El reciente discurso de Emmanuel Macron, esbozó una visión audaz sobre los cambios que propone para la Unión Europea. El bloque necesita convertirse en una fuerza geopolítica coherente, con políticas comunes de defensa, economía, migración e ideologías políticas. Lo que el presidente francés busca es construir una «Europa soberana, unida y democrática», donde los ciudadanos vuelvan a sentir un sentimiento de lealtad a la idea de Europa en sí misma.
Uno de los objetivos de Macron es superar el populismo estableciendo un equilibrio entre la seguridad del empleo para los ciudadanos, por un lado, y la innovaciónpor el otro, aunque muchos temen que les vaya a costar algunos empleos. En su intervención, Macron también abogó por la disrupción digital y la realización de un mercado digital único. La reforma de la zona euro haría a Europa menos vulnerable a la próxima crisis financiera.
Fuente: france24.com
La eurozona debe ser reformada, argumentó, mediante la creación de un presupuesto común, supervisado por un ministro de finanzas de la eurozona y por el Parlamento Europeo. Sus ingresos provendrían de los impuestos que se imponen a los servicios digitales, de los gravámenes medioambientales y, en el futuro, también de una base común de impuestos sobre las sociedades europeas.
Según el plan de Macron, cada Estado miembro de la UE celebraría convenciones democráticas para debatir las prioridades de los ciudadanos. Sus ideas se nutrirían de un proceso más amplio en el que participarían las instituciones de la UE y los gobiernos que desean renovar Europa. Las coaliciones de gobiernos dispuestos entonces se integrarían más rápido, con un motor franco-alemán revitalizado impulsando el proceso hacia adelante.
¿Cuál es la situación actual en Europa?
Alemania se enfrenta a meses de complicadas conversaciones. Merkel ganó su elección el 24 de septiembre, pero con muy poco margen de votos; unos 6 millones de votantes apoyaron a un partido de derecha xenófobo, muchos de ellos en protesta por las políticas de refugiados de Merkel. Además, Alternativa para Alemania, una fuerza disruptiva y polarizadora, es ahora el tercer partido más grande del Bundestag (parlamento).
Sin embargo, en Francia, con un parlamento dominado por su nuevo partido, su presidente, Emmanuel Macron, está lleno de ambición. Utilizó un discurso sobre la Unión Europea para intentar restaurar Francia en el centro de la UE después de una década de retraso.
¿Qué pasará ahora?
Alemania, y otros países, están escépticos del plan de Macron. Merkel preferiría un pequeño fondo común para ayudar a los gobiernos de los estados miembros a promulgar reformas difíciles, no un estabilizador fiscal keynesiano. Y mientras que Macron prevé un ministro de finanzas que sería una contraparte política al presidente del banco central europeo, Mario Draghi; Merkel preferiría que el papel se limitara a hacer cumplir la disciplina fiscal nacional.
La idea más prometedora de Macron es «devolver Europa a sus ciudadanos». Macron tiene razón al señalar que la burocracia de la UE a menudo parece remota, poco inspiradora e ineficaz; pero también rechaza con razón los referendos que polarizan a los ciudadanos. Sus propuestas podrían traer nuevas ideas, dar legitimidad a reformas audaces y ayudar a eliminar gobiernos populistas.
Fuente: mediaset.es
Las conversaciones también podrían fomentar nuevos movimientos políticos como ‘La République En Marche’, de Macron, que podría traer caras nuevas a la política, ayudar a abrir sistemas de partidos cerrados y corruptos y comenzar a reconstruir la confianza del público en los políticos. Todo este proceso podría encumbrar a Macron como un líder más fuerte en la unión europea, lo que además reforzaría su liderazgo en Francia. Lampadia
Líderes europeos apuntan a aprovechar oportunidad para reforma
Fuente: ft.com
Pero con una Angela Merkel debilitada a pesar de su victoria electoral, será más complicado lograr un nuevo gran acuerdo para la eurozona
Jim Brunsden y Mehreen Khan en Bruselas y Stefan Wagstyl en Berlín
Financial Times
25 de septiembre de 2017
Traducido y glosado por Lampadia
Los líderes europeos lo habían marcado como su «ventana de oportunidad». Se suponía que la victoria de Angela Merkel en las elecciones federales alemanas sería el punto de partida de la más ambiciosa negociación de reformas de la eurozona desde la firma del tratado de Maastricht en 1992.
Los líderes de la UE, encabezados por el presidente francés Emmanuel Macron, se habían estado preparando para capitalizar el renovado mandato de Merkel para profundizar la integración del euro en un momento en que el bloque estaba disfrutando de una inesperada recuperación económica.
Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, puso las cosas en marcha convocando una «cumbre del euro» de los líderes políticos de la UE en diciembre. Tusk quiere que los gobiernos tomen decisiones «concretas» sobre las reformas para junio.
En cambio, los resultados de las elecciones alemanas significan que el mandato final de Merkel, que presidirá una base de partido debilitada, tendrá que gestionar las agendas de sus socios de la coalición, probablemente complique el debate de reformas, ya jalonado por diferencias ideológicas.
Los escépticos del bloque liderado por los demócratas cristianos del canciller podrían aprovechar el resultado de las elecciones para reforzar su oposición a todo lo que podría llevar a mayores riesgos financieros para los contribuyentes alemanes. La probable presencia en la coalición de los liberales demócratas, que se oponen fundamentalmente a algunas de las ideas impulsadas por París para una mayor integración del euro, limitará aún más su margen de maniobra en una gran negociación franco-alemana.
Gran idea #1: Ministro de Finanzas de la zona del euro
Un ministro de finanzas participará en la campaña por una gestión
económica más centralizada © Reuters
La idea de un ministro de finanzas para el euro se remonta a la década de 1970 y ha sido revivida por Emmanuel Macron con el respaldo de Bruselas. Constituye una gran parte del clásico impulso francés para tener una gestión económica más centralizada en la eurozona. La idea de la Comisión Europea es que combinaría dos puestos de trabajo existentes: el del presidente del eurogrupo, el que preside las reuniones de los ministros de Finanzas de la zona del euro y el del comisario de economía de la UE.
El presidente francés todavía tiene que establecer su plan para los detalles de cómo funcionaría el rol.
Merkel también tiene que lidiar con ‘Alternative for Germany’, el partido de extrema derecha que será el tercero mayor en el parlamento, que quiere que los países más débiles salgan de la eurozona y ya han propuesto la apertura de una investigación parlamentaria sobre presuntas violaciones del derecho alemán llevada a cabo bajo el reinado del canciller.
Nada de esto está destinado a disuadir a Macron: él fue elegido con el mandato para profundizar y completar la unión económica y monetaria, y este martes presentará su visión [ver resumen sobre el discruso que dio el martes 26]para reforzar la moneda única. Tiene la intención de darle a Merkel, y a sus posibles socios de la coalición, una idea clara de lo que París quiere antes de lo que podría ser meses de negociaciones en Berlín para construir una mayoría gobernante.
Después de seis años en crisis, los gobiernos reconocen que las bases incompletas de la eurozona necesitarán fortalecerse para que el bloque pueda sobrevivir a otra caída. La crisis de la deuda soberana expuso los límites del arsenal de la moneda única, forzando al Banco Central Europeo a tranquilizar a los mercados de que ningún país podría salir del euro y desbloquear más de € 1.6 trillones en compras de activos para rescatar a la economía del estancamiento.
«No hay ninguna ‘bala de plata’ para completar la unión económica y monetaria de una vez por todas», escribió Tusk a los líderes de la UE la semana pasada. «Pero estoy convencido de que tenemos la obligación de mejorar el funcionamiento de la UEM (Unión Económica y Monetaria) y fortalecerla paso a paso.»
La llegada de Macron al palacio del Eliseo ha situado al eje franco-alemán en el centro de los nuevos esfuerzos para reformar la gobernanza de la zona del euro. Los optimistas esperan que Merkel, cuya cancillería llegaría a cumplir los 16 años en caso de que complete su nuevo mandato, utilice sus últimos años en el cargo para crear un legado sobre el euro que vaya más allá de medidas de emergencia confusas forjadas en el ‘vórtice’ de la crisis económica.
«No vamos a tener esta oportunidad de nuevo durante años y años», dice un alto funcionario de Bruselas, refiriéndose a la menor sucesión de elecciones nacionales.
Pero incluso con un Macron enérgico y pro-europeo, superar la eterna lucha entre las visiones francesa y alemana por el euro será la tarea europea más dura que enfrentan el novato presidente y el veterano canciller, especialmente con una Merkel debilitada en Berlín. Y el cálculo político es mucho más complejo que una batalla entre los dos. Se trata de 19 países y, en última instancia, la dirección futura de los 27 estados miembros de la UE.
«Debemos utilizar esta ventana de oportunidades políticas y económicas», dijo Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la comisión de la UE responsable del euro. «Es mejor que esperar una nueva crisis para completar el trabajo».
Gran idea #2: Fondo Monetario Europeo
Actualmente, el BCE y la Comisión supervisan los programas
de rescate y la emisión de deuda © Bloomberg
Al igual que sobre lo del ministro de Finanzas de la zona del euro, no existe una sola idea de lo que haría un Fondo Monetario Europeo (FEM). La visión alemana del FEM transformaría las funciones del Mecanismo Europeo de Estabilidad emitiendo deuda y diseñando y supervisando programas de difíciles rescate – un papel que actualmente desempeña la Comisión Europea con el apoyo del Banco Central Europeo.
La versión más ambiciosa del plan alemán es que la FEM supervise los presupuestos nacionales, otro papel que se retiraría de la comisión. Bruselas se opondrá firmemente a este cambio, que también puede requerir la reapertura de los tratados de la UE.
El apoyo alemán alFEM es un reflejo, tanto de la fatiga del rescate como de la frustración por la cantidad de discreción política utilizada por la UE en la aplicación de las normas presupuestarias de la zona del euro. Esta es una preocupación que se remonta al «pecado original», cuando tanto París como Berlín rompieron las reglas del gasto a principios de los años 2000 sin enfrentar ningún castigo.
Las conversaciones serán el último intento de corregir las lagunas de la arquitectura de una moneda única cuyos fundamentos han sido a menudo probados hasta el límite frente a las económicas rivales ortodoxias.
Alemania proclama la importancia de la disciplina de mercado, aunque en la práctica Berlín participa en rescates con más frecuencia que lo natural para un mercado realmente libre. Francia se siente más cómoda con un Estado todopoderoso que tiene la discreción de actuar de la manera que crea conveniente. Este intranquilo matrimonio, siempre latente en las estructuras del euro, se agravó en los años de crisis, cuando predominaron las normas presupuestarias y de rescate y la política fiscal perjudicó en lugar de ayudar a la recuperación.
«Tales cosas no desaparecen de la noche a la mañana, pero la gente ahora es más consciente del pensamiento del otro», dice Markus Brunnermeier, un profesor de economía en la Universidad de Princeton.
Cada parte tiene aliados en una vieja lucha europea que precede al euro. Un alto responsable de la política lo describe como una batalla proto-teológica entre el norte «calvinista» liderado por Alemania, Finlandia y Noruega, y un sur «católico» de Francia, Italia y España.
Como en cualquier acuerdo, Macron tendrá que persuadir a los calvinistas de que no estarán en el camino al despilfarro de otros países en una eurozona reforzada. Merkel tendrá que tranquilizar a los católicos de que la era de la austeridad no regresará si se produce otra crisis.
También hay un pelotón incómodo de países fuera del euro que incluye Suecia, Polonia y Hungría. Parte de la agenda de reforma requerirá cambios en la legislación de la UE que deben ser discutidos por los 28 miembros incluyendo el Reino Unido, dando voz a las capitales que han chocado con Bruselas, como Budapest y Varsovia.
Cualquiera que sea el resultado de las conversaciones de la coalición, Merkel ha mantenido una frialdad característica frente a un bombardeo de ideas procedentes de París. Ella ha dicho que la idea de Macron de un ministro de finanzas de la eurozona no es «mala», argumentando que el papel ayudaría a proporcionar «mayor» coherencia al área de moneda única.
Sus opiniones sobre un posible presupuesto para la eurozona son menos ambiciosos que las del presidente francés. Ha evocado la idea de un presupuesto compuesto por «pequeñas contribuciones» en lugar de «cientos de miles de millones de euros». Este dinero podría concentrarse en proporcionar apoyo en regiones con alto desempleo o en inversiones en tecnología digital, pero no en redes de seguridad financiera más amplias.
Esto choca con el sueño de Macron de un gran presupuesto, de varios puntos porcentuales del PBI del bloque, para ayudar a los estados miembros a enfrentar tormentas recesivas. El FDP (Partido Democrático Libre, por sus siglas en inglés) liberal también se opone firmemente a las ambiciones de París en este ámbito.
Para todas las prioridades en competencia, los funcionarios de la UE creen que hay un margen para llegar a un acuerdo, sobre todo porque casi todos los miembros del euro -incluida Alemania- muestran insatisfacciones sobre el statu quo.
Vitor Constancio, vicepresidente del Banco Central Europeo, y
Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea © Bloomberg
La lista de temases larga para Alemania: quejas sobre la aplicación laxa de las normas presupuestarias; la ansiedad de que el BCE (Banco Central Europeo) haya asumido un papel destacado en la lucha contra las crisis; y la frustración de que los acreedores del sector privado no toman más peso en los rescates. Si Berlín quiere progresar en estos aspectos, tendrá que ceder ante otros.
«En los próximos seis meses, lo que necesitamos es llegar a un acuerdo sobre la agenda política», dijo Luis de Guindos, ministro de economía español, al FT, añadiendo que los gobiernos se esforzarían por evitar cualquier movimiento que pudiera conducir a una desordenada reapertura de la Tratados de la UE.
Es probable que el presupuesto de la eurozona sea una prueba decisiva, dijo un alto diplomático. En una esquina, Francia se une a varios aliados del sur, así como al vicepresidente portugués del Banco Central Europeo, Vítor Constâncio. Pero en Berlín, de acuerdo con un diplomático, hablar de un gran fondo de la UE para las desaceleraciones es «asumir la responsabilidad por los demás y sus errores».
Alemania se centra en la creación de un Fondo Monetario Europeo, esencialmente una mejora de la agencia existente de la zona del euro para el manejo de rescates soberanos. Macron ha dado su respaldo a un FME (Fondo Monetario Europeo), pero dijo que esto no debe confundirse con sus planes presupuestarios para la zona del euro.
Gran idea #3: Presupuesto de la zona euro
Los agricultores franceses se unen a una huelga nacional para
pedir protección financiera durante la crisis financiera de 2009 © AFP
El presupuesto es una parte clave del objetivo de Macron para proteger la zona euro en una futura crisis. Sería un fondo común de dinero a distribuirse a los países en recesiones. París quiere un presupuesto de varios puntos porcentuales del PBI (el actual presupuesto de la UE equivale al 1% del PBI delaunión), que se construiría a lo largo de varios años.
La comisión, que quiere evitar la creación de un presupuesto de la zona del euro fuera del control de las instituciones de la UE, está respaldando un plan de compromiso en el que se establecería una línea presupuestaria de la zona euro dentro del presupuesto general de la UE.
En un intento por poner su propio sello en las conversaciones, la Comisión Europea propondrá un importante paquete de políticas antes de la cumbre del euro de diciembre en Bruselas, incluyendo un proyecto de ley para crear la FEM y un documento de política sobre cómo crear una zona euro dentro del presupuesto de la UE. Los funcionarios de la UE también ven la oportunidad de avanzar en propuestas como completar la ‘unión bancaria’ de la zona del euro, un proyecto para centralizar la supervisión y la gestión de crisis de los bancos, antes de pasar a diseños más grandes.
Macron también alabará la noción de un período de transición de «más de cinco a 10 años» para el pleno establecimiento de un presupuesto de la zona euro, de acuerdo con un asesor.
El hecho de que Alemania esté dispuesta a participar en las negociaciones dependerá en primer lugar de la capacidad de Macron para cumplir los compromisos de honrar las normas fiscales de la UE y sacar a Francia de una trampa decrecimiento bajo. Una Francia fiscalmente sana facilitaría a Merkel convencer a un público escéptico alemán de que está tratando con un socio fiable.
Sin embargo, observadores experimentados de la dinámica de la UEM advierten que los viejos agravios siguen siendo profundamente sentidos. Los alemanes todavía temen arriesgar pagar por los demás, mientras que otros señalan los enormes beneficios que el país ha obtenido de la eurozona. Un refrán a menudo oído de los políticos del sur de Europa -y en Washington- es que los exportadores alemanes se han beneficiado en gran medida de un tipo de cambio artificialmente bajo.
«Alemania sigue atrapada en la narrativa de la crisis -una narración de que son los alemanes quienes han estado pagando por todos los demás», dice un ex-banquero central de la eurozona que se sentó en el consejo de gobierno del BCE en medio de la crisis de la deuda. «Será muy difícil para Merkel escapar de esta trampa y convencer a su público. Simplemente no será creíble.”
Los economistas también han templado sus expectativas de lo que pueden lograr proyectos con un presupuesto de la zona del euro o un FME (Fondo Monetario Europeo). Aunque cualquier nuevo problema ayudará a equilibrar las estructuras desequilibradas del euro, su alcance y tamaño limitados significarán que la misma medida tendrá que ser planteada por los países más débiles cuando golpee una recesión. Para España, Portugal y Grecia esto ha sido una mezcla de cortes salariales dolorosos y despidos para ayudar a las industrias a competir con los negocios alemanes. Esas quejas alimentan las inseguridades que los populistas euroescépticos han explotado políticamente desde Italia hasta Finlandia.
Incluso con el nuevo y complicado mapa electoral de Alemania, los políticos europeos sostienen que la tormenta política ha pasado de la supervivencia a la recuperación y ha proporcionado un período fértil para avanzar en medidas que beneficien a los ciudadanos del euro. Lampadia