J. Eduardo Ponce Vivanco
Para Lampadia
La violenta convulsión que sorprendió a Chile hace tres años desorientó al país. Un profundo desconcierto sucedió a la racha de éxitos que, a pesar de la desigualdad, auguraban un futuro de prosperidad y desarrollo. La elección de Boric y el experimento constitucional que acaba de fracasar estrepitosamente en nuestro vecino marcan el inicio de una introspección colectiva. Un período de reflexión que no durará poco y que suscita análisis diversos en una región en permanente cambio como América Latina.
Brasil
En poco menos de un mes, Brasil elegirá entre un Bolsonaro que apuesta con todo por su reelección y Lula da Silva.
A los 76 años y después de varios altibajos, el carismático exsindicalista lleva como candidato a la vicepresidencia a un médico y político del Opus Dei en una peculiar plancha electoral que busca ampliar su ventaja de 8 puntos según la última encuesta. Su compañero de fórmula es el doctor Gerardo Alckmin, que acompañó al presidente Cardoso como Gobernador de Sao Paulo, y su presencia muestra el evidente intento de atraer el voto de centro. Quiere convencer de que su filiación izquierdista tiene un contrapeso que lo beneficia frente al discutido Bolsonaro que, por segunda vez, lleva a un general retirado como candidato a la vice presidencia.
Lo concreto es que el próximo año Planalto arrancará con un nuevo presidente en las riendas del gigante sudamericano, que no habla español y responde a parámetros culturales amigablemente diferentes a los de sus vecinos hispanoparlantes.
Si Lula triunfara y quisiera convencer de su corrida al centro, tendría que comenzar por desinflar al Foro de Sao Paulo – que tantos estragos causa en la región – y optar por un liderazgo capaz de convocar el respaldo regional.
Argentina
Meses después (en octubre del 2023) Argentina elegirá un nuevo gobierno probablemente opuesto al peronismo que ha gobernado tan lamentablemente con las caras de Alberto Fernández y Cristina F. de Kirchner.
Una vez más, dejarán a su riquísimo país con una enorme deuda, una inflación superior al 70%, descontento social y condiciones económicas demasiado distantes de las que permitirían sus envidiables potencialidades como nación. Es probable que una segunda presidencia de Macri sea mejor que la anterior y pueda tener una positiva proyección hacia el futuro.
Colombia
Colombia acaba de elegir un exguerrillero convertido a la izquierda democrática que será el primer político zurdo en regir los destinos de ese complejo país, cuya población supera la de Argentina.
Su pasado de violencia aún se deja sentir, pero tiene varias ciudades dinámicas e importantes, además de una situación geopolítica excepcional en el Caribe, el Atlántico, el Pacífico y la Amazonía.
México
Con el pausadísimo hablar de López Obrador, México celebrará elecciones dentro de un año y medio. He pronosticado que en ellas competirá su hábil y ambicioso Canciller Marcelo Ebrard como candidato de MORENA.
Lo acabamos de recibir en Lima presidiendo la segunda misión de salvataje que comenté en el artículo “AMLO, el Chapulín Colorado de Pedro Castillo”, anticipando que, de ser elegido, se convertiría en un actor dinámico de la política sudamericana. Ver en Lampadia: AMLO: El Chapulín Colorado de Pedro Castillo.
Téngase presente el afectuoso padrinazgo mexicano que prohijó a Evo Morales – auto asilado en ese país después de su fracasado fraude electoral de 2019 -, así como el atractivo de los yacimientos sudamericanos de litio, vitales para un gran exportador de automóviles al mercado del NAFTA. El federalismo y la diversidad étnica de ese país debe mirar con simpatía (o condescendencia) la obsesión de la “plurinacionalidad” que García Linera y el MAS boliviano insisten en inocular en Perú y Chile con miras a potenciar la etnia aymara y reconstruir un camino que los lleve al mar que perdieron por culpa propia.
En resumen, el panorama probable es una izquierda cohibida en Chile, un Lula moderado en Brasil, un gobierno de centro-derecha en Buenos Aires, un Petro contenido por la institucionalidad colombiana, un México más cercano a Sudamérica, y la persistente infección de Evo Morales y el MAS desde el Chapare cocalero y el Altiplano aymara. No he considerado, por cierto, la perseverancia del eje castrochavista tan negativo para la región. Lampadia