría la incorporación de Ucrania a la OTAN ni la presencia de tropas europeas en Ucrania al tiempo que se opondría a cualquier avance de infraestructura militar de la OTAN cerca de la frontera rusa. Ello no implicó una demanda de retiro de tropas de la alianza ya instaladas.
Posteriormente, los cancilleres del G7 reunidos en Quebec en una sexta etapa, apoyaron el proceso de cese de fuego. En la declaración conjunta destacaron su respaldo a la soberanía e integridad territorial de Ucrania, demandaron la aceptación rusa del armisticio y de su implementación y exigieron garantías de seguridad robustas para Ucrania. De no lograrse el objetivo los miembros del G7 incrementarían las sanciones sobre Rusia.
Al respecto debe destacarse el rol del anfitrión. Canadá optó por discutir bilateralmente con el Secretario de Estado Rubio los problemas arancelarios y exigir respeto a su soberanía mientras resguardaba la especificidad del esfuerzo colectivo de paz y la cohesión occidental. Los demás miembros de ese foro también deben ser reconocidos teniendo en cuenta que, a partir del 2 de abril, serán objeto de la imposición de “aranceles recíprocos” por Estados Unidos más allá de los ya aplicados. El Secretario de Estado Rubio suscribió la declaración del G7 sin dar por cancelada la voluntad expansionista de su presidente.
Mientras tanto, Trump advirtió que las partes del conflicto ruso-ucraniano debería hacer concesiones incluyendo territoriales (refiriéndose a Ucrania) y que debería pensarse en un intercambio de “activos” (entre ellos, p,e, la posesión de la mayor planta nuclear en Europa en Zaporizhzhia) a cambio, quizás, del alivio de las sanciones económicas a Rusia y de mayores intercambios.
Hoy está claro que mientras Trump desea una paz “rápida”, Putin (desde una posición de fuerza en el terreno matizada por serios problemas económicos) extenderá el proceso. Mientras tanto, el contacto entre potencias persistirá y el bienestar colectivo de la integración europea seguirá siendo reemplazado por las realidades de la seguridad nacional y colectiva. Lampadia